Como seguramente saben todas las personas que siguen más o menos al día la actualidad navarra, la posibilidad de que se haya cometido un delito de cohecho en el departamento de Salud lleva meses coleando mientras lo investiga la Justicia y sin que el Gobierno de Navarra haya ofrecido demasiadas aclaraciones al respecto. En el trasfondo del posible escándalo las compras de material médico a una empresa que podría haber pagado por ser la elegida como proveedora del material.
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Todo el asunto presenta connotaciones bastante oscuras porque todo se inicia por la denuncia de los hechos al departamento por parte de un médico, tras lo cual es llamativamente represaliado laboralmente por sus superiores. Tras el maltrato al que es sometido el médico acaba llevando su situación al Defensor del Pueblo de Navarra, que al conocer los hechos traslada el caso a la Justicia, que es la que ahora está investigando.
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Respecto a todo lo referido el Gobierno de Navarra se viene resistiendo de una forma llamativa a proporcionar amplia información sobre lo ocurrido. Tras mucho tiempo, sólo tras reiteradas peticiones de la oposición y en dosis homeopáticas, se van conociendo algunos detalles, que por otro lado no vienen sino a confirmar el relato que maneja la oposición, o sea Navarra Suma. Todos los miembros del cuatripartito, pese a todo lo denunciado y las sombras del caso, no tienen por lo visto ninguna curiosidad por lo que haya podido pasar. ¡Quién les ve ahora en el gobierno y quién les ha visto en la oposición!
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Entre los detalles que recientemente se ha desgranado uno especialmente interesante es el del burofax que el médico denunciante, viendo que por el conducto reglamentario se hacía oídos sordos a sus denuncias, envío entre otros a la propia presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite. O sea, que no se trata de algo de lo que ahora la presidenta pueda sencillamente lavarse las manos alegando ignorancia.
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Al parecer, el gobierno foral sostiene la tesis de que la denuncia sería el resultado de los problemas laborales del denunciante con los denunciados. Sin embargo, más bien parece todo lo contrario y que los problemas laborales no son la causa de la denuncia, sino su consecuencia. O sea, que se trataría de una represalia por la denuncia. La comprobación detallada de la línea temporal de este caso podría ayudar bastante a su comprensión, desde luego resultaría extraordinariamente sospechoso que el médico, como así lo sostiene, nunca hubiera sido sometido a horarios extravagantes o expulsado del área donde trabajaba antes de la denuncia.
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Como elemento adicional existirían unas grabaciones realizadas por el médico denunciante que fueron despreciadas por el departamento de Salud y que ahora investiga la Justicia. Con todo ello, si la Justicia viera indicios de la comisión de un delito de cohecho tanto los responsables sanitarios del departamento, como los responsables políticos, como la propia presidenta burofax de por medio, desde el punto de vista político quedarían en una posición extraordinariamente delicada tras todo lo sucedido. Lo llamativo es que, frente a otros escándalos de legislaturas pasadas que resultaron totalmente insustanciales desde el punto de vista judicial, pero respecto a los que hubo hasta comisiones de investigación mientras se juzgaban, en este caso se ha corrido un tupido velo periodístico y sobre todo político tan sólo alterado por las preguntas de Navarra Suma y el eco en algunos medios de estas preguntas. Por supuesto queda la Justicia nada menos, pero por otro lado nada más. Eso y nuestra persistente curiosidad.
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Un comentario
Pero no gobierna la derecha.