> N. C. En el proyecto de Presupuestos Generales de Navarra que esta mañana ha presentado Francisco Iribarren al Parlamento, sólo se destinarán 250.000 euros para el mantenimiento de las decenas de iglesias y edificios religiosos que llenan nuestro territorio. La cantidad para el próximo ejercicio sigue el ritmo decreciente de los últimos años. Aunque la Administración Foral invierte mucho dinero en actuaciones concretas, como Javier, Roncesvalles o la Catedral de Tudela, bajo criterios de rentabilidad social, valor turístico y rédito electoral, se olvida de que existen 400 localidades con menos de 100 habitantes que no disponen de los recursos suficientes para conservar sus templos. La Iglesia Navarra tampoco tiene capacidad para tan ingente labor. Todos sabemos la importancia que tienen los templos en la vida social de nuestros pueblos: transmisión de noticias, fiestas patronales, defunciones… Incluso los no creyentes o no practicantes acuden habitualmente con motivo de estas ocasiones. No puede valer el argumento de que se sufraguen estas actuaciones con las aportaciones de sus fieles. ¡Tampoco se pide a los aficionados a la pelota que costeen las obras de reforma del frontón del pueblo! ¿Queremos ver nuestros pueblos con sus campanarios derruidos y sus iglesias utilizadas como cobertizos?. ¿Entenderíamos la idiosincrasia de nuestros núcleos rurales sin el papel de sus templos?, Conviene que el Gobierno o el Parlamento rectifiquen cuanto antes y proponga una partida razonable y no desmesurada, para estos fines, durante varios años. Paliará un problema que de otra manera llevará a la ruina total a muchos cientos de templos y con ellos empobrecerá sin ninguna duda la calidad de esos municipios y de sus habitantes.
