Desde el inicio de la crisis, el gobierno ha entregado más de 600 millones de euros a los sindicatos

En mitad del debate sobre el misterioso número de liberados sindicales en Navarra y en toda España, la parte del león del dinero que se llevan los sindicatos corresponde a los cursillos de formación que ofrecen a los parados. Las subvenciones que reciben los sindicatos por este concepto ascienden a cientos de millones de euros, y comprenden inyecciones de dinero público del gobierno central, de las CCAA e incluso de los fondos europeos. Entre 2007 y 2009, las cantidades percibidas por los sindicatos han superado los 628 millones de euros.

¿Sindicatos o empresas públicas de formación?

A la luz de estas enormes cifras de dinero, podría pensarse que los sindicatos no son propiamente sindicatos, sino que su actividad principal consiste en ofrecer cursillos. Como empresas dedicadas a dar cursillos de formación, los sindicatos funcionan al margen del mercado viviendo del dinero público, con la efectividad esperable en este tipo de casos. Con una tasa de paro que según la EPA alcanza el 20%, salta a la vista que nadie que acude a los cursillos de los sindicatos consigue jamás encontrar trabajo. Si alguien excepcionalmente ha conseguido trabajo gracias a un cursillo de los sindicatos, frente al despliegue monumental de millones será el colocado más caro del mundo para el estado. Ante una lluvia de millones que ofrece como contraprestación estos resultados catastróficos, sería lógico preguntarse si no tendría sentido ahorrarse todos estos millones de euros y reducirlos de los impuestos, dedicarlos a otros menesteres, o incluso pagar los cursillos a los trabajadores en academias privadas. Como todo lo que huela a autofinanciación, sería el principio del fin de los sindicatos.

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2 respuestas

  1. Ya me parecía a mí que lo de los videos de chiquilicuatre, en el fondo, eran un cursillo de formación, pagado con el dinero de todos, y con el que nadie iba a encontrar trabajo.

  2. El problema no es el despilfarro, que también. Ni la compra de voluntades, que también. El problema es que allí donde aparece lo público (subvencionado), desaparece cualquier iniciativa privada; que es la que realmente genera riqueza y valor. Si los sindicatos sirvieran para algo, los propios asociados lo pagarían. Si no pagan es que no ofrecen valor. Y los sindicatos lógicamente obedecen a quien les da de comer, curiosamente con el dinero de todos. Vaya sistema!!!

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