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Elena Torres ya no va a poder ser pionera. Su compañero de partido, el expresidente del Congreso Manuel Marín, se le ha adelantado. También en el Congreso de los Diputados, como en el Parlamento de Navarra (todo se pega menos la hermosura), existía la tradición de pintar un cuadro de todos los expresidentes de la cámara. Pues bien, Manuel Marín se ha opuesto al gasto que representaba su retrato, se ha negado a posar para ningún cuadro y ha pedido que se le recuerde con una fotografía. El actual presidente del Parlamento, el popular Jesús Posada, ha accedido a la petición a la que José Bono se había negado hasta ahora. Por tanto ya es oficial que los expresidentes del Congreso serán recordados con una fotografía.
Cuestión de voluntad
Ahorrar unos miles de euros en un cuadro no resolverá los problemas de Navarra. Pero no ayuda nada ver que quien tiene que resolver los problemas de Navarra se gasta miles de euros en un cuadro. Significa que no se está enfrentando a la realidad con el mapa adecuado. Tan artística como la pintura puede ser la fotografía, se trata solamente de pasar de una pinacoteca a una fototeca. A fin de cuentas también podía haber existido la tradición de esculpir estatuas de oro de veinte metros de cada expresidente del Parlamento y la mera costumbre no justificaría semejante dispendio. De hecho, se trata de una oportunidad para quedar bien de Elena Torres, si es que sabe aprovecharla. Puede pasar a la historia como la primera en romper con una tradición desfasada o como la última persona que la mantuvo.
2 respuestas
¿Y perderse un puesto en el Louvre o en el Armitage? Amos anda, ¿tais tontos u qué?
Qué tradición tan absurda y egocéntrica. No la entiendo. Con los cientos o miles de ministros que han pasado por Madrid se podría hacer un camino de cuadros que llegue a la luna. Si hay que poner algo, que sea pequeño, barato y que no ocupe espacio. Aunque yo prefiero que no pongan nada. Ya vale de tonterías.