Una curiosa información destaca hoy de que el CO2 de una térmica de Castejón servirá para elevar la producción de tomate en invernaderos. La técnica consiste en utilizar el CO2 de la central térmica que Iberdrola explota en Castejón inyectándolo en invernaderos de cultivo hidropónico (sin tierra) de tomate. La concentración de C02 en la atmósfera es de unas 380 partes por millón, y se trataría de elevar esa concentración dentro de los invernaderos hasta las 1.000 partes por millón. Al multiplicar de esta manera los niveles de CO2 se espera incrementar la producción de tomates entre un 20 y un 25%. ¿Pero no era el CO2 un gas venenoso?
Lo cierto es que esta técnica es muy conocida en Europa, especialmente en países como la verde y ecológica Holanda. De hecho, como ilustra el gráfico, a causa de los invernaderos productores de tomate se trata de uno de los países con niveles de CO2 en la atmósfera más elevados.
La sorpresa que puede generar esta noticia deriva de la continua alusión al CO2 como un gas tóxico o venenoso relacionado con el Apocalipsis climático. Por el contrario, el CO2 resulta esencial para la fotosíntesis de las plantas estimulando su crecimiento. Sencillamente, el CO2 (no confundir con el CO, monóxido de carbono) no es tóxico. Otro equívoco respecto al CO2 es que se trata de un elemento incoloro. No se corresponde en absoluto, por tanto, al denso humo de las chimeneas con el que suele ser representado.