Cronológicamente, hace mucho que el PSOE tuvo que sentar precedente a la hora de ver qué se hacía con los partidos extremistas. La alternativa era o un pacto a la alemana, uniéndose la izquierda a la derecha moderada para aislar a la extrema izquierda, o por el contrario abrazar el discurso de la extrema izquierda para no seguir perdiendo votos en su favor. Lo que hizo el PSOE ya es historia, puesto que después de dar varios tumbos efectivamente ha abrazado a PODEMOS y no sólo ha llegado al gobierno y se mantiene en él gracias a ellos, sino también gracias a los partidos que han llevado a cabo una rebelión contra el estado español según las propias declaraciones de Sánchez en su momento.
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Que la doble vara de medir usada por Pedro Sánchez llegara por jerarquía y por simpatía a Navarra resultaba por tanto inevitable, pero no por ello la hipocresía resulta menos escandalosa. ¿Quiénes son los extremistas? ¿Dónde está el peligro para la democracia? ¿A qué dictadura ha apoyado VOX? ¿A quién ha matado VOX? ¿Qué ley se ha saltado VOX?
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Que María Chivite quiera un cordón sanitario en torno a VOX tendría acaso algún sentido según quién quedara a este lado del cordón. Pero en cambio resulta bastante descriptivo recuperar algunas imágenes que hablan por sí solas respecto a los partidos que, como hemos visto, María Chivite no es ya que deje cruzar el cordón, sino que los quiere convertir en sus socios de gobierno. Por otro lado, y volviendo a la escala nacional, casi podría decirse que no hay acusación de las que el PSOE está usando para vetar a VOX que no haya usado el propio PSOE respecto a los partidos sobre los que se apoya la presidencia de Pedro Sánchez. Y ahora los socialistas exigen al centro derecha que le haga un cordón sanitario a VOX. ¿Con qué coherencia? ¿Con qué legitimidad moral? De la coherencia de los que gobiernan con Bildu y se opusieron a la ilegalización de Batasuna hasta cuando ETA mataba, ni hablamos.
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La doble moral del PSOE llega al punto de que no es que se haya replanteado su postura y haya vuelto al modelo alemán, ofreciendo un acuerdo a la derecha para alejar mutuamente a los extremistas, o supuestos extremistas, sino que pretende insistir en el “no es no”, que la derecha no pueda pactar con la supuesta extrema derecha (cosa que habría que discutir, o a ver dónde hay un álbum de fotos similar de Santiago Abascal) y que, además, la izquierda en cambio sí pueda pactar con la extrema izquierda. No me toques que me tiznas, le dijo la sartén a VOX.
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