Cuando los despidos se producen en un medio llamado… Gara

Sin duda casi todo despido implica u drama humano y personal, particularmente en momentos de crisis, pero hay despidos más noticiables que otros. Es el caso de lo que está sucediendo estos días con Juanjo Basterra, un periodista veterano despedido por Gara-Naiz. Como primera conclusión ya vemos que en las empresas ultraizquierdistas también hay despidos. Pero la cosa pinta mucho peor.

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Según refiere el periodista de 57 años, ha sido víctima de un despido justificado por la empresa en razones económicas objetivas, improcedente, unilateral y sin posibilidad de continuidad. Basterra denuncia que según que partidos, sindicatos, medios y personas valoran de forma hipócritamente distinta un despido cuando se produce en Tubacex, por decir algo, que cuando se produce en Gara o un medio digamos que afín. Obviamente tiene toda la razón. No se puede tener un discurso para uno y otro para los demás.

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Más allá de su caso particular, Basterra revela que en Gara llevan desde el año 2003 “con procesos de salida de trabajadores y trabajadoras fijas de la empresa, en donde la temporalidad está al orden del día”, que la plantilla padeció una rebaja del 10% del sueldo y que “llevamos bastantes años con el sueldo congelado”, pero que “LAB mira a otro lado”. “¿Es lo que propone LAB en otros centros de trabajo?”, se pregunta el periodista. Basterra llevaba 24 años afiliado a LAB hasta ahora que se ha sentido desamparado por este sindicato en el momento de su despido.

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Si hablamos de antigüedad, Basterra también denuncia que no existe en Gara/Naiz, “porque el anterior abogado de la empresa, Kepa Landa, a las órdenes de Gorka Altuna, exconsejero delegado de Baigorri SA, decía que era una “disposición franquista”.

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Parece que el despido de Basterra también presenta una faceta ideológica, lo que hace que el entendimiento del caso no se agote con las claves económicas del asunto. Según denuncia el sindicato BAT, “este trabajador era discordante con la política que está llevando Gara y la Izquierda Abertzale Oficial. A nuestro entender, creemos, que se le despide por no comulgar con ruedas de molino y no aceptar el camino elegido por la línea oficial”. El sindicato añade que además de Basterra “Varios trabajadores/as han sido despedidos y despedidas alegando razones económicas”.

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Todas estas disputas internas en el seno de la izquierda abertzale no dejan de arrojar jugosos reproches mutuos con interesantes revelaciones, como cuando el citado sindicato BAT denuncia que “Tampoco es comprensible que en un medio de comunicación que se autodenomina plural e independiente el abogado de la empresa y Secretario del Consejo de Administración sea el hijo del anterior Consejero de Administración y de una relevante y conocida miembro de la IA. Según parece en esta empresa los cargos van pasando de generación en generación como en la burguesía”.

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En realidad, lo que ahora vemos en el Gara ya la hemos visto antes por ejemplo en el Grupo Noticias. Enarbolar el discurso anticapitalista y la defensa de los trabajadores está muy bien, siempre que se trate del capital o los trabajadores de otra empresa. En este sentido sólo hay dos alternativas. O estas empresas hacen lo contrario de lo que predican por pura maldad, o lo hacen porque la realidad no les deja más remedio. Ninguna de las opciones les deja en buen lugar. Si hacen voluntariamente lo contrario de lo que predican, son unos incoherentes y unos hipócritas. Pero si hacen lo contrario de lo que predican porque lo que predican no funciona y no es aplicable en la realidad, entonces son unos mentirosos. Por lo demás tampoco puede extrañar a nadie, y menos a un trabajador de la casa, que en los medios de la izquierda abertzale no haya libertad más que para repetir maquinalmente los dictados de la izquierda abertzale. Y si esto es así en la izquierda abertzale “oficial”, mucho más aún en la izquierda abertzale “auténtica” o como la queramos denominar. O sea, lo de que no defendían a los trabajadores puede pillar de nuevas a alguien, pero de ninguna manera se puede sorprender nadie ahora de que EGIN, GARA, NAIZ y compañía no defiendan la libertad. No ya de periódico para adentro, que puede ser legítimo cuando un medio tiene un ideario, sino en general en la sociedad.

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