Navarra está, se supone, de enhorabuena. Las delegaciones de Navarra y el estado, encabezadas por el consejero de Hacienda y Política Financiera, Mikel Aranburu, y por el ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro, han firmado una actualización del quinquenio 2015-2019 del Convenio Económico favorable para Navarra, a primera vista. Para 2015 se establece una cifra de 510 millones de euros que se actualiza para los años siguientes en función de la recaudación tributaria que el Estado realiza de los impuestos convenidos. En el acuerdo firmado se determina también la cuantía definitiva de 2016, que queda en 497,7 millones de euros; y la provisional de 2017, que se cifra en 509 millones de euros. Además, tal y como establece la Ley del Convenio, el acuerdo tiene efecto retroactivo desde el propio año 2015. El resultado es que el estado tendrá que devolver a Navarra 215 millones pagados de más en 2015 y 2016, según los cálculos realizados y consensuados por las partes.
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Si todos estamos contentos, aquí paz y después gloria
El consejero Aranburu ha señalado que este es «un buen acuerdo para Navarra que dota de estabilidad financiera a la Comunidad Foral». La presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barcos, se ha expresado queriendo “felicitar y felicitarnos por la firma de este acuerdo beneficioso”, subrayando los valores de la acción política como herramienta de negociación “muchas veces puesta en tela de juicio. Negociación asentada en la capacidad de negociar, ceder y en este caso no perder ninguna de las dos partes”. Por su parte, el ministro Montoro ha celebrado el acuerdo porque es «muy positivo para los navarros y el conjunto de los españoles».
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¿Hay gato encerrado?
En el caso del Ministerio de Hacienda, llama la atención contrastar la satisfacción presente con el rechazo hacia los cálculos presentados por el consejero Aranburu hace sólo unos meses. En concreto, en octubre de 2016 el Ministerio señalaba que el informe elaborado por el gobierno foral sobre la aportación de Navarra al Estado «confunde a la opinión pública» al hablar de «una supuesta pérdida de recursos de 100 millones de euros que ni es real, ni está justificada”, y que en el informe navarro, decía, se «simplifica el debate en torno a cifras dibujadas con escaso fundamento técnico». ¿Por qué ahora el Ministerio de Hacienda celebra el acuerdo? ¿Ha sucedido algo en el terreno técnico o en el terreno político? Hay hipótesis para todos los gustos.
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La negociación de los Presupuestos Generales con el PNV
Como es tradición desde hace muchas legislaturas con escasas excepciones, la incapacidad de los dos grandes partidos para llegar a un acuerdo exige el apoyo de los diputados del PNV para poder aprobar los Presupuestos Generales del Estado. En 2017, la factura por la compra de los votos del PNV ascendió a 4.000 millones incluyendo una rebaja significativa de la cifra del cupo, de 1.500 a 950 millones, así como la devolución de otros 1.400 millones por las discrepancias en lo pagado en los años anteriores. Lo sucedido con la CAV recuerda algo a lo sucedido ahora en Navarra por lo que hay quien sospecha, con razón o sin ella, que Navarra estaba incluida en el acuerdo.
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El Impuesto de Hidrocarburos, clave en la rebaja
En el acuerdo firmado entre ambas partes, informa el Gobierno de Navarra, se incluye como novedad la aplicación de la trazabilidad exacta de dicho impuesto. Esto significa que la compensación se hará por los consumos exactos de hidrocarburos, que son cuantificables, en lugar de por una estimación. Esta fórmula hace justicia a Navarra ya que hasta ahora se venían pagando más de 25 millones al año por este ajuste mientras que a partir de 2016 Navarra recibirá más de 50 millones al año al demostrarse que son más los hidrocarburos que entran del Estado a los surtidores navarros que los que salen de Navarra hacia otras CC.AA. El consejero de Hacienda y Política Financiera, Mikel Aranburu, ha señalado que se trata de una de las principales mejoras del acuerdo y que esta modificación representa un gran avance para Navarra que demuestra la importancia de los cálculos precisos ya que va a suponer a las arcas forales un ahorro de en torno a 70 millones de euros anuales. Frente a la hipótesis política, la introducción de sistemas de cálculo más precisos avalan la hipótesis de una revisión de la aportación navarra efectivamente basada, como debe ser, en cálculos técnicos y no políticos. El cálculo del Impuesto de Hidrocarburos se convierte en la clave fundamental de la rebaja en el pago.
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El Gobierno de Navarra asume en buena parte las cifras del estado y consigue un éxito menor del esperado
Señalábamos hace un par de párrafos que el Ministerio de Hacienda discrepaba del rigor de las cuentas presentadas por el Gobierno de Navarra y que no falta quien sospecha que nos encontramos ante un apaño político, PNV de por medio. En realidad, el gobierno foral manejaba una horquilla según la cual la base de la aportación tenía que oscilar entre los 341 millones y los 494. La cifra acordada de 510 millones para 2015 se encuentra por tanto no sólo lejísimos de la parte baja de la horquilla presentada por el Gobierno de Navarra, sino incluso más allá del límite máximo que se había marcado. Hay que hacer notar además que lo que se acuerda es una base que se puede ver modificada al alza por los ajustes posteriores que se puedan producir, de manera que quizá resulta precipitado lanzar campanas al vuelo respecto a los pagos futuros. Si por otro lado comparamos lo conseguido con la serie histórica de lo aportado vemos además que el acuerdo del gobierno foral está bien, se consigue una rebaja apreciable sobre lo que se nos reclamaba para 2015 y 2016, pero tampoco se consigue nada que no esté más o menos en línea con lo aportado en los últimos años. El acuerdo está bien, pero sería exagerado considerarlo poco menos que fabuloso.
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No habría que felicitar al gobierno y la aportación no tendría que ser fruto de una negociación política
Como todo el mundo sabe, la llamada “aportación” de Navarra al estado es el precio que paga Navarra al estado por los múltiples servicios que el estado presta en Navarra. Desde este punto de vista, lo que Navarra tiene que pagar no debería ser el resultado de una negociación sino la cifra que arrojara una calculadora. Obviamente hay una cifra objetiva que cuestan esos servicios y ésa es la cantidad que Navarra debería pagar. No sólo porque es la cantidad justa sino porque nos conviene no hacer trampas si queremos que el sistema foral se respete a largo plazo en el resto de España. El caso, sin embargo, es que teóricamente no habría que felicitar al gobierno de España o al de Navarra por la cuantía de la aportación. Tampoco habría que felicitar a un gobierno de Navarra frente al anterior o el posterior. Es decir, la aportación es una cifra que en teoría debería ser igual la calculara UPN, la calculara Geroa Bai o la calculara Montoro. Hay que reconocer que la complejidad de los cálculos hacen difícil llegar a una cifra común e indiscutible, pero básicamente la cifra no debería salir en principio de una negociación. En la medida de lo posible se debería tratar de contar y no de negociar. Reconociendo la complejidad de los cálculos no puede ser que 2+2 sean 4 ó 17 según quién salga a la pizarra, salvo que salgamos del de las matemáticas.
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Si pagamos todo lo que tenemos que pagar, pero sólo lo que tenemos que pagar, estamos contentos
Visto todo lo anterior, nos parece muy bien el acuerdo alcanzado por el Gobierno de Navarra si recoge la cantidad justa que tenemos que pagar. Desde luego no nos gustaría pagar más de lo que nos toca, pero tampoco nos gustaría pagar injustamente menos de lo que nos corresponde. Obviamente no vamos a ser más estatadocentralstas que Montoro, así que si el ministro es feliz nosotros no podemos no serlo. Desde luego no nos duelen prendas en reconocer algún mérito al actual gobierno, condicionado a todo lo anterior, si ha introducido mejoras de carácter técnico que ayuden a cuantificar mejor el coste de la aportación, el cálculo más real nos favorece y el gobierno central acepta la metodología y el resultado. Es también un acierto la decisión de que el dinero devuelto se dedique a pagar la deuda.
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UPN ya puso sobre la mesa la contabilización de los hidrocarburos la anterior legislatura
Dado que la principal mejoría para Navarra en la cuantificación del cupo es la que se refiere a las nuevas técnicas para computar con mayor precisión el consumo de hidrocarburos y los impuestos consiguientes, es de justicia señalar que esta cuestión parece que ya fue suscitada por Lourdes Goicoechea y su equipo cuando era el anterior ejecutivo el que negociaba la cuantía de la aportación con el estado. Lamentablemente, en el momento en que se suscitó aquella cuestión se atravesaba una situación muy delicada intentando desactivar la bomba del IVA de la Volkswagen y su onda expansiva (aquello sí que fue un «gordo», aunque tramposo, sin despreciar los 215 millones actuales), demasiado para que el estado lo asumiera todo de golpe en aquel momento.
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