Un año más se ha celebrado el doble Alarde de Irún. Por un lado el Mixto, de reciente creación, y por otro el Alarde Tradicional y “diferenciado”, respaldado por el Tribunal Supremo. El alcalde de Irún, el socialista José Antonio Santano, recibió al Alarde Tradicional y abandonó el balcón al paso del Alarde Mixto. Los iruneses también hicieron su elección y 8.000 participaron en el Alarde Tradicional, por los sólo 800 que participaron en el Alarde Mixto. En esta ocasión no hubo incidentes violentos entre seguidores de ambos alardes como ha sucedido otros años.
La historia del Alarde.
El alarde celebra cada 30 de junio, día de San Marcial, la victoria en 1522 de las tropas irunesas sobre las francesas. En 1521, Francia había comenzado una serie de incursiones con el objetivo de cercar y tomar Navarra. Una de estas incursiones terminó en la batalla de Noáin, a la que luego haremos referencia. El 28 de junio de 1522, un ejército al servicio de Francisco I, rey de Francia, atravesó la frontera por Irún. Contra este contingente se alzó la población irunesa que, con la ayuda de las tropas de Beltrán de la Cueva (Capitán General de Guipúzcoa), batió al invasor en la batalla de San Marcial que el alarde anualmente conmemora.
La batalla de Noáin.
Como parte de estos enfrentamientos, que venían dirigidos por Francisco I y tenían por objeto recuperar Navarra para los Albret poniéndola bajo la influencia francesa, tuvo lugar unos meses antes la batalla de Noáin. Una batalla en la que los castellanos y los vascongados se enfrentaron a los franceses, habiendo navarros en ambos bandos. El líder francés (André de Foie) se rindió entregando la espada (tras quedar ciego) al líder navarro beaumontés (Francés de Beaumont) que luchaba junto a los castellanos.
Paradojas nacionalistas.
La historia deja al descubierto en estos sucesos algunas de las imposturas más populares del nacionalismo. Así, los nacionalistas vascos conmemoraron el pasado domingo 28 la batalla de Noáin, acudiendo representantes de Nabai y la “izquierda abertzale”. Olvidaron acaso la citada presencia de navarros en ambos bandos y que las tropas de la CAV combatieron con los castellanos. La pirueta es todavía más rocambolesca teniendo en cuenta que, sólo 48 horas más tarde, todos los nacionalistas celebran con entusiasmo en Irún la victoria de los castellanos sobre el mismo ejército cuya derrota lamentan en Noáin.
Irún, salida al mar de Navarra hasta 1.814.
Como decíamos al principio, históricamente Irún se ha encontrado más vinculada a Navarra que a Guipúzcoa. Los habitantes de Irún eran vascones, como los navarros, a diferencia del resto de habitantes de Guipúzcoa, que eran várdulos. No es hasta el año 1.200 que Irún deja de formar parte de Navarra y se incorpora a Castilla. Irún, sin embargo, es la salida natural de Navarra al mar, por lo que en diversas ocasiones se ha tratado desde Navarra de volver a reincorporarlo. Así, en 1805 vuelve a formar parte de Navarra junto a Lezo y Fuenterrabía. Se trató de una incorporación breve a la que dio fin Fernando VII en 1814, tras la Guerra de la Independencia y la segunda batalla de San Marcial. Como colofón de este pequeño episodio de la memoria histórica, mencionar de pasada que Irún fue quemada y arrasada por los republicanos en 1936 durante su retirada, y que tras la guerra se barajó la posibilidad de volver a incorporarlo a Navarra. Finalmente, Franco se decantó por que continuara siendo guipuzcoano.