¿Deberían prohibirse los Sanfermines?

¿Deberían prohibirse los Sanfermines? Ya les adelantamos que nosotros pensamos que no. Otra cosa es que haya que recuperarlos. Porque han acabado siendo en alguna forma algo que no deseábamos. ¿Recuerdan el concurso de fotos eróticas de Kukuxumuxu? ¿Las señoritas a caballitos de un maromo enseñando los petxos? Hace tiempo que la cosa se nos fue de las manos. Y no los Sanfermines, sino la falta de valores en la sociedad en general. Que lo dicen hasta las feministas. Si algo tienen de bueno sucesos como el de la manada es que nos dan a todos mucho en que pensar.

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La normalización y ahora desnormalización del bukake

Cinco contra una violación automática, intimidación manifiesta, la violencia va implícita. Es totalmente anormal. O eso se dice ahora. Hoy nos tiene que escandalizar lo que hasta hace una semana nos pretendían normalizar ¿Quién puede creer que una chica iría voluntariamente a liarse con 5 matxirulos? ¿Alguien se lo puede imaginar? ¿Cómo puede un juez concebir que algo así pueda ser voluntario y placentero? ¿Alguien puede imaginarse un partido poniendo a dar talleres de sexualidad a alguien que sostuviera cosas como ésa? ¿Podemos imaginarlo siquiera? ¿Podemos? ¿Podemos?

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La faceta económica de la crisis ha tapado el hecho de que la crisis no era ni sólo ni fundamentalmente una crisis económica sino una crisis de valores. La mala noticia es que la economía se recupera más fácilmente que los valores. Aunque tal vez a largo plazo tampoco. Hemos revisado las normas de Basilea para los bancos y nos creemos que hemos hecho algo, siquiera para la salud del sistema finaciero y acaso ni eso, ¿pero y todo lo demás? El suceso de la manada, ¿no revela que hay mucho más?

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Si nos sorprende y nos congratula que los bukakes ya no sean normales, nos sorprende y nos congratula también que ahora ya se pueda legislar en caliente, o que a los delincuentes haya que castigarlos severamente y meterlos en cárcel en vez de pensar fundamentalmente en reeducarlos y reinsertarlos. A los que hay que reeducar, nos señalan ahora. es a los jueces para que no dejen en la calle a los delincuentes. Y esto lo sostienen en este momento partidos que hasta hace muy poco decían todo lo contrario y hablaban de que venganza no es justicia, denunciando la crueldad e incluso la inutilidad de las penas. ¿Acaso nadie recuerda que el secretario general de Podemos en Navarra, Eduardo Santos, es es abogado y miembro de Salhaketa, una plataforma que promueve “La desaparición de las cárceles porque la pena privativa de libertad es un castigo inhumano, incapaz de conseguir el objetivo resocializador, sustituyéndolo por respuestas extrapenitenciarias de carácter social” ? ¿Cómo es posible que Podemos enarbole ahora la causa de la severidad penal y carcelaria?

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Tampoco nos extrañemos demasiado porque  para eso los líderes de Podemos son la vanguardia del pensamiento progresista y por tanto hacen y dicen lo que les da la gana, como repartirse el poder entre tres humanos con pene y ponerse detrás un cartel de “nosotras”, para vacilarlas o todas y todos, pero sobre todo a todas. O hacerse fotos con raperos que versiculan letras de canciones como “esos ojos de puta guarra piden bofetón”. O hablan de azotar hasta que sangre a una periodista para, a renglón seguido, subirse a un estrado a explicarnos cómo hay que luchar contra el heteropatriarcado y encabezar la guerra contra el machismo.

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Recordemos también la afortunada ambivalencia de la derogación de la Doctrina Parot, que supueso la puesta en libertad de una serie de etarras y una serie de violadores, derogación que fue recibida alborozadamente por buena parte de toda esa izquierda radical que ahora pide endurecer sustancialmente las penas contra los violadores. Y poner en la calle a la manada de Alsasua. Y hacer aurreskus a los etarras que salen de las cárceles.

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Envolver la mierda en feminismo

Da la impresión de que hay formaciones radicales que sólo pueden conseguir el voto en un estado de agitación y efervescencia social. Si no existen causas objetivas para la agitación y la efervescencia, entonces hay que crearlas. Así, de en este país todos los niños se están muriendo de hambre estamos pasando a todas las mujeres están siendo asesinadas y violadas. Da la impresión además de que quienes intentan crecer electoralmente a costa del hambre y la cosificación de la mujer son quienes, cuando de ellos depende, más hambre pasan los niños y más cosificadas están las mujeres. Porque otro de los fenómenos a los que estamos asistiendo en los últimos tiempos es a comprobar cómo determinadas ideas que apenas recogerían apoyos intentan impulsarse y multiplicar su apoyo social a costa de envolverse en la bandera del feminismo, que con razón o sin ella ahora mismo goza de un estimable aprecio social. Envuélvelo en feminismo y lo venderás mejor. Ponle a alguien la etiqueta de machista y habrás acabado con él.

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Las mujeres no son una especie superior

Mujeres raras hay, como la del bukake. No exageremos por inverosímiles los errores que no es capaz de cometer una mujer. Como la que se ha quedado embarazada tras un vis a vis con uno de los miembros de la manada. Tampoco demos por hecho que todo lo que dicen los hombres es siempre mentira y todo lo que dicen las mujeres verdad, y que debe haber una presunción generalizada de veracidad a favor de cualquier mujer que presente una acusación de malos tratos o de agresión sexual. O que las mujeres no se mueven a veces, como todos, por venganza, por odio o por cualquier otro móvil espurio. No inventemos una Arabia Saudía pero al revés. Esto de la justicia funciona así: aunque a posteriori el 99% de las denuncias se demostraran ciertas, cosa que no sucede, a priori hay que juzgar con imparcialidad el 100% de los casos y probar la culpabilidad de los acusados. Eso sí, si los acusados son culpables castígueseles con más severidad en casos como el de la manada y similares en los que está claro que existe un consenso social. ¿Qué partidos siguen hoy sin estar a favor de la prisión permanente contra los violadores? Volviendo a la estrategia de envolver la mierda en el feminismo no llamemos feminismo a una especie de supremacismo hembrista. De hecho, ya que estamos, ni siquiera llamemos feminismo al igualitarismo. Ni igualitarismo al igualacionismo.

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El Terror 

Así es conocido el oscuro período de la Revolución Francesa que se extendió entre septiembre de 1793 y la primavera de 1794, en el cual el Comité de Salvación Pública y el Comité de Seguridad General dieron inicio a una etapa de dictadura revolucionaria y represión (nada de la libertad que otros como los girondinos pretendían) de la que esta portada, en la que sólo faltan la guillotina y los anuncios de contactos del reverso, podría ser perfecta expresión con 220 años de retraso. El problema es que avanzar 220 años es complicado, pero retrocederlos es facilísimo.

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La manada: el antiejemplo de lo que debe ser un hombre

Para que no quede ninguna duda, los miembros de la manada eran unos seres depravados ya el 5 de julio, antes de los sucesos. Así lo demuestran todos sus wassaps y sus antecedentes. Al margen de su destino judicial, la abyección de los componentes de la manada no está en cuestión. Por eso mismo quizá procedan preguntas como qué tipo de sociedad produce estos degenerados o qué los atrae hasta Pamplona un 6 de julio. Mucho más si de alguna manera estamos asumiendo, como parece y no del todo sin razón aunque resulte discutible el diagnóstico, que la manada no surge como la confluencia casual de 5 degenerados, sino que hay algo en el ambiente (sin menoscabar la responsabilidad personal de las fieras) que promueve la floración de este tipo de alimañas entregadas a la exacerbación y satisfacción de sus más bajos instintos animales o infranimales sin reparar en los medios. Tenemos una generación que está siendo víctima de un timo de proporciones históricas. Incluso asumiendo que el bukake hubiera sido voluntario por todas las partes, qué tristeza y qué vacío por todas las partes. Volviendo al principio qué pena que de la crisis actual sólo estemos intentando arreglar la faceta económica que, por otro lado, ni seguramente es la más importante ni se pueda arreglar al margen de la crisis de valores y sus efectos devastadores.

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