El presupuesto del Servicio Navarro de Salud amenaza con consumir casi todos nuestros recursos. Los contribuyentes navarros dedicamos casi 1.000 millones de euros anuales, lo que supone casi una cuarta parte de los presupuestos forales, al gasto sanitario. En las actuales circunstancias, a pesar del contumaz empeño de los políticos, es un secreto a voces que resulta imposible mantener la burbuja de gasto público generada en los años pasados. Con los actuales ingresos, no podemos mantener todo lo demás y además 1.000 millones de euros. Nuestros políticos han dado sobradas muestras de lo buenos que son generando nuevo gasto público. En un mundo irreal con recursos ilimitados, sin duda serían buenos políticos. O al menos sería indiferente que fueran malos políticos.
De nuevo en el mundo real, nos encontramos con los apuros de la consejera de Salud, María Kutz, para pagar medicamentos o contratar nuevo personal sustituto. Los problemas de la consejera se arreglarían fácilmente, al menos de momento, con otros 1,000 millones de euros. Sólo que esta vez no los tenemos.
Hacer más con menos.
En el sector público, la sencilla fórmula de los gobernantes para hacer un poco más consiste en utilizar mucho más dinero. Sin embargo, la lucha por la supervivencia en el sector privado consiste precisamente en hacer más con menos dinero. El gasto en Sanidad le cuesta anualmente a cada navarro más de 1.500 euros. Una cantidad que resulta llamativa cuando un seguro médico privado de Sanitas o Adeslas le costaría menos de 1.000 euros. Si el gobierno de Navarra, en un arranque de locura, decidiera cerrar el Servicio Navarro de Salud, podría pagar a todos los navarros un seguro privado y ahorrarse 280 millones de euros. Se trata de una reflexión osada aunque, de hecho, hemos conseguido vivir sin supermercados públicos y sin zapaterías públicas y nadie va descalzo. Por lo demás, podemos cambiar de consejera, o incluso de gobierno, pero no servirá de nada si lo que hay que cambiar -a lo mejor- es el modelo.
3 respuestas
hoy en día con un buen presupuesto y un buen director se puede hacer un muy buen hospital. La tecnología está disponible. ¿Por qué hacer distingos entre salud pública y salud privada? ¿O alguien sugiere seguros públicos del automóvil?. Démos libertad: ¿quiere Vd. un seguro privado? Hágalo y el Estado le hace una deducción X en sus impuestos. ¿Vd. es indigente y no puede costearse un seguro privado pues no tiene impuestos que pagar?. Venga a vernos que el Estado tiene un fondo de salud para situaciones de indigencia. La salud pública puede arreglarse con puro sentido común si decidimos abandonar la demagogia.
Sinceramente, creo que la sanidad debe ser pública, universal, gratuita y bien gestionada. Sumado a un «cheque sanitario»
Me aterra el modelo sanitario de USA.
Cuando tienes un seguro de coche, vivienda… y tienes un percance el 50% de las veces va y resulta que en la letra pequeña especifica que ese supuesto concreto no lo cubría.
Un buen modelo era el del extinto seguro «de la diputación» y «del Ayunatamiento». Si querías ir a lo público era todo gratis. Si a lo privado pagabas la diferencia si la había (¿similar al cheque escolar?). Funcionaba en Navarra y no se por qué se lo cargaron
Como usuario del sistema sanitario, creo que conviene ir a dos cuestiones importantes:
1. Calidad: No se han realizado estudios comparativos sanidad pública frente a privada en España, ni en Navarra. Pero existe una percepción generalizada entre muchos expertos de que la calidad de la atención sanitaria pública es mejor que la privada, y que el ánimo de lucro en Medicina entra en claro conflicto con la calidad de los servicios sanitarios (hay que optimizar ingresos, reducir gastos, la cualificación profesional a veces no es adecuada, hay que retribuir bien a gestores y pagar beneficios a los accionistas, etc.). Sin embargo, todos percibimos que, en general, la privada es mejor que la pública en el aspecto hotelero y de confort, y que los tiempos de espera son menores en la privada que en la pública. ¿Explica esto su expansión?.
2. Eficiencia: Se podría pensar que la causa más importante de estas deficiencias del sector público es la escasez del gasto público sanitario, pero rotundamente no. La adecuación de recursos personales y técnicos, la propia perversión del sistema que autogenera la sobresaturación, las escasas posibilidades de reconocimiento y crecimiento profesional, las dobles jornadas laborales de los profesionales, las mordazas de la sindicación, las ataduras puramente políticas en la gestión, son, entre otras, causas de la ineficiencia.
Probablemente, que la sanidad sea pública, universal, gratuita y bien gestionada es, a día de hoy, simplemente utópico. ¿Por qué no podría ser pública con gestión privada, por ejemplo?, ¿no debería existir una colaboración más que una disputa entre sanidad pública y privada?, ¿por qué es obligatorio contribuir a la pública para contratar además, en muchos casos, un seguro médico?, ¿por qué no reconocer de una vez que no es gratuita, que la pagamos entre todos?, ¿no sería socialmente más justo un sistema de copago distributivo en lugar del igualitarismo demagógico?.