Otra de sus máximas favoritas es la de que “cuando baja la marea, es cuando se descubre quién estaba nadando desnudo”. Según el último recuento de la revista Forbes, Warren Buffet es el hombre más rico del mundo. La principal actividad a través de la cual ha conseguido llegar a ese puesto, es la inversión en acciones. Se trata, por tanto, de alguien a quien quizá tiene sentido escuchar cuando habla de inversiones. Y hacía muchos, muchos años, que Warren Buffet no decía que era interesante comprar acciones.
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Warren Buffet, además, ha sido una de las voces críticas con el sistema financiero a lo largo de los últimos años. La ingeniería financiera ha sido una de las dianas favoritas de sus venablos. Frecuentemente advirtió de que los mercados de productos derivados podrían provocar una
“mega-catástrofe” financiera, calificándolos de
“armas financieras de destrucción masiva”. Además, fue también una de las voces solitarias que propugnó con escaso éxito la consideración de las famosas “stock options” como un coste salarial, y que como tal quedara reflejado en las cuentas de resultados.
Warren Buffet siempre se ha reconocido como discípulo de Benjamín Graham, considerado como el padre del análisis fundamental. Es decir, aquel que analiza el valor de las acciones en virtud de las principales magnitudes económicas de la empresa. El fin de este tipo de análisis es más bien responder a la pregunta de cuánto vale una acción, algo que considera posible y mensurable, que a la pregunta de qué va a hacer mañana esta acción, cosa que el análisis fundamental relega al terreno de la futurología. Naturalmente, el análisis fundamental siempre espera que en algún momento el mercado reconozca el valor de una acción que se encuentra infravalorada.
En esta línea de pensamiento, Warren Buffet escribió el pasado jueves un artículo en el New York Times. En él se reconocía incapaz de determinar si la bolsa habrá subido o bajado dentro de una semana, un mes o un año, pero expresa su seguridad de que éste es un buen momento para invertir a largo plazo. Advierte además que el imprevisible mercado de valores puede subir sustancialmente antes de que una crisis efectivamente termine o mejore el sentimiento de los inversores. Buffet asegura que él pone su dinero en el mismo sitio donde pone sus palabras, por lo que en este momento está invirtiendo en bolsa.
La advertencia de Warren Buffet cobra especial significado teniendo en cuenta que, durante los últimos años, se ha mostrado siempre muy escéptico sobre el atractivo de las acciones, asegurando una y otra vez que el mercado se encontraba “sobrevalorado”.
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En otro orden de cosas, el consejero de Economía y Hacienda Alvaro Miranda sigue tratando de explicar la compra de un 1% de Iberdrola por parte del gobierno de Navarra. Todos los contribuyentes navarros, en su calidad de accionistas forzosos, han visto cómo el vertiginoso rango anual de la cotización de Iberdrola ha oscilado nada menos que entre 4,91 y 12,03 euros. Lo esencial, más que el precio, es sin embargo el hecho mismo del sentido de la compra. Es decir, del hecho de cobrar impuestos para invertir la recaudación en bolsa. Miranda insiste en justificar esta compra calificándola de “estratégica”.