Vaya por delante que no estamos ni de lejos en la situación en que estuvimos en la primavera del año pasado durante la primera oleada del coronavirus. En abril llegó a haber en Navarra 95 pacientes de coronavirus en UCI y ahora mismo sólo tenemos 30. Obviamente algo se tienen que notar los confinamientos, las restricciones y las mascarillas. Las vacunas aún no, porque de momento se sigue vacunando con lentitud y con una escasez desesperante de dosis.
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Como noticia preocupante, sin embargo, empiezan a proliferar las noticias de que vuelve a producirse una demanda importante de respiradores en los hospitales de algunas regiones.
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Por lo que nos pudiera afectar, la mala noticia es que el Gobierno de Navarra declaró desierto en mayo el concurso que había convocado urgentemente para dotarse de aquellos equipos. Por aquellas fechas la primera ola comenzaba a remitir ostensiblemente, los hospitales se fueron aliviando y con la llegada del verano, ya fuera por un comportamiento estacional del virus o por cualquier otro motivo, bajó aún más el número de contagios y la demanda de camas UCI y respiradores. De hecho y hasta ahora ya no habíamos vuelto a oír hablar más de respiradores.
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La pregunta es si, en caso de necesitarse, todos estos meses después tenemos una disponibilidad más alta de respiradores o si estamos como en la primavera pasada, con los mismos medios y a expensas de lo que haga o deje de hacer el coronavirus. Es posible que nunca lleguemos a necesitar más respiradores de los que tenemos, pero si los necesitáramos y no los tuviéramos porque el gobierno tampoco ha hecho nada a este respecto el escándalo sería mayúsculo.
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A decir verdad, sólo de Madrid se tiene constancia que haya dedicado recursos importantes a preparase para una nueva oleada de contagios. Irónicamente, tenemos esa constancia por todas las críticas que ha recibido Madrid por eso mismo, muy especialmente por la apertura del Isabel Zendal. Los que están estupendamente gestionados son todos los hospitales imaginarios que ha puesto en marcha la izquierda por si venía otra ola de contagios. De momento además al Zendal no se lo ha llevado el viento, que es más de lo que pueden decir algunos gobiernos de izquierdas de sus improvisados hospitales de campaña.
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La buena noticia para Navarra es que aquí no hacen falta respiradores a fecha de hoy. O sea, que el Gobierno de Navarra tiene tiempo para evaluar si necesita reactivar la adquisición urgente de esos aparatos, para asegurarse de que ahora ya los podría conseguir rápidamente de proveedores locales, o para cerciorarse de que los hospitales navarros ya tienen tantos como se puedan necesitar. Es decir, si dentro de unas semanas o unos meses faltaran respiradores en Navarra no habría forma de que el gobierno foral se pudiera excusar.
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