El IESE avisa: el 2010 puede ser un año perjudicial para la salud de su economía


En el último número de los «Comentarios de Coyuntura Económica» del IESE, se advierte de que la economía española, específicamente, en vez de recuperarse, entre en una larga fase de estancamiento con un «crecimiento débil o muy débil». Yendo un paso más lejos, el IESE culpa de esta situación a la subida de impuestos.

La Administración no empezó a preocuparse demasiado por la crisis hasta que, de repente, empezó a disminuir la recaudación de los impuestos. Es decir, hasta que la cosa pública empezó a quedarse sin dinero. Y es que, a pesar de lo que parece desprenderse a menudo del discurso socialista de los medios, no es el sector público el que soporta al privado sino todo lo contrario. Si el sector público no dependiera del privado, sencillamente no harían falta los impuestos.

En el caso español, la respuesta a la caída de la recaudación consecuencia de la crisis ha sido la subida de los impuestos. Si nuestros gobernantes, en vez de políticos hubieran sido empresarios, en virtud de la misma lógica, para compensar la caída de las ventas (y los consiguientes beneficios), hubieran subido los precios de sus productos y se habrían arruinado.

En un estudio publicado por el IESE en el último número de sus «Comentarios de Coyuntura Económica», se compara la actual crisis española con la de Japón en los 90, caracterizada por una larga fase de estancamiento en la que el PIB, tras el “crash” inicial, ha sido incapaz de crecer por encima del 1%. A este escenario se le puede llamar “recuperación en L” o, más realísticamente, “recesión en L”. El IESE inicia su análisis superponiendo la evolución de la bolsa española desde el 2008 a la de Japón desde 1986. De cumplirse este pronóstico, el gráfico del Nikkei podría darnos la pauta del comportamiento de la bolsa española durante los próximos años.

Para que la comparación resulte creíble, el informe argumenta que la España  del 2008 se parecía al Japón de 1991 y que las políticas aplicadas en Japón a partir de 1996 se parecen a las anunciadas por el gobierno español para el año 2010. El análisis examina diversos parámetros, uno de los cuales es la evolución del precio de la vivienda. Sin saber si lo sucedido en Japón va a ser lo que suceda en España, estremece tan sólo el pensar que lo sucedido en Japón haya resultado posible. Más teniendo en cuenta que la densidad de población en España es 91 habitantes por kilómetro cuadrado mientras que en Japón es 340. No es menos cierto que la burbuja japonesa del ladrillo se triplico en bastante menos tiempo.

Con todo, la economía japonesa resistió bien en términos de PIB (mucho mejor que la española) la fase inicial del doble estallido de la burbuja bursátil y la burbuja del ladrillo. Japón puso en marcha un programa de ayudas fiscales, bajó los tipos de interés y aumentó el gasto. Como consecuencia, en el cuarto trimestre de 1996 Japón crecía al 3,7%. El gobierno japonés, en ese momento, decidió subir los impuestos, provocando la recesión más profunda del país desde la Segunda Guerra Mundial. El IESE recuerda que “como España ahora”, Japón contaba entonces con “un sector financiero maltrecho” y “una deuda pública disparada”. El resultado ha sido una década de estancamiento.

El análisis del IESE termina sentenciando que, en Japón, la retirada de los estímulos económicos se produjo demasiado pronto. A continuación, recuerda que el gobierno español ha anunciado para 2010 “una contracción fiscal muy parecida a la que se adoptó en Japón en 1997”, en contra de las recomendaciones de la OCDE a España en su último “Economic Outlook”. Por todo ello, aún recordando el carácter “informal” del análisis y la dificultad de establecer una relación causal, el IESE concluye temiendo que el aumento de impuestos se produzca demasiado pronto, sobre todo si se acompaña de una subida en Europa de tipos, por lo que concluye que “la economía española se enfrenta a un riesgo evidente de entrar en una fase prolongada de crecimiento débil o muy débil”. Un escenario, de confirmarse, muy preocupante, habida cuenta de que, como recnoció el presidente Miguel Sanz en su última entrevista del año: » si lo que nos rodea no tira, nosotros terminaremos atascados».

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