La emotiva historia de Fluvi.
Fluvi es una gota de agua que, junto a otras gotitas, forma el grupo de los “posis”. Fluvi es positiva y se pasa el día cantando con los pajarillos y nadando con los peces. Pero un día al levantarse, salió corriendo a darse el primer chapuzón, como de costumbre. Y cuál no fue su sorpresa al ver que el cauce del río había descendido tanto que los pobres peces hacían turnos para poder zambullirse. Y al andar sus pies producían un ruido espantoso que jamás había oído, el crujir de la hierba seca. Fluvi sintió mucha pena y se puso a llorar, entonces vio cómo las lágrimas que caían de sus enormes ojos volvían de color verde aquel lugar. Así pues se dio cuenta del enorme poder que poesía.
Los malvados “negas”.
Les avisábamos de los peligros que podían acechar en un aparentemente tranquilo recorrido por la Expo. Y es que si aún no se han estremecido ante la descripción del pavoroso ser llamado “Fluvi”, sepan de la existencia de otros seres llamados “negas”, que son los auténticos villanos contra los que lucha fluvi y sus “posis”.
Los “posis” son pequeños seres bondadosos, que tratan de repartir toda el agua que les sea posible. Los “negas” son todo lo contrario de los “posis”. Son también seres de agua, pero sucia y contaminada. Tienen por misión succionar toda el agua que les rodea.
A pesar de esta definición nos hemos preguntado, en caso de tener que repartir el agua mediante un trasvase, quiénes serían los “posis” y quiénes serían los “negas”. No nos ha quedado clara la respuesta. En cambio, tenemos la fundada sospecha de que Al Gore sería un "posi".
Algunos números de la EXPO.
El recinto propiamente dicho de la Expo ha costado 700 millones de euros. Otros 1.550 millones de euros cuestan las diversas obras e infraestructuras del Plan de Acompañamiento. 220 millones de euros adicionales corresponderán a los costes operativos durante los 90 días que permanezca abierta la exposición. Tras los casos de la Expo de Sevilla, o el del Forum de Barcelona, algunas voces se han preguntado si, a partir del último día de la Expo, se materializarán todas las previsiones de ingresos necesarios para sufragar toda esa inversión, proveniente en su inmensa mayoría de las arcas públicas.
Los ingresos previstos por venta de entradas son de unos 120 millones de euros, por lo que buena parte de la recuperación de la inversión depende, por ejemplo, del precio de venta de los 160.000 metros cuadrados del recinto.
Cabe preguntarse, no obstante, por qué si un acontecimiento como éste es un negocio rentable, no se deja entonces en manos de la iniciativa privada, tal como sucedió en las Olimpiadas de 1984 en Los Angeles. Aquellas Olimpiadas no costaron un dólar al contribuyente y arrojaron un beneficio de 215 millones de dólares.
