¿Por qué estamos hablando de la Guerra Civil y de Franco? Es sencillo, estamos en campaña electoral. Como casi siempre, por otro lado. Sin embargo, hay una serie de reglas de oro en toda campaña electoral que los estrategas políticos conocen perfectamente. Así, por ejemplo, cada uno sabe que hay una serie de temas en los que tiene respaldo mayoritario y otros en los que no. Todos los estrategas de campaña tienen una lista con los temas que les favorecen y los temas que les perjudican. El éxito de una campaña electoral consiste en que los temas de los que se habla se encuentren la mayor parte posible del tiempo en la lista de temas que le favorecen a uno.
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En estos momentos hay dos temas de los que se está hablando en campaña: Franco y Cataluña. En realidad, activar a Franco ha sido una decisión del PSOE para evitar que el tema único de la campaña fuera Cataluña. El PSOE obviamente sabe que mientras se hable de Cataluña y las teles se llenen de indepes quemando las calles y lanzando piedras a la policía eso perjudica al PSOE y favorece al centro derecha, que reclama una postura más firme contra la violencia nacionalista y que no espera pactar el día después de las elecciones con el nacionalismo. Por el contrario, el PSOE sabe que mientras se hable de Franco es la derecha la que pierde votos, o al menos tiene que moverse en un terreno que no lo favorece en absoluto. Por eso hablamos de Franco.
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La memoria histórica, un territorio en el que la izquierda se mueve a sus anchas
Una vez determinado que hablamos de Franco porque estamos en campaña, porque Franco está en la lista de temas que favorecen al PSOE, y porque hablar de Franco distrae algo de atención al problema presente, grave y real de Cataluña, la pregunta quizá sería por qué la izquierda se encuentra tan cómoda hablando de Franco, de la Guerra Civil y de la “memoria histórica”. En realidad el esquema del éxito izquierdista en este terreno es muy sencillo: hay que identificar totalmente al centro-derecha actual con el régimen fascista, genocida, torturador y cunetero de Franco. El día de las elecciones los españoles deben sentir que al votar están eligiendo entre los nazis y la buena gente de la izquierda. ¿Y cómo es posible que esto haya llegado a ser así? Pues por una sóla razón y es que la derecha lleva 40 años en los que ha renunciado completa y absolutamente a cuestionar en lo más mínimo el relato de la Guerra Civil que hace la izquierda. La derecha, sin embargo, podría demoler con facilidad todo el discurso de la izquierda sobre la memoria histórica, y existen dos buenos motivos para ello.
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La derecha no tiene nada que perder en el debate
Todo el mundo conoce ya las atrocidades de la derecha, lo malo que fue Franco, las cosas horribles que se hicieron, las personas que quedaron en las cunetas. Todo eso ya está por tanto descontado del debate e incluido en el precio. La gente lo sabe. No se empeora la imagen que ya se tiene de la derecha por volver a decirlo. A nadie se le dice nada nuevo. Esto puede parecer malo pero en el fondo es una ventaja. La derecha no tiene ya nada que perder en el debate. Son las atrocidades de la izquierda las que la gente no conoce. La información sobre el terror rojo y el discurso antidemocrático de la izquierda sí sería una información nueva para mucha gente. Una información que podría cambiar su percepción del pasado y hasta su voto.
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La izquierda no resiste su propia hemeroteca
El día en que un líder de la derecha, en un debate con 3 millones de espectadores, cuando aparezca el tema de la memoria histórica saque un papel y empiece a citar lo que decían los líderes de la izquierda entre 1933 y 1936, se acabó el interés de los estrategas del PSOE por darle tantas vueltas a la memoria histórica. Ya sean los discursos del líder comunista José Díaz, ya sean los discursos de los socialistas Largo Caballero o Indalecio Prieto, es imposible no darse cuenta para cualquiera que los lea que no eran demócratas. La derecha solo tienen una forma de perder la batalla y es no darla, pero por suerte para la izquierda es justo lo que ha estado haciendo la derecha durante años. ¿Qué pasaría el día en que la derecha decidiera contar a los españoles lo que decían y hacían el PSOE y el PCE no ya en la guerra sino antes incluso de la guerra? Ese día se acabó la memoria histórica. La derecha tiene además la ventaja de que aquella derecha de los años 30 ya no existe, aquellos partidos y aquellas siglas han desaparecido, han evolucionado, se han reconvertido. La derecha actual es otra derecha que rechaza cualquier dictadura y cualquier crimen. La izquierda, sin embargo, como ha dominado el relato puede permitirse el lujo de no haber tenido que haber afrontado un proceso de autocrítica, evolución, condena ni reconversión. Por eso mismo las atrocidades que decían los líderes del PSOE serían letales puesto que el PSOE ni siquiera ha cambiado de siglas. Ellos no es que sean los herederos de aquellos antidemócratas, es que son el mismo partido.
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