En esta Europa cuya mentalidad es eminentemente más estatista, con diferencia, puestos a contrastar con la norteamericana, más favorable a la responsabilidad individual y familiar, y el principio de subsidiariedad, es muy difícil dar con diputados caracterizados por su férrea defensa de la libertad.
Mientras tanto, en los Estados Unidos, a pesar de que la hipertrofia estatal no es tan «rara avis» como una noche de verano hispalense a diecinueve grados centígrados, no es tan extraño tener constancia de acciones y presencias libertarias. ¿Por qué?
La escena política contemporánea ha ido contando con figuras considerablemente relevantes como Ron Paul y su hijo Rand Paul (respecto a Austin Petersen, a pesar de haber perdido las primarias de antes de ayer en Missouri, hay que decir que goza de bastante reconocimiento y no ha obtenido ridículas cifras de voto).
De hecho, a día de hoy, los principales núcleos activistas e intelectuales de corte antiestatista se encuentran en Estados Unidos. Hablamos de Young Americans For Liberty, caucus y think-tanks como el Mises Institute y el Ron Paul Institute, y de eminentes figuras como Lew Rockwell y Tom Woods.
También hay un partido liberal-libertario, pero no es sino un hatajo de marxistas culturales que entienden algo de economía, igual que quienes componen el Cato Institute y cierto irrelevante partido libertario español (en cualquier caso, cabe lamentar que, en general, la deriva «progre» es bastante notoria).
Sobre ello ya advirtió Rockwell, quien también es presidente del Mises Institute, en el llamado «manifiesto paleolibertario». Le preocupaba lo que él mismo llamaba «nihilolibertarismo», en relación al alineamiento social izquierdista que existía no solo en el partido norteamericano previamente mencionado.
Ahora bien, en nuestra Europa hay una excepción que, para colmo, es para bien. Eso sí, no se da en otro país distinto a Polonia, patria natal de San Juan Pablo II, San Maximiliano Kolbe y Witold Pilecki, nación sociológica y fervientemente católica, y esperanza de una Europa que se suicida culturalmente.
Desde hace unos años, se viene observando un auge del liberalismo conservador, de tal forma que los más jóvenes son tanto más pro-mercado como defensores de la vida, la familia y la tradición. Empezamos con minarquistas burkeanos y acabamos con libertarios de derecha, habiendo incluso objetivistas pro-vida.
Sí, escépticos de la existencia del Estado tal cual que no tienen nada que ver con lo que predican abortistas, homosexualistas y anticristianas como la guatemalteca Gloria Álvarez y ciertas defensoras del canibalismo consentido. Eso sí, a continuación iremos desgranando detalles sobre su influencia.
Para comenzar, cabe recordar que el movimiento liberal-conservador polaco, principalmente representado por la asociación KoLiber, un envidiable marco de activismo que no se limita solo a pedir primarias en partidos que a efectos prácticos son de centro-izquierda, ha tenido líderes libertarios, de facciones internas relevantes.
En esa asociación no solo se limitan al economicismo. También participan en marchas por la vida y la familia natural, y defienden sin complejos las instituciones naturales, la tradición judeocristiana occidental y los valores católicos del país. Y sus libertarios, tan contentos y corresponsables…
En cualquier caso, no son la única entidad. También existen entidades como el Instytut Misesa (Instituto Mises de Polonia) y la Fundación para la Libertad y el Emprendimiento, no dominadas por liberprogres, pero sí dispuestas a movilizar el panorama divulgador tanto la semana que viene como por San Miguel.
Es más, de esta índole son los que están en el terreno político. El partido del polémico y controvertido Janusz Korwin-Mikke, del que se quejan eurodiputadas de ese partido español que ha llegado al poder con votos del brazo político de una banda terrorista, tiene un liderazgo y una sección bastante antiestatista.
De hecho, existen diputados libertarios como Jacek Wilk, actualmente perteneciente a ese primer grupo, y Jakub Kulesza, perteneciente al grupo del rockero Pawel Kukiz. Ambos han tenido más coraje al defender la vida que muchos diputados del partido gobernante Ley y Justicia.
En cualquier caso, es positivo que poco a poco, un movimiento pro libertatem, consciente de la importancia de la vida, la familia y la tradición católica, vaya floreciendo en un país que, si Dios quiere, igual acaba siendo el Texas europeo, y no menos envidiable de lo que lo es actualmente.