A principios de agosto el CIS publicaba una de sus fabulosas encuestas, claro que a lo mejor le podemos otorgar alguna credibilidad siempre que no se trata de asignar diputados. En este caso, la encuesta versaba sobre los españoles y su percepción de los impuestos que pagan. Podríamos pensar que los resultados de la encuesta son los que son gracias a, o pese a todo el bombardeo mediático que reciben en el sentido de lo maravillosos y convenientes que son los impuestos. No obstante, la mayoría piensa que la sociedad se beneficia poco de los impuestos que paga y piensa que recibe del estado menos de lo que paga. Con estos resultados resulta un tanto paradójico que los españoles sean tan partidarios de los impuestos o de los partidos que propugnan subidas de impuestos; pero así parece que somos los españoles, un poquitín paradójicos.
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Poco después de la encuesta del CIS, Libre Mercado recordaba un informe de 2020 del Instituto de Estudios Económicos según el cual España es uno de los países con un gasto público más ineficiente de la OCDE. Hablando en plata, España cae hasta el puesto 26 en el ranking de eficacia en el gasto. Si la eficacia media es 100 resulta que la eficacia de España en la gestión del gasto público es 87,4. Sólo con que España consiguiera alcanzar la media se ahorraría 58.000 millones, no digamos si alcanzara los 144 puntos de Suiza o los 126 de Finlandia.
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Si se gestiona mal, siempre tendremos déficit y malos servicios por más impuestos que paguemos
Interesa tener en cuenta estos datos porque atravesamos un momento en el que, por un lado, muchos españoles, tras todos los impuestos que pagan (desde el IRPF y el IVA hasta los contenidos en la tarifa de la luz o los combustibles), tienen graves problemas para llegar a fin de mes con lo que les queda. Es más, a pesar de ello no hacen más que ver cómo les siguen subiendo los impuestos y cómo la liberación fiscal cada año llega más tarde que el anterior. Pero además es que las cuentas del estado se encuentran totalmente desajustadas y la deuda pública no hace más que subir y subir. Todo el esfuerzo que se les exige a los españoles contrasta vivamente con la escasa eficacia con la que se gestiona el dinero público en España, y con la percepción de que recibimos mucho menos de lo que pagamos lo cual aparece como un hecho destacado incluso en las encuestas del CIS. ¿Qué sentido tiene pagar más mientras después se gestione tan mal? ¿Haría falta subir tanto los impuestos si se gestionara el dinero público mejor? Teniendo en cuenta la destrucción de economía productiva y consumo que implica toda subida de impuestos, ¿no tendría el gobierno que preocuparse de mejorar la eficiencia en el gasto antes de subir los impuestos? ¿Y no debería pagar un alto precio electoral caso de no hacerlo?
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