Desmontando las dos malas ideas de la semana de Pablo Iglesias

Podemos quiere acabar con los pobres, con los desahucios, con el sufrimiento, con el paro… es decir, quiere lo mismo que todo el mundo. ¿O de verdad creen ustedes que hay alguien que no quiera todo esto? El problema es cómo conseguir todo eso y ahí es donde los partidos se distinguen unos de otros.

Ya de entrada Podemos tiene en contra un grave contratiempo: la realidad.

¿En qué países se vive mejor?

¿Dónde hay menos miseria y pobreza?

¿Dónde le gustaría vivir a usted?

Con toda probabilidad, el 99% de ustedes diría que Alemania, o Suecia, o Gran Bretaña, EEUU, incluso España. ¿Quién diría ahora mismo Venezuela? ¿O Cuba? ¿O Corea del Norte? ¿Quién se lamenta de no haber podido vivir en la URSS, en la RDA o en Albania?

Pues bien, los países a los que el 99% tomaría como referencia son países del mundo libre occidental, con más o menos estado pero basados en una economía de mercado, con seguridad jurídica, derechos fundamentales garantizados, democracia, respeto a la propiedad privada y un sector privado fuerte y competitivo, capaz de generar los recursos suficientes para financiar el estado del bienestar. Más o menos estado de bienestar, o más o menos gobierno, o más o menos impuestos, ya sólo es una discusión dentro de este marco.

Por consiguiente, cualquiera puede intuir que todas las fórmulas que vienen de la prehistoria comunista y marxista son falsas. Aunque sólo sea porque los países basados en tales ideas o son un espanto o han colapsado e intentar caminar, con más o menos éxito, hacia el modelo de libre mercado.

Así pues, todo el mundo puede tener de entrada la intuición de que las propuestas de Pablo Iglesias no funcionan en el mundo real, pero lo cierto es que hay una explicación para que no lo hagan. Esta misma semana Podemos ha lanzado un par de propuestas como son elevar la presión fiscal para alcanzar la media europea y lanzar un Plan E de 100.000 millones de euros. Pues bien, se trata de dos propuestas que parten de premisas totalmente erróneas que apuntan en la dirección equivocada.

Subir los impuestos para igualar la presión fiscal a la de la UE

Esta propuesta parte de un hecho cierto: la presión fiscal en la UE es algo superior a la de España. Por tanto, si igualamos la presión fiscal de España con la de la UE podríamos ingresar casi 100.000 millones más. Ni siquiera discutiremos el cálculo de Gestha-Podemos. Con esos 100.000 millones podríamos financiar el Plan E 2.0.

Sin embargo, esta propuesta nace del desconocimiento de lo que es la presión fiscal.

La presión fiscal es la ratio entre el PIB y la recaudación. Cuando decimos que la UE tiene una presión fiscal más alta que la nuestra estamos diciendo que su recaudación es superior respecto a su PIB. ¿Pero qué es lo que sucede en España con la recaudación y con el PIB?

De entrada, si se han fijado ustedes, la presión fiscal no dice nada sobre los impuestos sino sobre la recaudación. Solemos pensar que a más impuestos más presión fiscal; sin duda Pablo Iglesias piensa así, pero esto no tiene por qué ser así. De hecho puede ser todo lo contrario. Si bajando impuestos estimulamos la economía y aumentamos la recaudación, igual que alguien que baja el precio de los zapatos puede vender más y ganar más, resulta que tendríamos más presión fiscal habiendo bajado los impuestos.

¿Imposible?

Ni mucho menos.

De hecho, lo que ha sucedido en España (y esto no es opinión, sino datos objetivos) es que nos han subido los impuestos y en cambio ha bajado casi seis puntos la presión fiscal.

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Es decir, nos han subido los impuestos y ha bajado la recaudación. En concreto, la recaudación fiscal en 2007, con impuestos más bajos, llegó a los 200.000 millones. La recaudación fiscal en 2013, con impuestos mucho más altos que en 2007, fue si embargo de sólo 168.000 millones.

¿No se han enterado de esto en Podemos? Parece que no. El resultado es que Pablo Iglesias no recaudaría 100.000 millones más ni equipararía la presión fiscal con la UE subiendo impuestos. Por el contrario estrangularía la economía todavía más, bajaría la recaudación y bajaría aún más la presión fiscal.

Otros dos elementos a tener en cuenta en la ecuación, pese a empezar a alargarnos demasiado, son los del esfuerzo fiscal y el cálculo del PIB.

Si a alguien que gana 10.000 euros y a alguien que gana 100.000 euros les ponemos una presión fiscal igual, del 50%, aparentemente tienen los mismos impuestos, pero el esfuerzo de los dos es muy distinto. Mientras que uno aún podría vivir holgadamente con 50.000 euros al otro apenas le quedarían 5.000 para sobrevivir. Es por esto que además de presión fiscal existe el concepto de esfuerzo fiscal. A igualdad de impuestos, el esfuerzo fiscal del que cobra menos es mucho mayor. El esfuerzo fiscal de España es uno de los mayores de la UE, de esto tampoco deben tener noticia en Podemos.

El segundo elemento tiene que ver con la formación del PIB. Para calcular el PIB, por ejemplo, se contabilizan sólo las casas nuevas o los coches nuevos. Sin embargo, todas las casas y coches de segunda mano que se venden generan muchísimos impuestos. Al desplomarse con la crisis las ventas de casas y coches de segunda mano esto no ha afectado al PIB, pero sí a la recaudación. Es también por ello por ello que la caída de la recaudación ha sido mayor que la del PIB y que la presión fiscal (PIB/recaudación) ha descendido. La presión fiscal subirá por la reactivación del mercado de segunda mano y no por las subidas de impuestos.

Un segundo y gigantesco plan E de 100.000 millones

Parece que la última oferta electoral del Pablo Iglesias consiste en tomar los errores de ZP, multiplicarlos por 10 y presentarlos como una propuesta novedosa y prometedora. ¿Qué pasaría si cometemos los mismos errores que ZP multiplicados por 10? Pues, lógicamente, que estaríamos 10 veces peor que lo que nos dejó ZP. De entrada ya hemos visto que Pablo Iglesias no iba a conseguir los 100.000 millones que él cree que iba a conseguir igualando la presión fiscal de España a la de la UE, sencillamente porque no parece entender bien cómo funciona la presión fiscal. En cualquier caso, es bueno entender por qué no funcionó el Plan E para entender por qué tampoco funcionaría multiplicado por 10.

La teoría del cristal roto

El Plan E se basa en la teoría keynesiana del cristal roto. Dicho de otro modo: si rompes un cristal hay que llamar al cristalero, poner una cámara de seguridad, pagar a un vigilante… es decir, que romper cristales estimula la economía. Seguro que, con esta misma filosofía, ustedes han escuchado alguna vez que tirar los papeles al suelo genera empleo porque si no habría que despedir a los basureros o que, para estimular la economía, hay que poner a un millón de personas a cavar y a otro millón de personas a tapar agujeros.

Obviamente se trata de un disparate.

Si usted rompe un escaparate, el dueño de la tienda tendrá que llamar al cristalero y quizá poner una cámara de seguridad o contratar a un vigilante. Pero eso lo tendrá que hacer con dinero que saldrá de algún sitio. Tal vez entonces tenga que dejar de comprar un ordenador y llevar la contabilidad a lápiz para pagar el escaparate, y despedir a una dependienta para contratar un vigilante. Lo que ganó por un lado el cristalero o el vigilante lo perdieron por otro el vendedor de ordenadores y la dependienta. Al llevar la contabilidad a mano y tener menos dependientes su negocio además será menos competitivo y los clientes estarán peor atendidos. Al final puede que haber roto el cristal acabe con el cierre de la tienda.

Quien defiende cosas como que hay que poner a la gente a cavar y tapar absurdamente agujeros no entiende que el dinero para hacer todo eso tiene que venir de algún sitio. De un sitio productivo donde se genere riqueza. Lo que se hace con este tipo de medidas es sacar recursos de la economía productiva para dedicarlos a tareas improductivas. El resultado es que la situación general no sólo no mejora sino que empeora. El Plan E de ZP sirvió para levantar y volver a construir aceras o llenar las calles de España de guardias dormidos. La economía no despegó y el desajuste de las cuentas públicas se acentuó. Para pagar miles y miles de millones en inversiones absurdas hubo que aumentar la deuda y para pagar luego la deuda hubo que subir los impuestos lo que estranguló la economía y generó paro, desahucios y pobreza.

Bienvenido a la realidad, Pablo Iglesias.

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6 respuestas

  1. Yo es que alucino con la idiocia de las propuestas o «proapestas» podemitas. Quiere llegar a ser como Alemania haciendo las políticas CONTRARIAS a las que han llevado a Alemania a ser lo que es. Y si aplicas las medidas de Cuba, Corea del Norte o Venezuela, llegarás a ser eso, un dictadura bananera. Engañan a la gente diciendo que su objetivo es ser como Alemania, pero esconden el final; ser como Alemania…del Este. La «demokratika» que asesinaba a los que intentaban huir.

  2. Yo alucino con esta gente.Esta claro que la presión fiscal la soporta principalmente las clases medias por lo que con seguridad pagarían esos 100.000 millones dejando a miles y miles de familias españolas sin capacidad de consumir por lo que el PIB se desplomaría.Y en cuanto a ese nuevo plan E ¿no es cierto que esos hipotéticos votantes de Podemos han sido tremendamente críticos con el cemento y las obras?No entiendo nada.

  3. Estos tarados empeñados en construir el reinado de Cristo en la tierra reduciendo a los ciudadanos a la condición de peones a los que sacrificar en aras de su ideología-religión acaban una y otra vez creando infiernos tan reales como la propia vida.
    Parece mentira que después de la experiencia que debería aportarnos la historia del siglo XX no hayamos aprendido que comunismo y socialismo son pobreza y muerte, es decir, dos veces muerte.

  4. ¿Y esto es nuevo? Podemos certifica que es un conglomerado de lo peor de la casta. Otra combinación de las políticas de Zapatero y Solbes.
    ¡Dios mío! ¡Pablo Iglesias está preparando un pacto con el PP!

  5. De unos analfabetos tan ilustrados, que no en vano son profesores universitarios y todos esperamos que no sean el paradigma de la actual universidad pública española, no se puede esperar nada mejor que la implantación de medidas lógicas que se derivan del mesianismo de su doctrina político-religiosa: más impuestos y gastar mucho. ¿Acaso se podía esperar otra cosa distinta?

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