Este fin del semana el PSN ha celebrado su Día de la Rosa en Cascante. Estaba anunciada la presencia de Pedro Sánchez, pero finalmente el líder socialista viajó a Italia a un acto de los socialistas italianos (el Partido Demócrata) en horas bajas también por aquel lado del mundo. En sustitución de Sánchez, el PSOE nos envió a Adriana Lastra que estuvo a la altura de lo esperado.
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Pedro Sánchez: la fidelidad por encima de la calidad
Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE, es uno más de los ejemplos de que Pedro Sánchez, tras su enfrentamiento con el aparato socialista, no ha elegido rodearse de personas en base a su capacidad o idoneidad sino su fidelidad. Todo lo que lleva pasando desde la llegada de Sánchez a la presidencia, particularmente el rosario de escándalos en torno a sus ministros, viene a confirmar este diagnóstico que en el caso de Adriana Lastra se manifiesta en un amplio repertorio de despropósitos.
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En una entrevista en La Sexta Noche, abundando en todo lo dicho, hablando de su biografía y cualificación sólo pudo decir que “Soy una trabajadora de toda la vida. Una luchadora», a lo que el entrevistador le espetó: «Trabajadora de la política». Lastra aseguró entonces que también había trabajado «fuera de la política» y que «Yo empecé a trabajar a los 14 años» (cosa por otra parte ilegal). Acorralada frente a la insistencia sobre este punto de su currículo, Lastra se limitó a contestar, ante la sorpresa general, que «no hablo de mi vida privada».
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Una rápida consulta a las web del PSOE y el Congreso reafirma la impresión de que, aparte de haberse afiliado a las Juventudes Socialista con 18 años, Lastra ni tiene ningún estudio superior ni ha trabajado en nada nunca fuera de la política. Socarronamente, se ha dicho que Lastra es la única persona del equipo de Pedro Sánchez cuyo currículo podemos estar seguros de que no ha sido inflado.
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Sin otra virtud que su lealtad a Sánchez, y sin otra capacidad que la de ser la mamporrera dialéctica del PSOE, Lastra se caracteriza por sus salidas de tono comparando a Albert Rivera con José Antonio, acaparando el tiempo en los debates alegando que “soy la única mujer”, asegurando que «Asturias es un principado y España es un reino. Son dos formas de gobierno distintas», o respecto a las acusaciones de plagio en la tesis de Pedro Sánchez: “ah, claro, es que 300 o 500 palabras que no llevan comillas es un plagio… por favor”.
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Las claves nacionales del discurso de Lastra
Con todos estos antecedentes y otros que se podrían citar, el paso de Lastra por Navarra era previsible, como así fue, que dejara algún titular, en el que la agresividad sustituyera a la falta de argumentación. De este modo, expresó por ejemplo que Pedro Sánchez será quien «resuelva la crisis catalana«, que «El Gobierno del PP fue una máquina de crear independentistas«, que «mientras algunos se emocionan con las banderas, a nosotros nos emociona de la educación, la sanidad, la caja única o la Seguridad Social», o que PP y Ciudadanos deberían tener «dignidad» y que «no se peleen por los votos de la extrema derecha».
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Desde luego se podría discutir si el PP fue una máquina de crear independentistas, porque si así era malamente se explica que, precisamente los independentistas, decidieran parar esa máquina y poner en cambio en el poder a Pedro Sánchez, el hombre que va a derrotarlos. O que en general los independentistas veten políticamente al PP y no al PSOE en todas partes, como si creyeran que las palabras de Adriana Lastra son las de una alucinada o no se compadecen en absoluto con la realidad de los hechos.
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Que la vicesecretaria general del PSOE hable de la indignidad de buscar votos extremistas también resulta curioso cuando no existe un voto de izquierdas por extremo que sea al que renuncie el PSOE y cuando, precisamente, el actual PSOE se caracteriza por perder totalmente su identidad para imitar a Podemos y tratar de parar la fuga de votos hacia la formación morada. ¿Y no es Podemos una formación extremista? ¿Ha aparecido el líder de Vox sosteniendo la bandera de una dictadura como ha aparecido el líder de Podemos sosteniendo una bandera de la URSS? ¿Ha aparecido el líder de Vox diciendo estar emocionado al ver en la tele cómo sus simpatizantes apaleaban a un policía? ¿Ha tuiteado el líder de Vox mensajes a favor de regímenes dictatoriales? ¿Ha pedido el líder de Vox el excarcelamiento de personas condenadas por llevar explosivos en una mochila o repartir puñetazos a concejales de otras formaciones? ¿No es el PSOE el que está perdiendo la dignidad arrastrándose ante Podemos, serpenteando entre los golpistas presos y desdiciéndose de todo lo dicho por ellos mismos hace tan sólo unos meses, cuando Pedro Sanchez aseguraba que no gobernaría con separatistas o que lo que había sucedido en Cataluña era un delito de rebelión?
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Por si fuera poco, Lastra se aleja de los socialistas franceses o alemanes, que pueden ser socialistas y patriotas, copia el mensaje de Podemos y dice que a los socialistas españoles no les emociona la bandera española, sino la Sanidadd o la Educación. Como si fuera incompatible. Como si los socialistas catalanes no se emocionaran con la bandera catalana, los socialistas andaluces con la bandera andaluza, los gallegos con la gallega… y como si no fuera evidente por tanto que el único problema de los socialistas es para emocionarse con la bandera española. A ningún socialista le hemos escuchado decir que no se emociona con la bandera vasca, la catalana o la andaluza porque si un socialista se emociona con la Sanidad no se puede emocionar con ser andaluz, vasco o catalán.
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La postura del PSN condicionada por la política de pactos con el nacionaismo del PSOE en Madrid
María Chivite siguió a Adriana Lastra en el atril y hay que decir en su contra que no se notó con el cambio una subida del listón, aunque el nivel de Chivite sea superior. Chivite insistió en el “diálogo”, pero excluyendo de ese diálogo a todo lo que está a la derecha del PSN menos a la derecha nacionalista, que es más de un tercio de Navarra. Se da la circunstancia además de que la única forma en la que el PSN podría entrar a moderar un gobierno con los nacionalistas sería, precisamente, abriéndose a un pacto con el centro derecha no nacionalista. Es decir, la única forma de los socialistas para condicionar a los nacionalistas sería que, alternativamente, si el nacionalismo no cede en sus pretensiones identitarias, los socialistas pactarían con el centro derecha. Si, por el contrario, los socialistas excluyen de entrada al centro derecha de cualquier pacto, es imposible que puedan condicionar a los nacionalistas ni seguir otra política que arrojarse en sus brazos.
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Finalmente, Chivite tuvo unas duras palabras para la portavoz del PP en el Congreso, Dolors Montserrat, que en visita a Pamplona hace unos días dijo que ”la batasunización de Navarra avanza con el consentimiento cobarde y cómplice del PSN”. Chivite replicó que “por desgracia este partido ha tenido muertos, personas amenazadas, muchos militantes y responsables políticos del PSN que hemos tenido que llevar escolta, y nos llama cobardes”. Sin embargo, pocos días antes de la declaración de Dolores Montserrat, Chivite le dijo a Ana Beltrán, tras pedir ésta explicaciones sobre la reunión de Zapatero con Otegui, que «parece que el PP vivía mejor con ETA». A Chivite, que cayó a un nivel impropio de ella en esta declaración, no le impresionaron mucho entonces los muertos del PP ni las personas de este partido que han tenido que vivir con escolta, a las que iría tan bien o tan mal con ETA como a las del PSOE, a las que ahora menciona Chivite, pero seguro que no mejor.
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