¿Quién dijo que la verdad es una? La frontera de Navarra con la CAV tiene la rara cualidad de hacer que lo que a un lado está bien, al otro esté mal. Si tomáramos a un político de un determinado partido, le vendáramos los ojos y lo montáramos en un coche, al bajarlo al cabo de un rato sin decirle dónde se encuentra no sabría responder a casi ninguna de nuestras preguntas. ¿Está a favor de la educación diferenciada? ¿De los anuncios de contactos? ¿Del AVE? Si no le decimos si está en Navarra o en la CAV, su desconcierto sería absoluto. El último elemento paradójico de esta dualidad es la propia constitución del próximo ejecutivo vasco.
Lo que en Navarra es “agostazo”, en la CAV es un dulce otoño
Que la izquierda pueda llegar a algún tipo de acuerdo con el centro-derecha en Navarra, bien lo sabe el PSN, es traición y anatema. En cambio, si de lo que se trata es de sacar adelante un gobierno de centro-derecha en la CAV no hay problema. Hasta Bildu está dispuesto a arrimar el hombro por la gobernabilidad del País Vasco. ¿Se imaginan ahora a Bildu promoviendo un gobierno de centro-derecha navarro?
El PNV tendrá el mismo apoyo que UPN, o menos
El PNV, a similitud de UPN, gobernará tras haber recibido un 34% de los votos. Lo que a un lado de la muga es un ejecutivo sólido, respetable y solvente, al otro lado es casi una entelequia antidemocrática. Y eso que UPN duplica los escaños del segundo clasificado mientras que el PNV sólo obtiene 27 por 21 del segundo. La paradoja se justifica porque hay que suponer que el votante medio de Bildu experimenta un entusiasmo ante la política económica del PNV – por poner un ejemplo- infinitamente superior al que puede experimentar un votante del PSN respecto a la política económica de UPN. Lo que a un lado de la muga es real-politik al otro lado es venderse, según interese.
El Crucifijo de Urkullu
La enésima contradicción es la entrevista del Grupo Noticias a Iñigo Urkullu, futuro lehendakari vasco al punto que el propio entrevistador le pregunta: “¿Qué fórmula utilizará para jurar el cargo?”, a lo que Urkullu contesta: “La fórmula del lehendakari José Antonio Aguirre”. La parte interesante es cuando el periodista inquiere: “¿Crucifijo incluido?” y Urkullo replica con la siguiente parrafada:
“Sí, no tengo ningún problema. A pesar de que la sociedad vasca es laica y el PNV es un partido aconfesional, creo que hay una inspiración cristiana por mi parte y en nuestro quehacer como partido, al que no voy a renunciar. Respeto otras profesiones de fe o religión, las haya o no, pero es un acto de jura personal que quiere ser consecuente con las raíces de inspiración de la sociedad vasca y también de la europea”.
Pues bien, tal es el lehendakari “de progreso” que liderará a los vascos con la acción o inacción de los Amaiur, EA, Aralar y demás formaciones comecuras del “herrialde” oriental. Y el PNV, ¿a qué lado de la muga se equivoca? ¿Dónde esconde el PNV el crucifijo cuando pasa la frontera? ¿Cómo deciden cuándo son «Dios y Tradición» y cuándo «Pepsi»? ¿Tiran al aire alguna moneda?
4 respuestas
«el PNV es un partido aconfesional…»… ¡¡¡¡Coño !!!!
¿ Y dónde han quedado los Pactos con el Vaticano y la CIA? ¿En el mismo lugar que los Pactos de Bayona con Hitler para apartar a Franco y crear la .Euskaherría Narniense?
Y …¿con quién habrán pactado ahora para.conseguir la.Jauja Eusquérica? …mmm… aconfesional…mmmmm aconfesional…¡¡¡¡Claro , han pactado con los Iluminati del Nuevo Orden Mundila!!!!!!
Si Sabino levanrara la cabeza…Urkullu se la.cortaría sin pensarlo ni un segundo.
Realmente, la política económica de Bildu y el PNV se parecen como un huevo a una castaña, pero bueno.
El PNV ha sido tradicionalmente un partido demócrata-cristiano y fundador de la Internacional Demócrata-Cristiana. En las modificaciones estatutarias de 2004 y 2011 se define como aconfesional y humanista; confieso que no he mirado más atrás.
Si el PSN es un partido de izquierdas yo soy obispo; mejor lo dejamos en centro-izquierda, aunque admito otras opiniones.
El sistema electoral del País Vasco es radicalmente distinto al de Navarra, por lo que las comparaciones habría que matizarlas; de ser igual la diferencia entre el primer y el segundo partido sería, en número de escaños, mayor; baste ver el número de votos de uno y otro.
Realmente que el Sr. Urkullu jure su cargo (y no prometa) es una cuestión de religiosidad íntima y con ello cada uno hace lo que quiere.
Por ejemplo, ha habido ministros del PP que han prometido la Constitución y no jurado ante la Biblia y nadie se rasga las vestiduras (nunca mejor dicho).
Yo creo que lo importante es que Navarra tenga un modelo propio de salida de la crisis política y económica y que UPN pacte o no pacte con quien quiera o con quien pueda puesto que es el partido en el que ha depositado su confianza mayoritaria el pueblo navarro y como demócratas debemos reconocerlo.
Bien cierto lo que dice don Fernando. Al final jurar o prometer, es lo mismo. Lo importante es el honor de quien jura y promete, es decir, la verdadera intención de cumplir lo que se compromete a cumplir. Y de esto, los humanos somos falibles, como poco.
Asimesmo, reparen que en la CAV hay 75 escaños para un 1775.000 de electores, y en navarra 50 para apenas medio. Luego no comparemos, porque con naranjas y mandarinas.
Completamente de acuerdo, querido spurgus; y los 75 escaños se reparten entre las tres provincias a partes iguales. Teniendo en cuenta que Vizcaya es quien tiene más población y donde el PNV tiene mayoría hegemónica, las cuentas son las que son; sobrerrepresentación de otros partidos políticos y singularmente de Bildu en Guipuzcoa y del PP y del PSE en Alava. Gustará o no pero es la realidad.