¿Ha obtenido el PSOE el enorme triunfo que todos los medios le reconocen? Hasta la derecha parece reconocerle un gran triunfo, pero por momentos da la impresión de que la derecha experimentó un optimismo exagerado antes de las elecciones y ahora, por el principio cósmico de la proporcionalidad, experimenta un pesimismo equivalente, acaso tan fuera de lugar como el optimismo anterior. En definitiva, el resultado de las elecciones nos retrotrae el jueves 14 de febrero de 2019, un día antes de la convocatoria electoral.
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Por si no nos acordamos, en aquella fecha Pedro Sánchez ya era presidente, lo era hacía 8 meses. Al igual que ahora, tampoco entonces tenía mayoría para gobernar. Cierto es que antes tenía 85 diputados en vez de 123, pero puesto que no se puede gobernar ni con 85 ni con 123, en realidad la situación es idéntica. El PSOE+Podemos suma 165 diputados, pero aún le faltan 11 para la mayoría absoluta. Para conseguirlo o pacta con los separatistas catalanes o pacta con Ciudadanos. Y esto segundo aparentemente no lo quiere ni el PSOE ni Ciudadanos. Por tanto Sánchez está igual que el 14 de febrero, un día antes de convocar elecciones, con las mismas fragilidades y dependencias que entonces.
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La aritmética resulta bastante concluyente porque, excluyendo a Bildu y a los separatistas catalanes, sólo quedan en juego los 10 diputados de PNV, Compromís, Coalición Canaria y el Partido Regionalista Cántabro. El problema es que a PSOE+Podemos les hacen falta 11 diputados para alcanzar los 176. Por tanto no pueden prescindir de los separatistas catalanes. Por tanto estamos igual que el 14 de febrero. Por tanto casi nada ha cambiado tanto como parece. Por tanto nos encontramos ante un escenario que puede ser tan ingobernable como el que obligó a adelantar elecciones. Que la derecha no ha conseguido sus objetivos es un hecho pero, ¿los ha conseguido la izquierda? Si estamos igual que el día antes de tener que convocar elecciones ante la ingobernabilidad del país, ¿en qué medida tiene sentido pensar que nos encontramos ante una gran victoria del PSOE?
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La principal novedad, desde luego la más relevante, es que ahora el PSOE podría formar mayoría con Ciudadanos. La nueva legislatura comienza por tanto con uno de estos 4 escenarios por delante (más el 5, que es siempre lo imprevisible):
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1- El país sigue siendo ingobernable porque se repite la misma situación que en febrero.
2– El PSOE pacta con Ciudadanos.
3- Los separatistas catalanes abandonan su proceso separatista.
4- El PSOE cede a los separatistas lo que no les cedió en febrero.
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Por si alguien no se ha dado cuenta, hemos tenido elecciones generales en 2015, elecciones generales en 2016, una moción de censura exitosa en 2018 y elecciones generales otra vez en 2019. Nos encontramos por consiguiente en un momento de ingobernabilidad importante. Y los resultados del domingo no garantizan que esa ingobernabilidad haya terminado. La gran victoria del PSOE se reduce a que la derecha no haya conseguido tampoco una mayoría para desalojar a Sánchez. Cualquier equilibrio que se alcance en cualquier momento, si se alcanza, será precario. Bajo ningún concepto se puede concluir del resultado de las elecciones que se va a formar un gobierno fuerte. Radical sí, fuerte no. Esto no quiere decir que no pueda durar, pero eso es lo mismo que se puede decir de un avión con un ala rajada. En realidad, si el PSOE sigue dependiendo de las mismas fuerzas que en febrero y si la derecha tampoco ha conseguido cambiar el escenario, todos nos podíamos haber ahorrado estas elecciones. ¿Quién ha sacado más beneficio? Vox, que de no estar pasa a tener 24 diputados, y Ciudadanos, que ahora puede ofrecer al PSOE una mayoría alternativa. Podría pensarse que gana el PSOE porque conserva la presidencia, pero es que ya tenía la presidencia antes de las elecciones y en el mismo estado de precariedad que ahora. Para comprobar quién ha mejorado respecto al 14 de febrero con estos resultados electorales a lo mejor tenemos que esperar meses, incluso años. La buena noticia cuando una situación es inestable es que si no nos gusta el escenario mañana quizá se presente uno nuevo. Por no mencionar la posible entrada en juego de factores externos, como una recesión.
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Recordemos una vez más y todas las que haga falta que, pese a la gran movilización de la izquierda y pese a su hegemonía mediática, sólo ha obtenido el 42,9% de los votos frente al 43,23% del centro-derecha. Atrás quedan los tiempos del centro-derecha unitario, pero también los tiempos en los que cuando la participación era alta la izquierda arrasaba.
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