El Parlamento de Navarra estableció en 2015 que el día 11 de febrero de cada año se convirtiera en el Día en memoria de los desplazados forzosos por ETA y de todas sus víctimas de crímenes contra la humanidad. Desde aquel año, se ha venido celebrando un acto memorialístico en recuerdo de las víctimas junto al monumento dedicado a las víctimas del terrorismo de ETA en la plaza del Baluarte. Hasta este año las fuerzas políticas menos Bildu acudían a ese acto. Este año no han acudido ni Bildu, ni Podemos, ni IE, ni Geroa, y María Chivite no envió tampoco a ningún miembro del gobierno. En representación del PSN, de hecho, tan sólo hubo dos diputados que se colocaron en la última fila de entre los concentrados. Tampoco acudieron la consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, ni el director general de Paz y Convivencia, Martín Zabalza. Seguramente como muestra del talante del nuevo gobierno en España tampoco estuvieron ni el delegado del gobierno ni el mando de la Guardia Civil en Navarra.
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Hay todavía más que decir al respecto, ya que al haber determinado el gobierno este año un cordón sanitario en torno a esta celebración, de la que no se había producido ninguna mención oficial, Navarra Suma presentó una declaración parlamentaria de 4 puntos que ayer se sometió a votación con un resultado bastante llamativo.
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El primer punto de la declaración decía que:
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1.- «El Parlamento de Navarra reitera su declaración institucional de marzo de 2015 y declara el 11 de febrero como “Día de la Memoria de los desplazados forzosos de ETA”.
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Pues bien, este punto se aprobó con los votos a favor sólo de Navarra Suma. El PSN se abstuvo, como Podemos. Bildu, Geroa e IE votaron en contra.
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El segundo y tercer puntos de la declaración establecían que:
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2.- El Parlamento de Navarra condena los asesinatos, secuestros y extorsiones cometidos por la banda terrorista ETA a lo largo de más de 40 años.
3.- El Parlamento de Navarra reconoce el tremendo daño causado y se compromete a no olvidar las víctimas de ETA, que durante más de 40 años han sido asesinados, secuestrados o extorsionados por la banda terrorista.
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Estos dos puntos se aprobaron con los votos a favor de Navarra Suma, PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E. Bildu no condenó los asesinatos de ETA ni reconoció el daño causado por la banda, sino que meramente se abstuvo.
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El cuarto punto señalaba que:
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4.- El Parlamento se compromete a organizar un homenaje en memoria de los desplazados forzosos de ETA y en memoria de las víctimas del terrorismo».
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Este último punto se aprobó con los votos de Navarra Suma, PSN e I-E. Geroa, Podemos y Bildu se abstuvieron.
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Los problemas para aprobar los cuatro puntos de la mencionada declaración arrojan bastante luz respecto al conflicto de las víctimas de ETA con el pentapartito, y además dándoles a las víctimas la razón.
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Es decir, los resultados de la votación evidencian en primer lugar que una pata de la actual mayoría no condena a ETA, ni reconoce el daño causado, ni está dispuesta mucho menos aún a homenajear a sus víctimas o llamar asesinos a los asesinos. Esa pata envenenada es la que permite por ejemplo a Chivite haber sido investida presidenta o aprobar los Presupuestos. ¿Cómo esperan los socialistas que gobernar Navarra con quienes no condenan los asesinatos de ETA no produzca una inmediata fricción con los asesinados por ETA? ¿Cómo no se va a manifestar esa fricción cuando se produce un homenaje a los asesinados por ETA?
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Que el gobierno de Chivite haya decidido por un lado gobernar de la mano de Bildu y por otro dejar de acudir a los actos de las víctimas de ETA resulta terrible, pero por otro lado es completamente coherente. Si la izquierda abertzale es ahora su socia, es lógico que deje de ir a los homenajes de sus víctimas. Durante toda la legislatura pasada ese mismo reproche se le podía hacer al anterior gobierno. Naturalmente lo que se reprochaba al anterior gobierno no era que acudiera a los actos de las víctimas, sino que lo hiciera tras firmar un decreto con la izquierda abertzale. Y lo que se le pedía no era que dejara de acudir a los actos de las víctimas, sino de firmar decretos con Bildu. En ese sentido lo que ha hecho el PSN resulta bastante coherente. Como gobierna de la mano de la izquierda abertzale, ha decidido dejar de acudir a los actos de las víctimas de la izquierda abertzale. El problema es que hay cosas peores que ser incoherente.
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A partir de ahora también se puede decir que el gobierno socialista no apoya a todas las víctimas de ETA o por lo menos no se adhiere a todos sus actos. Los socialistas distinguen ahora entre víctimas de ETA que les critican por pactar con la izquierda abertzale y víctimas de ETA que no les critican por pactar con la izquierda abertzale, como si las víctimas de ETA que les critican fueran un poco menos víctimas, o merecieran menos reconocimiento. Todo esto por supuesto es muy grave, como que el PSN no votara ayer a favor del punto 1 de la resolución. Podemos también preguntarnos por el maldito sentido de que exista una consejería de Relaciones Ciudadanas o un director general de Paz y Convivencia que no van a los actos de homenaje de las víctimas de ETA. El gobierno no se puede dedicar a castigar en general a los ciudadanos que le critican, pero mucho menos aún a las víctimas de ETA, aunque le critiquen.
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Naturalmente todo esto se veía venir y en realidad es una consecuencia lógica de la apuesta de gobierno que han hecho los socialistas. Sin duda los propios socialistas eran consciente de que esto iba a suceder al hacer esa apuesta. Igual que aceptan con alegría las consecuencias positivas de esa apuesta, como ostentar (y poco más) el sillón presidencial, deberían aceptar con una cierta deportividad las consecuencias de ostentar esa silla gracias a la izquierda abertzale.
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Todo esto se venía también venir con esa política de igualar a todas las violencias, de mezclar a todas las violencias, de otorgar a los verdugos y a sus familias una naturaleza ambivalente y sufriente para hacerlos también víctimas. Al final todo eso no iba simplemente a igualar a las víctimas de ETA con terroristas asesinados por los GAL, o con terroristas muertos en un tiroteo con la policía, o con terroristas a los que les explota su propia bomba y con sus familias. Al final esa igualación, por más que injusta, es un mito. En definitiva hacia lo que vamos es a reconocer a los verdugos como víctimas de una parte de un conflicto y a dejar de reconocer a las víctimas de ETA, o a las víctimas de ETA que no acepten ese escenario, el cual a su vez no tiene otro objeto que blanquear a Bildu para normalizar a la izquierda abertzale y gobernar con ella como con cualquier otra formación homologable.
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El ansia de los socialistas para gobernar aunque sea con la izquierda abertzale hace además que ni siquiera sea necesario para la izquierda abertzale modular sus planteamientos. Es por esto que ayer Bildu no se molestó en condenar la violencia de ETA ni reconocer el daño causado por los terroristas. Puesto que son los socialistas los que más necesitan a Bildu, son los socialistas los que se han radicalizado y no la izquierda abertzale la que se ha moderado. La situación es tan clara que ya no se puede contar con el gobierno socialista para un acto de homenaje a las víctimas de ETA. Hasta el gobierno anterior, en su incoherencia, acudía y aguantaba las críticas. Resulta difícil concluir si eso era peor o mejor.
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Por lo demás, una dirección general de Paz y Convivencia que no puede convivir con una parte de las víctimas de ETA (seguramente el 99% de las víctimas de ETA) porque le critican, se lo tiene que hacer mirar y corregir el problema o disolverse. Para no poder estar con las víctimas o crear víctimas de ETA de primera y de segunda sobra totalmente una dirección de Paz y Convivencia, o al menos con ese nombre. Al haber entrado en el relato de la izquierda abertzale y la dialéctica del conflicto, los bandos y las violencias, el gobierno va camino de reconocer a todas las víctimas de todas las violencias menos a las víctimas de ETA. Porque además es lo lógico. Si Naparra, Echevarría Aguirre o Stein dejan de ser verdugos, automáticamente las personas contra las que ejercían su violencia dejan de ser sus víctimas.
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