Lo cierto es que la asignatura de Educación para la Ciudadanía parece ir avanzando a través de un proceso bien calculado. Una primera fase del proceso sería la introducción de la asignatura. En esta fase se permitiría una amplia variedad de contenidos en los libros de texto que redujera la resistencia a la asignatura y facilitara su implantación. Posteriormente, la propia existencia de textos divergentes justificaría un proceso de racionalización y unificación de los contenidos, cuyo sentido no parece difícil entrever.
El propio Consejero de Educación del Gobierno de Navarra, Carlos Pérez-Nievas, reconocía en su día la proliferación de textos infumables: “sé que en otras comunidades existen textos infumables; pero si algún centro de Navarra pretendiera utilizarlos, esos libros serían retirados por el departamento”. Finalmente, arrebatada esa potestad a los padres, parece que tampoco será Pérez-Nievas quien decida qué libros son infumables y cuáles no.