El atribulado alcalde socialista de Ansoáin, Antonio Gila Gila

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En teoría los socialistas no creen en los recortes, les gustan los presupuestos expansivos y, gracias al gasto público, se supone que pueden controlar a placer la economía y garantizar los servicios y el crecimiento. Del dicho al hecho hay un buen trecho.

Uno ve a los socialistas navarros en el Parlamento y, aunque todos recordamos a Roberto Jiménez como vicepresidente en su faceta de recortador hace apenas unos meses, aparentemente nos encontramos ante el azote de la austeridad. Si alguien quiere evitar los recortes que vote a los socialistas. Los que recortan son malos, los que no recortan son buenos: ellos son buenos.

Pero, ay, luego resulta que la realidad choca frontalmente con el discurso.

Véase el caso del atribulado alcalde socialista de Ansóain, Antonio Gila Gila. Este alcalde tomó una curiosa decisión en 2009 cuando, en plena crisis, consiguió abortar la apertura de un colegio de chicas en la localidad porque era de Irabia y porque era un colegio de educación diferenciada.

En aquel entonces resultaba incomprensible que Ansoáin renunciara voluntariamente a una inversión multimillonaria que hubiera generado riqueza en el pueblo, incrementado los ingresos públicos, creado puestos de trabajo e incluso revalorizado los inmuebles de la zona. Entre los posibles negocios fallidos podrían citarse, decíamos entonces, la infalible tienda de chucherías que ya nunca se abriría a las puertas del colegio. O la cafetería donde las madres y los padres se toman un café tras recoger o dejar a sus hijos. Por no hablar de todas las personas que podrían haber encontrado trabajo en el propio colegio en labores de portería, limpieza, jardinería, etc. Toda esa actividad, esos puestos de trabajo y esos negocios que podrían haber florecido alrededor del colegio, gracias al alcalde se crearían en otro pueblo. Que nadie se pregunte luego por qué el socialismo no sabe crear empleo.

Pues bien, han pasado cuatro años desde entonces y ahora nos encontramos con que Ansoáin es un ayuntamiento al borde del colapso.

Hace ya un par de años que Comptos exigió medidas inmediatas a Ansoáin para “hacer frente a la insostenible situación financiera”.

Hasta Bildu de Ansoáin denuncia ahora “la nefasta gestión económica impulsada por el PSN durante los últimos años, que ha derivado en la existencia de un remanente negativo en la cuenta de 2012 de 479.490 euros”. Bildu asegura que “esa gestión económica del PSN ha provocado la existencia de cinco años consecutivos de déficit en el ahorro neto, cuatro de los cuales superan los 550.000 euros, destacando los 878.000 del año 2009 y llegando a los 679.553 el pasado año 2012. Cinco ejercicios de inacción del equipo de gobierno ante los sucesivos déficits durante los cuales, además, el PSOE ha dilapidado 2.791.062 euros del remanente general de tesorería para gastos corrientes hasta dejarlo en el remanente negativo antes citado de 479.490 euros en 2012. Un total de 3.270.552 euros de remanente dilapidado de la hucha municipal antsoaindarra”.

Pero cómo tiene que ser la situación de un ayuntamiento para que Bildu aplauda la elaboración de un plan de saneamiento urgente y declare que la situación económica a la que ha llegado la localidad “tiene unos responsables con nombres y apellidos, y no son otros que el PSN de Ansoáin y quienes les vienen dando soporte político a lo largo de esta legislatura, es decir, I-E«.

Lo curioso es que si uno consulta los presupuestos de Ansoáin, se encuentra con que desde el año 2009, cuando ascendían a 11,9 millones de euros, se han venido recortando hasta los 8,5 del año pasado. Es decir, un recorte acumulado del 28,5%. Pues menos mal que la alcaldía es del PSN con el soporte de IU.

No menos llamativo, sin embargo, es que Bildu reproche ahora un desfase entre ingresos y gastos. ¿Desde cuándo es partidario Bildu de ajustar los gastos a los ingresos? ¿O te reprocha tanto si gastas menos como si tienes déficit? ¿Y su queja exacta ahora mismo es por haber recortado o por no haber recortado más aun los presupuestos?

Lo que en cambio nunca falla es el hecho de que, al margen de los discursos y las demagogias, si uno no ajusta gastos e ingresos lo que siempre tiene al final es lo mismo: un ayuntamiento tóxico.

Entonces, cuando pasamos de los mítines a la práctica, ¿a qué queda reducido el discurso progresista contra los recortes?

Si los votantes conocieran lo que el PSN hace en Ansoáin, o lo que Bildu hace en Echarri-Aranaz o en Leiza, ¿cómo se tomarían luego en serio los reproches en el parlamento foral de estas formaciones al Gobierno de Navarra?

En la práctica, cuando el problema es que no hay dinero ni de dónde sacarlo ni a quién pedirlo prestado, ¿cuál es en el mundo real la alternativa a los recortes de las formaciones de progreso? Lo estamos viendo.

Claro, el problema se agrava si además se coloca un filtro ideológico para estorbar la llegada de empresas, se desprecia el dinero que viene de fuera porque lo trae un colegio que no nos gusta y en vez de eso el poco dinero que se tiene se gasta en una espectacular casa de la juventud para impartir cursos de hip-hop, guitarra española, GAP, aerobic step, escalada y zumba. No sea que a alguien se le ocurra abrir un gimnasio privado o una academia de baile por su cuenta.

Pues nada, a zumbar.

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