El gobierno del País Vasco enseña que Navarra forma parte del País Vasco.

Por más que nada nos sorprenda a estas alturas, ayer no pudo dejar de llamarnos la atención encontrarnos este párrafo en el decreto 175/2007 de la CAV, que regula su Educación Básica:

“Este Decreto se elabora, por tanto, desde la voluntad de construir una visión global, plural y abierta, a partir de la visión propia y específica de Euskal Herria, entendiendo por tal el ámbito territorial referido al conjunto de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa, Lapurdi, Navarra (Baja y Alta) y Zuberoa”.

El decreto aparece publicado en el Boletín Oficial del País Vasco, que en la versión en vascuence pasa a ser “Euskal Herriko Agintaritzaren Aldizkarian”, o Boletín Oficial de Euskal Herria. Obviamente firmado por el Lehendakari Juan José Ibarretxe.

Y es que parece que cada vez asistimos a un uso más confuso y extensivo del término Euskal Herria, que originalmente significa “país del vascuence” o “tierras del vascuence”. Euskal Herria, como territorio en donde se habla el vascuence, comprendería zonas de la Comunidad Autónoma Vasca, zonas de Navarra y zonas del País Vasco francés, pero sin identificarse con ninguno de ellos. Euskal Herria, como mapa del vascuence y en su genuino sentido cultural y antropológico, territorialmente vendría a tener este aspecto:

Con todo lo discutible que puede ser este mapa, por exceso, sirve para hacer evidente que no se puede forzar la realidad para hacer coincidir las zonas vascófonas, o más o menos vascófonas, con las fronteras de los famosos siete territorios, no en nombre de Euskal Herria. Un vistazo al mapa sirve para darse cuenta del absurdo de hablar de Euskal Herria en sentido político, del gobierno de Euskal Herria o de la independencia de Euskal Herria.

Menos sentido aún tiene identificar Euskal Herria con la Comunidad Autónoma Vasca. El resultado es que el gobierno de la CAV empieza afirmando que Euskal Herria es “el ámbito territorial referido al conjunto de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa, Lapurdi, Navarra (Baja y Alta) y Zuberoa” y el lehendakari termina firmando decretos en nuestro nombre en el Boletín Oficial de Euskal Herria (Euskal Herriko Agintaritzaren Aldizkarian).

Sabino Arana, sin ir más lejos, repudió el término Euskal Herria y su contenido cultural sustituyéndolo por el neologismo “Euzkadi”. La razón era, precisamente, que Euskal Herria era un término que hacía referencia a una realidad cultural y lingüística, no a una realidad política o a un proyecto de construcción nacional. De hecho, don Sabino Arana mostró un olímpico desprecio por el vascuence o el territorio, a favor de un concepto mucho más en boga en aquel momento pero muy venido a menos tras la caída del nazismo. Hablamos, naturalmente, del concepto de raza:

"Pues ¿qué? Es acaso la tierra que pisamos la que constituye la Patria? ¿Qué más nos da tener una Bizkaya libre aquí entre estas montañas, como tenerla en otra parte? Solamente nos importaría esto lo que aquel que, al trasladarse de domicilio, se ve precisado a dejar la casa en que naciera y se criara; y tan poco nos importaría a nosotros aquello como a éste le importara un traslado, con tal que lo hiciese acompañado de su familia. Por el contrario: si se diera una Bizcaya, libre sí, pero constituida por la raza española, ¿sería en verdad Bizcaya? Sólo en los mapas; y de éstos en los políticos, que no en los etnográficos o de razas". La pureza de raza. Bizkaitarra. Bilbao, 31 de marzo de 1895.

En esa misma línea…

“Nada importa, pues, la extinción de nuestra lengua; nada, el olvido de nuestra historia; nada, la pérdida de nuestras propias y santas instituciones y la imposición de las extrañas y liberales; nada, esta misma esclavitud política de nuestra Patria; nada, absolutamente nada, importa todo eso, en sí considerado, al lado del roce de nuestro pueblo con el español, que causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón, apartamiento total, en una palabra, del fin de toda humana sociedad”. Efectos de la invasión. Baserritarra. Bilbao, 11 de julio de 1897.

Y más claro todavía:

"… para nosotros sería la ruina que el que los maketos residentes en nuestro territorio hablasen euskera. ¿Por qué? Porque la pureza de raza es, como la lengua, uno de los fundamentos del lema bizkaíno, y mientras la lengua, siempre que haya una buena gramática y un buen diccionario, puede restaurarse aunque nadie la hable; la raza, en cambio, no puede resucitarse una vez perdida… Tanto están obligados los bizkainos a hablar su lengua nacional, como a no enseñársela a los maketos o españoles. No el hablar éste o el otro idioma, sino la diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contagio de los españoles y evitar el cruzamiento de las dos razas”. Errores catalanistas. Bizkaitarra. Bilbao, 31 de octubre de 1894.

Fue Batasuna quien empezó a utilizar el término Euskal Herria, porque temieron que la adopción del término Euzkadi como sinónimo de la CAV limitara sus aspiraciones territoriales sobre Navarra. De hecho se produjo un conflicto entre el PNV y Batasuna, que finalmente ganó Batasuna con gran indignación de personajes como Iñaki Anasagasti que abogaban por el sostenimiento del neologismo sabiniano. Se impuso por tanto el término Euskal Herria para incorporar Navarra… pero queriendo decir Euzkadi. Es lo que vemos en este decreto. No estaría de más que el Gobierno de Navarra, por enésima vez, recordara al gobierno de la CAV cuáles son sus límites territoriales y conceptuales.

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