Coworkids y el adoctrinamiento en la Agenda 2030

Hace un par de días se producía en Ermitagaña un ataque contra un mural que habían dibujado los 130 niños que participaron en el campamento de COworkids de la pasada Semana Santa ‘Pamplona 2030, con el título “¿Qué ciudad imaginas en el futuro?”. El mural, que estaba en el Centro Comunitario de Ermitagaña, que es el lugar en el que COworkids lleva a cabo sus actividades en el barrio, apareció pintarrajeado con pintura.

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Como seguramente nadie ignora, Coworkids es la alternativa del Ayuntamiento de Pamplona a los llamados “Servicios de Acción Preventiva Comunitaria”, pomposa denominación con la que en tiempos de Bildu se repartían 1,1 millones de euros entre ocho asociaciones llamadas Siñar Zubi, Umetxea Sanduzelai, Aldezar, Etxabakoitz Bizirik, Batean, Buztintxureando Txuri, Yoar y Bideberri. Obviamente la izquierda abertzale puso el grito en el cielo y, como todo el mundo puede apreciar, cuando la izquierda abertzale muestra su disgusto ante algo al tiempo suelen llegar los sabotajes, ya se trate de un exhibición de hípica, de establecer una zona azul o en este caso de Coworkids. Post hoc, ergo propter hoc, que dirían los clásicos.

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Contar y denunciar todo esto, que por supuesto debe ser contado y denunciado, a lo mejor sin embargo es contar sólo la mitad de la historia. Con ocasión de este ataque nos enteramos de que el mural atacado resulta que es un árbol de cuyas ramas cuelgan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), establecidos por la ONU y en conjunción con la Agenda 2030: no tendrás nada y comerás gusanos pero serás feliz, etc.

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Sabotean el mural de Ermitagaña diseñado por los niños que participaron en COworkids https://t.co/4EiLrMVBLf

— Navarra.com (@navarra_com) October 19, 2021

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Desde luego a nadie se le escapa que pintar semejante arbolito temático no es una idea espontánea de los niños, como si hubieran estado un rato dudando en pintar el arbolito con los ODS o algo sobre Bob Esponja, obviamente se les indujo a pintar el arbolito. El adoctrinamiento a los niños en la Agenda 2030 apenas resulta menos escandaloso que el ataque al mural. Dicen ahora constantemente que quieren enseñar a los niños a ejercer el pensamiento crítico, pero cada vez es más descarado el intento de adoctrinarlos a través del sistema educativo.  ¿Saben qué no encontrarán en la Agenda 2030? Ninguna apelación a la libertad. Se nos habla del hambre, de la igualdad, del calentamiento global, de la Educación, de la Sanidad… pero no de la libertad. Como si la pobreza, la desigualdad o la destrucción del medio ambiente no fueran plagas que acompañan de forma sistemática precisamente a los regímenes en los que no hay libertad. Como si la libertad política, la libertad de pensamiento y la libertad económica no fueran la base del progreso. Pero claro, en China no hay libertad como en más de la mitad de los países que conforman y controlan la ONU. Y sin China no hay Agenda 2030. Así que sonríe mientras te comes tus gusanos pero no pidas libertad en un país comunista. La Agenda 2030 tiene un problema con la libertad porque no es optativa. La Agenda 2030 tampoco pretende que todos comamos chuletón sino que todos comamos gusanos. Lo importante es que todos los platos de gusanos sean iguales. Practica la pobreza sostenible, no uses el avión como Alzórriz, no quieras tener un coche. Y a lo mejor algunos de los padres de los niños que pintaron el mural son ganaderos, o trabajan en la Volkswagen o en algún otro sector cuya exterminación exige el nuevo orden mundial rojipardo.

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El ataque al mural viene a desvelar que todo el tiempo que la ONU no está adoctrinando a los niños en las aulas, como con su premiado SKOLAE, está adoctrinándolos en los incuestionables principios de la Agenda 2030 a través de instrumentos como Coworkids. A ver cuándo vuelve Navarra Suma al Ayuntamiento de Pamplona para acabar con este tipo cosas, comentan algunos observadores con ironía. También cabría preguntarse si los atacantes sabían lo que estaban atacando, si no se habrán arrepentido al saberlo, si esto no les ha generado algún dilema interno o si la izquierda aberztale, tras la disolución de ETA y sin su dirección política, todavía no tiene una postura definitiva sobre la Agenda 2030.

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