La documentación aportada por las partes al Tribunal de Cuentas en el proceso que investiga al grupo municipal de Nafarroa Bai y a Uxue Barcos, por el caso de las dietas en el Ayuntamiento de Pamplona, permite acceder a algunos documentos curiosos. Por ejemplo, las declaraciones con las reuniones de grupo a las que aseguraba haber acudido cada declarante. Como seguramente todo el mundo recordará, uno de los elementos que sembraba dudas sobre la veracidad de lo declarado por Uxue Barcos era la propia firma de las declaraciones. Pues bien, al final del artículo pueden encontrar algunas de las declaraciones de la actual presidenta y sus firmas correspondientes. Fíjense en ellas y decidan ustedes mismos si se parecen o no se parecen entre ellas.
Es posible que sólo un grafólogo pudiera determinar la falsedad de las firmas, pero a primera vista resulta llamativo para cualquier observador la diversidad de firmas que aparentemente rubrican las declaraciones.
La propia Barcos, por otro lado, ha reconocido que no todas las firmas eran suyas, aunque las autorizara, e incluso que en alguna etapa de su enfermedad tuvo problemas con el brazo. Varias de las firmas aparentemente dispares, sin embargo, son bastante anteriores a la enfermedad de Barcos (anunciada a principios de 2011). Sólo en una de las declaraciones aportadas al proceso la firma viene precedida de un P.A. (por ausencia), en el resto no se señala esta circunstancia.
Tal vez interese recordar que, según el sistema de dietas que existía en el Ayuntamiento de Pamplona, el máximo que podían cobrar los concejales en dietas era de 18.720 euros al año.
Para cobrar este máximo había que asistir a un mínimo de 156 reuniones, contabilizando un tope de 13 al mes y una al día. Naturalmente todos los concejales acogidos al sistema de dietas aseguraron acudir a las 156 reuniones mínimas y todos cobraron el máximo.
Para justificar esas 156 reuniones, a su vez, se podían computar tres tipos de actos.
1-Plenos del Ayuntamiento
2-Comisiones
3-Reuniones internas de cada grupo municipal
Respecto a las dos primeras no existen mayores problemas. Son públicas, van representantes de todos los grupos y hay un secretario y se extiende un acta sobre ellas. La sospecha recae sobre las llamadas reuniones de grupo. Es decir, meras reuniones de los concejales de tal o cual formación entre ellos mismos, no se sabe dónde, de las que no existe constancia alguna. Al no existir constancia alguna de su existencia, cualquier concejal podía declarar haber acudido a cierto número de reuniones de su grupo y perfectamente se las podía haber inventado, no hay manera de verificarlo. De este modo, cualquier concejal podía acumular reuniones de grupo a los plenos y comisiones para completar, entre las verificadas y las inverificables, las 156 necesarias para cobrar el máximo.
En 1998 la Cámara de Comptos señaló que las dietas, más que dietas, eran una especie de sueldo que se cobraba sin considerar las asistencias reales y contrariando la regulación típica del sistema de dietas: “El pago a los concejales, que perciben 12.670 pesetas por asistencia con un máximo de 10 al mes, se traduce en la práctica en un pago mensual e igual para todos sin tener en cuenta el número de asistencias reales, por lo que se convierte en la práctica en un sueldo, contrariando la regulación que prevé el pago de dietas”.
Resulta un tanto inquietante que la reforma del sistema de dietas que se llevó a cabo tras esta tarjeta amarilla de Comptos fuera el que ahora se investiga. Es decir, un sistema que más que resolver lo denunciado por Comptos venía a blindar esos “sueldos” de carácter fijo que podían generarse a costa de unas reuniones inverificables. El ayuntamiento simplemente evitó implantar un sistema como el que se estableció tras saltar a los medios el escándalo actual, en el que por fin se verifica que se realizan las reuniones que se cobran. Obviamente no ayuda a pensar en la buena voluntad de los beneficiarios de tantas dietas durante tantos años que no haya sido hasta muy recientemente, en una situación de escándalo nacional sobre la corrupción, que se ha implantado un mínimo control sobre los cobros.
El 30 de abril de 2013, el presidente de la Cámara de Comptos, Helio Robleda, declaraba en una entrevista concedida a Diario de Navarra que“Los pagos de dietas por reuniones de grupo en Pamplona no son transparentes”. Que “el pago de dietas funcionaría bien con un justificante de asistencia efectiva”, que “no podemos mantener un sistema con semejantes irregularidades”, que “las dietas sólo se pueden cobrar si se ha celebrado una reunión y hay un soporte y seguimiento individual”, que “siempre hay gente que actúa con honradez, pero otros no”, y que “no se puede justificar una reunión con el ticket de una cafetería. No se puede permitir. La reunión realizada debe tener sensatez…Deben tener lugar en un lugar institucional, que es donde el político puede hacer sus reuniones”.
Por lo demás, entre las situaciones llamativas del caso podría señalarse la de aquellos concejales que para cobrar el máximo sólo podían alegar unas pocas reuniones de las verificables (plenos y comisiones) y llegaban a las 156 mediante una enorme proporción de las inverificables. Una situación que, como en el caso de Barcos, resulta todavía más llamativa teniendo en cuenta que casi toda la semana la pasaba en Madrid por su condición de diputada. Considerando el tope de 13 al mes y una al día más el número de días hábiles de año, no es fácil casarlo todo.
A todo ello se suma además el problema de las firmas.
¿Cómo es que tenía tiempo para ir al número necesario de reuniones para cobrar el máximo mientras que, por otra parte, aparentemente ni siquiera podía encontrar un momento para firmar ella misma la declaración con el número de reuniones a las que asistía?
¿Cómo es posible que un documento tan sensible, que determina el cobro de una importante cantidad de dinero público, sistemáticamente no lo firme la propia interesada?
¿Qué credibilidad tiene la declaración si resulta cuestionable hasta la firma?
El sistema de cobro de dietas en el Ayuntamiento de Pamplona era tan perverso que, contra toda lógica, no había que probar que se había llevado a cabo una reunión para cobrarla, sino que ahora nos encontramos con la dificultad de que hay que demostrar la inexistencia de una reunión para impugnar su cobro. Para cobrar, bastaba la palabra del que tenía que cobrar, todos cobraban el máximo. En este mundo al revés, lógicamente el sistema genera sospecha en los ciudadanos. ¿Qué sentido tiene la persistencia de un sistema que permite cobrar por reuniones inventadas si no es para cobrar por reuniones inventadas?
La dificultad de tener que probar la inexistencia de algo hace posible que el Tribunal de Cuentas, aunque ya se verá, acabe determinando que no hay o al menos no puede probarse nada irregular, que todo se hacía conforme al sistema establecido de cobro, salvo que se considere irregular el propio sistema de cobro, pero a estas alturas y en cualquier caso como poco parece cuestionable toda la ética del sistema de cobros, desde luego su diligencia, en este caso ilustrado por las variadas y divergentes firmas de las declaraciones de Uxue Barcos. Lo menos que se puede decir de la actual presidenta, esperemos que también lo más, es que cobró 69.435 euros por unas reuniones de cuya existencia nunca ha habido constancia objetiva alguna.
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4 respuestas
Se coge antes a una mentirosa que a una coja, y esta cojea mucho de ambos pies, y de las ideas ni te cuento. Y es que Uxue pensaba que el Poder la iba a blindar de sus fechorías…pero no, precisamente porque las hizo gordas y ella la que más. Cómo va a poder hacer el tope de reuniones si estaba en Madrid viviendo en la casa de su marido (y cobraba por «vivir» en Pamplona a pesar de que el matrimonio tiene vivienda PROPIA en Madrid) la mayor parte de la semana.
La verdad es que bueno, hay otra también que canta como un papagayo…..la de IU, que hacía reuniones consigo misma y su grupo municipal bipolar.
Hay que condenarlas por corruptas …y por creer que encima somos gilipollas. Todo tiene un límite.
Vaya, vaya… Esto del periodismo investigación está muy bien. Me voy a pasar del estudio de la historia a estudiar la actualidad. Creo que sí. Gracias. RdeA
– AMIGO: Yolanda, Yolandita, te has ido y tienes que volver. Te han echado del poder entre cuatro y así estos ya pueden hacer. (ENEMIGO: – ¡Eh, no se pase de cursi!). Y eso que «los cuatro» son una minoría social. ( ENEMIGO: – Por eso sí que no paso). La Sra. Barkos, «barquitos», ha estado y estado tirando de las ubres -con todo mi respeto- y con ello ya ha hecho y dicho bastante. Por lo que se ve, lo traía todo escrito pero casi nadie lo sabía. Y ahora algunos investigan, aunque yo creía que era cuestión de la policía científica. Vuelve, que vuelvas.
– PERDIDO. «Navarra Conficencial»: ¿será verdad lo que Vd. dice?, porque a Yolanda le han echado sin tener que pasar por el Juez, y cuando ninguna «pasta» le han podido sacar sino que devolvió esas dietas que todos – toditos cobraron -y no como algún otro que por lo visto de lo antes se lo gastó-. Aclaro que cobraron y yo creo que eso no estaba bien. Pero peor está a todas luces lo de las firmas «de la gabarra del Nervión». Por algo no me gusta la partitocracia. Quiero el examen de la Justicia. Estado de Derecho.
– CORO. La culpa, la partitocracia, ¿eh?. Dice que la culpa de todos… !oh!. !Y dice también que la partitocracia no es el pueblo!
– PERDIDO. Que ya, que ya me callo, pues siempre yo espero al juez. ¿Hay aquí algún médico o juez de urgencia?. Los hay que esperan a la autoridad, y no hacen como esas turbas -que ya se mueven, ya, profesionales que son y pagados los tienen-, que no hacen digo como esa prensa amarilla sucursal la Vardulia que monta barullos, lincha a cualquier quisque, fulmina en «juicios políticos» formados por ellos mismos -así hablan, como si un juicio no fuese cosa del juez- a unos personajes y se los callan a otros, también personajes. Yolanda, Yolandita, que se has ido para no volver. Te habrás ido harta. No me extraña. Yo siempre espero al juez. Aunque me quede sentado. Y eso que nunca le voté. Y menos a la Barkos.
En fin, quiero que todo el tema se aclare, que me parece muy grave. R .de A.
Yolanda devolvió (bueno, en realidad dijo que iba a devolver aunque nunca supimos cuando ni a que institución lo hizo) la parte que solo algunos, todos de upn, cobraron de un órgano desconocido. No devolvió (o no dijo que iba a devolver) la parte de las dietas que cobraron de forma transparente gente de casi todos los partidos