Monseñor Pérez González también recordó en una carta con ocasión de este evento, aludiendo a unas palabras de Juan Pablo II, que “Todos hemos de reconocer que la familia es una realidad que goza de un derecho propio y primordial. En virtud de este principio nadie, ni siquiera el Estado, puede sustraer a las familias aquellas funciones que pueden igualmente realizar bien por sí solas o asociadas libremente, sino favorecer positivamente y estimular lo más posible la iniciativa responsable de las familias. La familia custodia lo más noble que hay en la sociedad: el amor y la vida”.
Y es que la fría y abstracta entidad del estado, con todo su poder, el pobre no es capaz de sentir amor.
Pueden leer el texto íntegro de la carta pinchando en este enlace.