Una botella lanzada por un grupo de violentos durante el Chupinazo acabó con un joven madrileño en el hospital, víctima de un traumatismo craneoencefálico de cuyas secuelas todavía se está recuperando. La Policía Municipal de Pamplona detuvo ayer a 12 personas en relación con este hecho, entre los que se encuentra un hijo del portavoz batasuno Txelui Moreno.
Txelui Moreno, precisamente, ha sido el encargado de aplaudir hoy mismo que EA rechazara ayer la pretensión de Nabai de romper sus acuerdos para Navarra con Batasuna.
Dos generaciones abertzales encerradas en un bucle educativo autodestructivo
Si ya resulta llamativo que uno de los detenidos sea hijo de Txelui Moreno, mucho más lo es el hecho de que ya otro de sus hijos se encontrara previamente detenido por una operación contra Ekin. Pero no se trata de un caso aislado. Recientemente era detenida Haizea Ziluaga, hija del histórico batasuno Txomin Ziluaga. Sonada fue también la detención de Garatzi Autor Pueyo, hija de la concejala de ANV en Pamplona Mariné Pueyo. Retrotrayéndonos sólo un poco más en la hemeroteca, nos encontramos también con la detención e ingreso en prisión de Miren Zabaleta, hija del líder de Nabai Patxi Zabaleta. Aunque puede parecer cruel, resulta inevitable preguntarse por la clase de valores propugnados por toda una generación de políticos de la izquierda radical abertzale, que están conduciendo a la cárcel a sus propios hijos por la comisión de diversos delitos relacionados con la violencia política. Salta a la vista que el futuro que el radicalismo abertzale ofrece a sus hijos, cuando menos, resulta absolutamente autodestructivo.
5 respuestas
Ya se sabe de padres gatos… hijos mininos… ¿cuánta herencia de odio y resentimiento queda aún por repartir?
Que personaje más patético, este individuo que se pone el nombre de Txelui, cuando seguramente se llamara Jose Luis Moreno, como el de los muñecos…
Otro sujeto con un complejo de desarraigo total, que ya no sabe que hacer para ser o sentirse más vasco que los propios vascos y es tan ignorante el pobre que ha metido en su ideología de locura a sus hijos, pobre inconsciente.
Txelui, Txomin, Mariné, Haizega, Garatzi, Miren y Patxi. Con dos cojones. Con esos nombres, vuelve a no caberme ninguna duda.
Como dice el vecino de Uxue esos nombres traen consecuencias. Es culpa de esos padrs que inculcan sus fobias a su prole. Los nazis llamaban a sus hijos con nombres como Sigfrido y otrs de la motologia aria nibelunga y nordica
luego que nadie se extranara de que las camaras de gas funcionaran a destajo
En esta ocasión, para variar, discrepo de nuestro Vecino, los nombrecitos de marras no son la causa sino el síntoma, del mismo modo que la fiebre lo es de la gripe. Poco más se puede esperar del separatismo vasco, fundado por una tropa de locos de atar, en el sentido literal de la expresión. Es muy conocido el final de los días de Sabino, ingresado en un psiquiátrico y retractado de sus desvaríos políticos (me recuerda el final del españolísimo D. Quijote, que recupera la cordura en la antesala de la muerte).
Pero es mucho menos conocido el caso del cura (cachis, no recuerdo ahora su apellido) que dedicó un sesudo y científico estudio al llanto de los bebés vascos, para concluir que los niños lloraban aaaaaaahhhh y las niñas lo hacían eeeeeehhhhh, a partir de lo cual estableció que los nombres de niños vascos debían acabar en A (Kepa, Gorka, Joseba…) y los de niña en E (Maitane, Edurne, Aintzane, Oihane..) norma que siguió al pie de la letra el tío Sabino.
El asunto es tan patético que cada vez que lo cuento al que toman por loco es a mí, como si me lo estuviera inventando.