“Es verde”. Estas son dos palabras mágicas para conseguir una subvención, equiparables a “calentamiento global”. Otra cosa es que el hereje que se atreva a poner en cuestión las subvenciones verdes no acabe teniendo razón. Que parece ser lo que se deduce de la noticia-epitafio de Diario de Navarra señalando que “el biodiésel empieza a desaparecer de las gasolineras navarras”. ¿Y cómo es posible que suceda tal cosa?
El biocombustible
El biocombustible es aquel que deriva de la biomasa o masa biológica. Se obtiene de recursos biológicos, como las plantas, frente a otros combustibles como el petróleo que se obtienen de recursos fósiles. Los más usados son el bioetanol y el biodiésel. La ventaja de estos combustibles es su carácter renovable, al derivarse de productos cultivables como el maíz, la soja o la caña de azúcar. El petróleo, en cambio, no es renovable y existe una cantidad limitada de reservas. A priori por tanto el biocombustible es ecológico y sostenible, aunque también mucho más caro, lo que por otro lado nos lleva al siguiente punto.
Al no ser rentable y depender de subvenciones, no son consideraciones de mercado, sino políticas, las que determinan la apuesta por esta fuente de energía. La implantación de este tipo de combustibles, por su actual carácter antieconómico, sólo puede establecerse mediante el establecimiento obligatorio de cuotas y la implantación de un sistema de subvenciones y exenciones masivas.
Existe, no obstante, un intenso debate científico acerca de si el “balance energético neto” de la producción de estos combustibles es positivo o negativo. Es decir, si para obtener estos combustibles hace falta gastar más energía de la que luego son capaces de generar.
Un estudio de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido, dedujo que para conseguir que el 10% de los combustibles consumidos fuera ecológico sería necesario dedicar el 38% de la tierra de cultivo en Europa a la producción de combustible. Para conseguir que fuera ecológico el 100% del combustible, que además sería u combustible caro y subvencionado, haría falta dedicar a la producción de biodiésel toda la superficie que dedicamos al cultivo y 3,8 veces más.
Consecuencia de lo anterior podría ser la desaparición de zonas forestales a favor de tierras cultivables que pudieran satisfacer la demanda de estos combustibles. Aunque la desaparición de esas zonas forestales y su efecto eliminador de CO2 a través de la fotosíntesis podría acarrear un perjuicio mayor que el supuesto beneficio del uso de los biocombustibles.
¿Comida por gasolina?
Si se dedican a producir biodiésel los campos que dedicamos a comida, parece evidente además que nos colocamos ante un nuevo problema. Si llenamos de comida el depósito del coche, ¿qué comemos?, ¿gasolina? Dedicar los campos masivamente a producir biodiésel (y sólo produciendo masivamente habría algún impacto sobre el consumo de combustible fósil) supondría utilizar una parte de la producción de alimentos o la superficie dedicada a ella para producir combustible en vez de comida, provocando por tanto una reducción de la oferta de alimentos, y elevando sus precios.
La noticia de que el biodiésel empieza a desaparecer no nos llega por tanto por sorpresa, porque había muchos obstáculos para pensar que el biodiésel pudiera tener un desarrollo razonable.
La planta de biodiésel de Caparroso
Un ejemplo práctico del fracaso del biodiésel ha sido también el cierre de la planta de biocombustible de Caparroso. EHN, participada en gran medida por SODENA y la CAN, invirtió inicialmente 25 millones de euros en una planta bendecida por las subvenciones y el discurso políticamente correcto eco-progresista del momento. Se previó que la planta serviría para crear 25 puestos de trabajo en Caparroso. Si sumamos “CAN”+”SODENA”+”subvenciones”+”ecológico”, a nadie le puede extrañar que el resultado fuera ruinoso. Ahora no queda nada ni de la planta, ni de los 25 millones, ni de los 25 puestos de trabajo.
Una vez más se repite la secuencia de economía planificada, estado, políticos haciendo de empresarios, subvenciones, precios fuera del mercado, caos, ruina, despidos…
7 respuestas
UNIDOS PODEMOS acabar con los paraísos fiscales.
Todos estos trincones de las subvenciones no contaban con el progre Obama, que hace a saco lo que aquí los progres impiden, implantar el fracking por todos los EEUU consiguiendo bajar el precio del petróleo y del gas, hundiendo económicamente esta opción ruinosa salvo ayudada, y además conseguir la independencia energética de los EEUU frente a todas estas dictaduras y primaveras árabes fallidas, contra todos estos comunistas o islamistas, que sobreviven a base de violencia contra todos incluyendo, o especialmente, su propio pueblo.
Aquí los progres quieren que seamos rehenes de estos dictadores, de Maduro a los iraníes, pasando por los saudíes o lo que sea. Y la gente hasta les vota, posiblemente por desconocimiento de lo que se cuece en el mundo.
Deberíamos primero pensar en razones de usabilidad del combustible. No se usa el biodiesel al 100%, se usan porcentajes muy bajos. Ustedes cuando van a repostar echan una gran cantidad de diésel y una pequeña de “aceite”…
Esto es debido a que el “aceite” es más viscoso y no pasa por los inyectores hasta la cámara de combustión. Esto lleva a que numerosos inyectores se atasquen y estropeen. Los inyectores de los vehículos nuevos diesel espolvorean al combustible, por lo que muchos fabricantes desaconsejan totalmente el uso de biodiesel e incluso algún taller (concesión) en Pamplona tiene carteles indicando que no se use biodiesel en sus motores.
Si el fabricante te lo desaconseja, la factura en seria y el que se interesa, sabe que sigue llevando un porcentaje elevado de diesel en la mezcla, a uno y lo digo sinceramente, se le quitan las ganas de ser ecológico.
Además, a día de hoy, la aplicación de urea en los motores diesel es mucho más efectiva (a niveles globales de no contaminación)
En motores con más de 12 o 15 años diesel el biodiesel va de lujo, se ha demostrado que en verano, cuando el aceite es menos viscoso (temperatura) se pueden llegar hasta porcentajes del 90% de uso de aceite en mezcla con el diesel.
Así que, en vez de achacar todo el problema al elevado coste del biodiesel (que curiosamente nadie se opone al extra de los diesel plus) sería más recomendable que en la noticia se incluyese todo y no sesgar por ideologías o políticas.
Un saludo.
Ciudadano Caña, no me puedo creer que todavía haya gente aquí que piense que el frácking es una opción interesante. Afortunadamente hay colectivos que se han movilizado para evitar que el Gobierno del PP agrande sus arcas de dinero B a costa de nuestra tierra y de nuestra economía con esa tecnología. En EE.UU. ya han quebrado una parte de las empresas que practican el frácking y las que quedan tienen una alta probabilidad de quebrar en un corto plazo. El transporte que es para lo que necesitamos los hidrocarburos en nuestro país tiende estratégicamente hacia el motor eléctrico. Pero nosotros somos tan poco inteligentes, que tienen que venir los chinos a inyectar capital a la empresa española que está desarrollando baterías de grafeno para comercializar en masa. En oriente medio lo saben y por eso están acelerando la conversión de sus economías para poder prescindir del petróleo… cosa que no han sabido hacer en Venezuela… será porque tienen sangre nuestra y resulta que la idiotez se hereda.
Por lo que se refiere a la nuclear, esa poco me preocupa, porque nadie va a meter un solo euro para construirla. La única opción para que salga adelante es engañar a un montón de españolitos (lo cual no es imposible), para que se construya con dinero público… que es gratis! Al lobby nuclear se le llena la boca de argumentos salvo cuando hay que poner pasta, porque básicamente lo único que pretenden con tanto ruido no es otra cosa que estirar hasta el infinito la vida útil de las instalaciones que ya pagamos en su día todos nosotros.
¿Alguien sabe cuándo vamos a empezar a copiar a los buenos y dejar de comportarnos como ignorantes?
Digan lo que digan los adalides de lo «politicamentecorrecto» , lo repitan cuantas veces quieran, y lo digan con los decibelios que quieran, la política energética española y de la UE de los últimos diez años pasará a la historia por ser uno de los peores ejercicios de planificación estatal y con mayor impacto sobre los bolsillos de los consumidores, De paso, se ha destruido la competitividad de la economía. Una política que refleja la adicción de los responsables políticos a determinadas “hojas de ruta, estableciendo la dirección futura del sector energético con precisión soviética y con resultados también soviéticos, es decir, desastrosos. Además, es incuestionable que las subvenciones afectan a la mente y a la voluntad de las personas, como la esclerosis múltiple al cuerpo o como el dopaje a los deportistas.
Otra cosa: La industria norteamericana pocas lecciones pueden recibir de los «planificadores» y «subvencionadores» europeos.
Y en esa época en Navarra gobernando UPN a ratos con PSN y otros con PP.
Y Vd. estaba tan contento con ese tipo de política energética. No se le oía decir ni «mú». ¡Qué cosas!.