Para ayudar a la gente no, pero al gobierno y sus socios les ha faltado tiempo para asaltar RTVE. No es extraño que el Congreso suspendiera todas sus actividades a causa de la tragedia nacional que se estaba viviendo menos la toma de control de la radio televisión pública. ¿Qué les preocupaba más al gobierno y sus socios? ¿La gente o el relato? La toma de RTVE es una prueba más de que lo que les interesaba de cara a una tragedia era sobre todo el control del relato. Si no hubiera sido el control del relato lo esencial, el asalto a RTVE se hubiera pospuesto y las cosas se hubieran hecho de otra manera en la Comunidad Valenciana. Todo se ha hecho mal porque Pedro Sánchez no trata las cosas como crisis humanitarias, sanitarias o políticas, sino como crisis políticas y de imagen. Todo en el sanchismo se reduce al cálculo electoral y la imagen.
Un gobierno obsesionado con el cálculo electoral y la imagen, para el que además el fin justifica los medios, no puede dejar de colonizar un recurso como RTVE. Están colonizando políticamente todas las instituciones del estado, que en teoría no deberían ser partidistas, como para no colonizar RTVE. Que ya estaba colonizada, pero mucho más aún.
Lo que diferencia de otros este proceso de colonización política de todas las instancias del estado es su crudeza y su descaro. No es que los nombramientos del gobierno tengan como sujetos a personajes carentes de siquiera una remota apariencia de independencia, sino que por el contrario llevan escrita su dependencia y su adscripción política pintada en la frente. El sanchismo está designando al frente de los organismos de control de las instituciones a personas de las que no sólo no se puede esperar la mínima imparcialidad, sino que el elemento determinante de su elección parece ser la disposición a seguir la consigna del mando que sea, por sectaria o contraria a derecho que pudiera parecer. Para ajustar el derecho a lo que el gobierno decide, por otro lado, ya tienen bajo control el Tribunal Constitucional.
Naturalmente la sumisión de todos estos personajes al poder que les nombra debe ser adecuadamente recompensada, por lo que la retribución a los cargos para los que han sido nombrados se ha elevado a niveles estratosféricos. Si alguno de los afortunados no estuviera dispuesto a aplaudir y secundar cualquier cosa que les llegue de los partidos gobernantes por convicción, lo hará probablemente por un sueldo que ninguno de ellos podría conseguir fuera del favor político que les ha llevado hasta su sillón.
Más allá de la indignación, la cuestión más preocupante es qué clase de cálculo puede llevar al gobierno a un asalto tan descarado de RTVE. Es decir, ¿no ven que cuando haya un cambio de gobierno todo este sometimiento de RTVE se les volverá en su contra? ¿No merece la pena defender una RTVE un poco independiente siquiera para cuando a uno le toca estar en la oposición? Y entonces es cuando se produce el escalofrío. ¿O es que todo esto esta gente lo está haciendo de este modo porque no contempla el escenario de volver a pasar a la oposición?
