El año que vivimos peligrosamente.

El Instituto de Estadística Navarra ha publicado los datos del Indicador de Clima Industrial relativos al mes de noviembre. Dicho indicador se toma un respiro respecto a las lecturas de meses anteriores. Un respiro que se hace extensivo al resto de España y a la UE.

Sin embargo, los datos que siguen llegando del otro lado del Atlántico continúan siendo negativos o muy negativos, con el agravante de que, típicamente, preceden y anticipan el comportamiento aproximado que meses después reproducen las economías europeas.

Esperábamos con gran interés dos datos que se publicaron el viernes: el dato de empleo y el ISM del sector servicios. El dato de empleo fue muy negativo. La tasa de paro subió al 5% en diciembre, dos décimas más que en noviembre. Significa que la economía empieza a destruir empleo en un momento crucial. El ISM servicios sigue deteriorándose y descendió a 53,9. Crecimiento, pero cada vez menor. Durante todo el tiempo que dure la crisis, seguiremos muy de cerca las lecturas del índice ISM para tratar de auscultar el estado de la economía en tiempo real, tanto en su variante manufacturera como en la de servicios. He aquí la gráfica anual del ISM que incorpora los últimos datos del mes de diciembre. El nivel 50 separa la contracción del crecimiento.

A los datos anteriores, hoy hemos decidido añadir lo que está pasando en la bolsa con la banca pequeña y mediana de nuestro país. A la vista de las caídas, sobran las palabras. Tómense unos segundos para analizar los gráficos. Comprueban los máximos y los mínimos de cada banco en los últimos 2 años. En los últimos 9 meses casi todos los bancos pequeños y medianos de nuestro país, incluyendo nombres como Popular o Banesto, acumulan pérdidas en torno al 30 o al 40%. Algunas de estas caídas, gracias al comportamiento bastante estable de los grandes valores (Telefónica, Santander, Banesto, Repsol, Endesa) y al acaparamiento de titulares por parte de las constructoras, están pasando curiosamente desapercibidas. El cuadro que componen todas estas gráficas, sin embargo, no deja lugar a dudas respecto a la delicada situación que atravesamos.

No creemos, insistimos una vez más, que estemos ante un apocalipsis financiero, pero es evidente a la vista de la evolución bursátil de los bancos que estamos atravesando una crisis. No se nos ocurre una palabra mejor que “crisis” para denominar la actual situación que atravesamos. La RAE define crisis como “situación dificultosa o complicada”. O bien “situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese”. Y también “momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes”. Cualquiera de estas definiciones nos sirve. Que se lo pregunten si no a todos los accionistas de los bancos referidos.
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