Tras todo lo que se ha tenido que escuchar en Navarra y fuera de Navarra respecto a la privatización de la sanidad y la externalización de los servicios públicos, no pueden dejar de sorprendernos noticias como que el departamento de Salud del Gobierno de Navarra, según leemos en Diario de Navarra, ha adjudicado al Centro Médico Asistencial La Ribera de Tudela la externalización de parte de las primeras consultas y tratamientos leves de la especialidad de Dermatología del hospital Reina Sofía, por un importe de 67.935 euros. Pese a la cifra citada, la derivación salió a concurso por 97.050 euros, aunque la cifra definitiva dependerá de las consultas y tratamientos que finalmente se acaben efectuando.
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Si quieres bajar las listas de espera, externaliza
La situación que ha dado lugar a este externalización ha sido un preocupante incremento de las listas de espera particularmente acentuado a partir del mes de agosto. De unas listas de espera de en torno a 500 pacientes en los primeros meses del año, se pasó a más de 1600 en agosto, con un pico de 1811 en octubre. La explicación a este incremento súbito en las cifras, a su vez, parece encontrarse en el hecho de que, de los 3 dermatólogos con que cuenta el servicio, uno de ellos estaba de baja y otro se marchó, generándose el consiguiente colapso, a lo que se sumaría la dificultad para encontrar profesionales de esta especialidad.
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Lo criticable no es la externalización, es la hipocresía
A la vista de los hechos, parece evidente que la externalización aprobada es una decisión razonable y adecuada para dar salida al cuello de botella generado hasta que se normalice la situación. Lo importante ante este tipo de circunstancias es además atender a los pacientes y no defender abstracciones mientras gente con problemas se acumula en las listas de espera. El problema es que si este punto de vista vale ahora, también valía durante la anterior legislatura. Lo que se ha descrito en Tudela, por otra parte, forma parte del día a día de todas las instituciones sanitarias. Obviamente hay una alternativa totalmente pública. En vez de los 3 profesionales que atienden eficazmente el servicio de manera habitual, se podría tener a 5, dos de ellos jugando a la Play Station y cobrando del contribuyente, o en conjunto o un equipo de 5 personas infrautilizado. Eso sí, el día en que se marchara un dermatólogo y otro estuviera de baja seguiríamos teniendo una plantilla de 3 profesionales. Naturalmente esto sería mucho más caro que tener una plantilla proporcionada y acudir a la sanidad privada cuando puntualmente hay un pico o se produce una situación excepcional por falta de personal. Ahora bien, si para Podemos, IU o Bildu esto era un ataque intolerable a la sanidad pública y una privatización encubierta cuando lo hacía UPN, llama la atención su silencio estruendoso cuando ahora lo hace Geroa Bai. Sobre todo porque el caso de Tudela no es un hecho aislado y la principal arma del gobierno del cambio desde hace muchos meses para luchar contra las listas de espera es, además de cierto maquillaje estadístico, una clara apuesta por la externalización.
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