La carta enviada por la Consejería de Vivienda (gestionada por Geroa Bai) a los propietarios de una supuesta vivienda vacía, amenazándoles con la expropiación, sigue trayendo cola. Llegada la cuestión al Parlamento de Navarra, el consejero Aierdi ha reconocido que la amenaza de expropiación a los propietarios particulares resultaría inviable.
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Efectivamente, la Ley de Vivienda de Navarra, tras ser recurrida al Constitucional y afinada en algunos puntos, prevé la expropiación como un supuesto sancionador excepcional sólo para los propietarios que sean personas jurídicas. La carta amenazando con la expropiación, sin embargo, ha sido enviada a todo tipo de propietarios. En un lugar serio, Aierdi hubiera tenido que presentar de inmediato su dimisión. Si el tono de la carta ya de por sí era más propio de un capitán de la mafia que de un gobierno democrático, el desatino se agrava si el gobierno amenaza además con medidas ilegales. Por supuesto Aierdi seguirá siendo consejero porque los gobiernos de progreso juegan en una liga en la que nadie responde por los errores, pero la prepotencia e incompetencia de este hombre ha quedado en evidencia para los restos.
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Por lo demás resulta bastante obvio que la carta es una consecuencia de la visión que este gobierno tiene de la insignificancia de los ciudadanos. Si tus hijos son de Marisa de Simón, cómo no va a ser también suyo tu piso.
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Los navarros pagamos impuestos, y muchos impuestos, para que el estado resuelva una serie de problemas empezando por los más graves, como dotar de un techo a las personas sin recursos. Sin embargo, después que el gobierno te ha quitado la mitad de tu dinero, resulta que lo que hace el gobierno para resolver el problema es quitarte tu piso, porque todo el dinero que te ha quitado antes ha servido para otros menesteres en vez de para ofrecer un techo a las personas humildes. Menesteres como subvencionar medios afines bajo la excusa del vascuence o a aumentar el número de altos cargos y consejeros. Esto no es demagogia, sino matemáticas. O sea, el aumento de consejeros y altos cargos supone 6 millones de euros anuales, con lo que se hubiera podido pagar 500 euros mensuales de alquiler a 1.000 familias.
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Todo este dislate sirve además para desenmascarar esa idea que constantemente se nos repite de que el gobierno y la gente es lo mismo. Que el gobierno y los intereses de la gente coinciden por completo. Que todo debe ceder ante el poder del gobierno (la propiedad, la educación, la libertad de expresión) porque el gobierno es la gente frente a los intereses egoístas de los particulares. El día en que el gobierno aplaste sus derechos se encontrará con que usted es sólo una persona insignificante, como todas los demás, frente a una abstracción impositiva llamada “gente”, en virtud de la cual pisar su cabeza concreta y robar su cartera particular será para el gobierno un deber moral, en vez de un atropello intolerable. Resulta muy preocupante observar cómo todos los días se alimenta la peligrosa ficción de que el interés de los gobiernos y el de la gente es lo mismo. Como si las dictaduras no fueran la evidencia de lo contrario.
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Hace unos días, por otra parte, nos encontrábamos con que la Justicia tumbaba SKOLAE por ser un programa que se ha intentado poner (e imponer) en marcha prescindiendo totalmente de los procedimientos jurídicos establecidos, por lo que es nulo de pleno derecho. Y antes tuvimos la OPE de Educación. Es decir, por un lado vemos a Geroa Bai tratando permanentemente de imponer su agenda y la de sus socios aunque para hacerlo tenga que saltarse las leyes y los procedimientos, y por otra parte vemos lo patético que resulta ver a alguien tratando todo el rato de hacer el mal sin conseguir hacerlo bien, porque como hemos dicho en alguna ocasión hasta el mal hay que saber hacerlo bien, lo que por pura torpeza no parece que sea el caso de Geroa Bai.
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