Pese a que el propósito del artículo, como puede suponerse, no sea defender el celibato, la conclusión es clara respecto a si el celibato puede ser la causa de que un sacerdote se convierta en pederasta. El País reconoce abiertamente que “Todos los expertos consultados coinciden en negar cualquier relación directa entre celibato y pederastia”.
Uno de los expertos citados en el reportaje es el Pere Font, director del Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja de Barcelona, con más de tres décadas de profesionalidad a sus espaldas. Según Font, “los instintos pederastas aparecen en la adolescencia y los primeros años de la juventud. Es decir, que cuando uno entra en el seminario ya presenta ciertos estímulos. Dicho esto, quiero aclarar que el celibato complica más esta situación porque no ofrece una salida diferente a las necesidades sexuales de un pederasta. Pero la Iglesia no fabrica pederastas. Rotundamente no». El artículo, significativo por proceder del medio del que procede, no aclara sin embargo cuáles son las salidas a las necesidades sexuales de los pederastas fuera del celibato.
Otro dato interesante, recogido también en los últimos días por diferentes medios, es el de la estadística de casos de pederastia desde 1995 hasta la actualidad en Alemania. Las cifras muestran que se han producido 210.000 casos a lo largo de esos años, siendo sólo 94 (un 0,04%) los que afectaban a sacerdotes católicos. Es de suponer, por tanto, que los otros 209.996 casos (el 99,96%) afectaron a personas que –sorpresa- no practicaban el celibato.
Un comentario
Los casos de pederastia en la Iglesia Católica son piedra de escándalo para muchos y con razón por tratarse de una Institución que pretende, entre otras cosas, la santidad de sus fieles. Pretender ocultarlo o restarle importancia es igual de malo que lo contrario: exagerarlo pretendiendo que es algo generalizado para dañar todavía más la imagen de la Iglesia.
La corrupción moral de los pastores debe ser cortada de raíz y algunos de los casos que ahora se conocen producen desconcierto por entender que desde la Jerarquía no se adoptaron las medidas oportunas en su momento.
La caridad y la justicia deben ir de la mano. Espero que todo esto sirva para que se aprenda la lección y evitar que se escandalice a los más pequeños, cosa para la que Jesús prometió «llanto y rechinar de dientes»