El cálculo resulta más difícil de lo que podría pensarse. Se suele decir que de los 300 pasajeros de un avión cada uno de ellos ha podido pagar una tarifa distinta por el mismo vuelo. Todo depende del destino final (si tiene escalas), de la tarifa negociada que pueda tener, de la antelación con la que se saque el billete o de los posibles descuentos especiales (como familia numerosa) de los que disponga el pasajero. No obstante, pueden distinguirse básicamente dos categorías: Turista y Business. La diferencia afecta fundamentalmente a la calidad del servicio y en vuelos largos a la comodidad de la butaca.
A su vez, dentro de cada una de ellas (Business o Turista) hay multitud de tarifas, pero esencialmente podemos establecer tres tipologías:
– Tarifa Reducida: Es aquella tarifa que una vez emitido el billete no admite cambios. Dentro de esta hay varias en función de la antelación con que se compren.
– Tarifa Flexible: Es aquella tarifa en la que una vez emitido el billete se permiten cambios, pero no cancelaciones, hasta un momento determinado, o con un coste determinado. Dentro de ésta hay a su vez varias tarifas también en función del momento en que se compren y de la flexibilidad que ofrezca.
– Tarifa completa: Es la más cara y permite todo tipo de cambios y cancelaciones. Normalmente son los billetes sacados a última hora.
Estos tres tipos de tarifa en principio los hay tanto para Business como para Turista. En la práctica, éste vendría a ser el funcionamiento y coste de las tarifas:
Una persona que volara ayer desde Pamplona a Madrid con tarifa turista reducida, saliendo a las 9.50 y regresando a las 22.45, habría pagado unos 145 euros, habiendo sacado el billete el pasado 10 de octubre. Si esta persona lo hubiera sacado con más antelación, podría haber conseguido el billete por algo menos precio, en torno a los 110 euros. En cambio, si ayer le hubiera surgido súbitamente la necesidad imperiosa de ir a Madrid, hubiera tenido que comprar el billete con tarifa completa que suele rondar los 350 euros.
Si esta misma persona quisiera ir en Business, el precio que tendría que pagar podría oscilar entre los más de 400 de una business reducida y los aproximadamente 600 de la Business completa.
Cuando se justifica que los diputados y senadores tienen más barato el asiento de business (en el que viajan habitualmente) que el de turista, es en comparación con la tarifa de turista completa, la más cara de las turistas, la que no utiliza prácticamente nadie, la que sólo utilizaría, como explicábamos antes, alguien que en caso de emergencia tuviera que salir volando (nunca mejor dicho) a Madrid mañana mismo sin antelación ninguna.
Conociendo con antelación su calendario de sesiones, podría pensarse que salvo alguna urgencia excepcional todos los diputados y senadores con carácter general podrían sacarse los billetes con tiempo suficiente como para volar en clase turista por no mucho más de 120 euros ida y vuelta, frente a los más de 300 de la clase Business. Difícilmente se le puede llamar a esto un ahorro o un ejemplo de austeridad porque suponga 50 euros menos que la tarifa turista completa.
7 respuestas
Comobla.administración es un Gran Cliente , lo lógico sería amarrar una tarifa pactada de turista para.viajar en business. Seguro que VW tiene una tarifa así, negociada a cara de perro y sin amiguetes de por medio.
¡Si hombre! Y privarse del sandwich vegetal con huevo de Olmedo que le sirve Irene con su magnética sonrisa.
Para lo que están haciendo, podrían quedarse en su casa y sus viajes no nos costarían un duro. Para apretar el botón de votar (y puesto que su voto ya les viene dictado por la disciplina de voto), se ahorran los debates y aprietan el botón desde el ordenador de su casa.
Yo supongo, como el ciudadano, que los distintos Parlamentos tendrán contratado un pack especial de forma tal que la tarifa Bussiness no será la oficial de la página web (pongamos de Iberia).
Eso lo hacen empresas, instituciones, etc., incluso hasta nuestra Universidad.
Desde luego para ir a Madrid, es preferible el tren (más barato y más cómodo, incluso la comida o cena es más digerible).
En todo caso será el Vecino quien disponga de mayor información al respecto; aprovecho para decirle que los zumos, el sandwich vegetal y el periódico no justifican en un Pamplona-Madrid la diferencia de precios. Incluso ni siquiera si a ello le añadimos la sonrisa de Irene.
Don Fernando
Creo que el artículo es esencialmente correcto. Yo los precios «en número» no los conozco, porque no utilizo billetes convencionales, pero «la teoría es básicamente así».
El Congreso (quizá también el Senado) ha negociado un descuento sobre la tarifa business, pero podrían haberla negociado sobre la turista. Y el precio conseguido sería similar al tren. Personalmente pienso que con la que está cayendo, hay que tener mucha jeta para volar en Business de Pamplona a Madrid… 40 min de vuelo. De hecho, conozco a algunos clientes habituales que incluso les da «vergüenza» que les hagan un upgrading a la clase de negocios en uno de esos vuelos.
No hablaré mal de la competencia, pero cuando el avión ya ha llegado a Madrid, el trenecito no ha parado todavía en Tudela… Aunque ahora alguno me dirá que a veces el tren se retrasa, acaba en Zaragoza… Ah! No, me dirá que a veces hay niebla en Noain.
Pero sobre todo, Don Fernando, no se olvide, y esto es lo realmente importante, la sonrisa de Irene también se disfruta en Turista… Aunque sea sin sandwich… 😉
Gracias querido Vecino por las aclaraciones como siempre precisas. Evidentemente el avión es más rápido, más caro pero a cambio te deja en Madrid y en Barcelona en el trasero de la ciudad. Con lo cual al precio del billete tengo que sumar los taxis (en Madrid, 40 euros para ir a casa de mi madre), amén de que no soporto las terminales de Barcelona y Madrid. En cambio el tren es más bucólico y se puede ir trabajando.
Pero yendo al fondo del asunto, coincido en que es de una «egolatría» absoluta viajar en Bussiness, sobre todo si no eres tú el que paga el billete.
Digo yo que en clase turista o en business, también existirá un sonriente Ireneo, porque si no, ¿cómo justificar los viajes de diputadas y senadoras?