Cuando a Uxue Barcos se le acusa de haber utilizado los Fueros para darles la vuelta como un calcetín y convertir a Navarra en un infierno fiscal para las empresas directamente lo suele negar. Incluso indignada, como si la indignación añadiera o quitara razón.
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El hecho, sin embargo, es que por ejemplo Navarra es el único territorio de España en el que los empresarios tienen que pagar el impuesto sobre patrimonio sobre los bienes y derechos afectos a la actividad empresarial.
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Si Navarra Confidencial, Institución Futuro, Civismo, Navarra Suma o la OTAN dijeran que una medida como esta supone una agresión al patrimonio productivo de la empresa, ya que contemplan que el pabellón y las máquinas de una empresa sean tratados igual que los bienes personales de disfrute del empresario, como un apartamento en Baqueira, Barcos podría alegar que ya se sabe, que esta gente cómo es, que son los enemigos del cambio. Pero es que a Barcos se le podría recordar lo que decía en PNV en Guipúzcoa respecto a este impuesto, cuando fue Bildu quien lo impuso.
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Markel Olano, actual Diputado General de la Diputación Foral de Guipúzcoa, decía cuando en 2015 estaba en la oposición que “se trata de una agresión directa al modelo económico y social de Gipuzkoa”.
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Olano convirtió la lucha contra este impuesto en una prioridad del PNV guipuzcoano explicando que la idea de someter al impuesto de patrimonio los bienes afectos a la empresa no era una idea progresista, sino que era “una medida reaccionaria, ya que supone un paso atrás en la competitividad del territorio”.
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Olano destacaba que “se está agrediendo al patrimonio productivo de las empresas, no al yate del empresario, puesto que se contempla que el pabellón y las máquinas de una empresa sean bienes personales. Es decir, esas familias que son dueñas de una empresa van a tener que vender participaciones de la empresa fuera de Guipúzcoa, lo que les hará perder capacidad de decisión sobre la actividad que realizan, poniendo en peligro, incluso, a los trabajadores”.
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El PNV guipuzcoano acusaba a Bildu (y al PSE) de que este impuesto “tiene una consecuencia directa en el empleo, en la contratación, en las inversiones y en el crecimiento. Esto es, se trata de un misil a la línea de flotación del tejido económico del territorio”.
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Markel Olano, al que estamos dejando hablar mucho para ver si a él Barcos le escucha, señalaba asimismo que “nosotros tenemos claro que son las empresas las que nos permiten tener el estado de bienestar que tenemos, y apostar por ellas es defender y trabajar por el empleo y las políticas sociales. Ese es nuestro modelo que, además, en Gipuzkoa se ha demostrado que funciona, y que ahora Bildu y PSE están atacando”.
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El líder entonces de la oposición acusaba a Bildu de haber establecido este impuesto porque “está muy lejos de la realidad socio-económica de Gipúzcoa”.
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Cuando el PNV volvió al poder en Guipúzcoa, inmediatamente eliminó este impuesto.
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¿Qué será entonces lo que le dice Urkullu a Barcos cuantos ambos se encuentran? ¿Le dice Urkullu a Barcos que está muy lejos de la realidad socio-económica de Navarra? ¿O lo que era un «misil a la línea de flotación» del tejido económico de Guipúzcoa en Navarra es una medida estupenda?
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¿Qué piensa de esto Ayerdi en la intimidad? ¿Está en desacuerdo el PNV navarro con Markel Olano? ¿O en público niegan que Navarra sea un infierno fiscal y en la intimidad piensan lo mismo que Olano y el PNV guipuzcoano? ¿Cómo se llama defender una cosa en la intimidad y lo contrario en público o al otro lado de la muga? ¿Política? ¿Mala política? ¿Hipocresía?
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En realidad, consciente del daño que produce un impuesto como este, el Gobierno de Navarra decidió en diciembre de 2017 suavizar ligeramente su maravillosa reforma fiscal, ampliando la deducción de los bienes afectos a la actividad empresarial del 80% al 95%, a partir del millón de euros. O sea, que desde diciembre de 2017 sólo estamos un poco mejor que Guipúzcoa antes de que Bildu saliera del gobierno.
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Por lo demás, el Gobierno de Navarra suele negar el infierno fiscal reconociendo que las grandes empresas efectivamente tienen un impuesto de sociedades más elevado que fuera de Navarra, pero que las pequeñas y medianas empresas pagan menos.
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Y efectivamente, en lo que respecta al impuesto de sociedades las pymes y micropymes pagan un 23% y 19% respectivamente, por debajo del 25% que pagan en el régimen común, pero las grandes empresas pagan un 28%, notoriamente más del 25% del régimen común. Sin embargo, no es el zapatero de la esquina el que se va a ir a otra comunidad si le suben los impuestos. Son las grandes empresas y los grandes inversores los que no van a venir, no van a ampliar su inversión y sus instalaciones o se van a ir a otra comunidad si se les hace pagar más impuestos.
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Y no es ya sólo tener en el presente una fiscalidad más alta que el resto de nuestro entorno, sino el estar gobernasdo por una serie de formaciones radicales que en cualquier momento pueden empeorar aún más esa fiscalidad, lo que genera incertidumbre e inseguridad jurídica y fiscal, lo peor para atraer inversión.
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En definitiva, el cuatripartito está convirtiendo el Fuero y el autogobierno en un instrumento de estrujamiento fiscal para hacer menos atractiva a Navarra que el resto de comunidades. Nos aseguran que se cobran más impuestos para repartir más leche y miel pero, como todo el mundo sabe, a la larga nunca se ordeña más leche espantando a las vacas.
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Y no sólo es que utilizar el Fuero para hacer menos atractiva a Navarra vaya a tener consecuencias económicas, es que si la población y el empresariado navarro acaban sacando la impresión de que con el Fuero se vive peor, hasta entre los ciudadanos empezará a cundir una desafección por el Fuero.
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