Hace unas horas parecía que iba a estallar la Tercera Guerra Mundial, ahora el asunto parece haberse desplomado en el interés general por la falta de respuesta de Israel, pero mañana nos podemos volver a despertar de nuevo con el apocalipsis global iraní, o con otro similar. Así es la actualidad. Así es el mundo actual.
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Dicho lo cual, conviene ordenar los hechos y reflexionar un poco sobre ellos para no vivir a golpe de tuit o a golpe de titular. Porque el ataque iraní contra Israel es un evento importante, y sobre todo es un evento en un marco generador de eventos desdestabilizadores en el centro del cual siempre encontramos a Irán.
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No tiene sentido intentar entender el ataque de la madrugada del sábado sin tomar todos los demás hechos relacionados y colocarlos además en el orden adecuado. De hecho los observadores no se ponen de acuerdo fácilmente en torno a este punto, que por otro lado es el punto.
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Para empezar deberíamos retrotraernos a los ataques terroristas de Hamás contra Israel del pasado mes de octubre. El ataque de Irán podría entenderse como un peldaño más en la escalada de ese ataque y la posterior respuesta de Israel contra Gaza. Pero si abrimos el foco nos encontramos con un problema más extenso y anterior en el tiempo.
Guerra en Medio Oriente – Irán 💀
🇮🇱🔥🇮🇷 #Israel
Imágenes captadas hace una media hora desde el Monte del Templo (la explanada de las mezquitas) de Jerusalén. pic.twitter.com/nSqwazuwDR— Israel Defensa 🇮🇱 Gabriel Yerushalmi (@Defensa_Israel) April 13, 2024
Irán está relacionado en este momento, pero desde hace tiempo, con todo lo que sucede en Gaza, en Siria, en Iraq, en Líbano y en Yemen. Es más, Irán está relacionado hasta con lo que sucede en Ucrania. Irán es el elemento desestabilizador del mapapundi en este momento histórico concreto. Así como Emiratos ha dedicado el dinero del petróleo a construir rascacielos y resorts de lujo, Irán lo ha dedicado a levantar una industria militar especializada en la construcción de drones y misiles de largo alcance. Pero esto también es sólo una parte de la foto.
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Al producirse los atentados de Hamás contra Israel en octubre, se señalaba que el ataque había tenido lugar en un momento en el que Arabia Saudí estaba a punto de reconocer a Israel, y que ese reconocimiento formaba parte del allanamiento del terreno para un megaproyecto comercial llamado IMEC (India-Middle East-Europe Economic Corridor) que, ante la saturación o las interrupciones en el Canal de Suez, pretende abrir un enorme canal de comunicación y transporte entre Europa y la India para el desplazamiento de personas, mercancías y energía, pasando por Israel, Jordania y Arabia Saudí. Este corredor era además una alternativa al BRI (Belt and Road Initiative), la llamada Nueva Ruta de la Seda, el corredor impulsado por China y Rusia que pasa por Irán.
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Nos encontramos por tanto con que la guerra de Ucrania ha levantado un muro ante Rusia y evidenciado una vez más la dependencia de China, por lo que el impulso del IMEC se había convertido en una prioridad estratégica. Justo en ese momento se produce el ataque de Hamás a Israel y la subsiguiente represalia contra Gaza congela el entendimiento entre Israel y Arabia Saudí. Tras el ataque terrorista de octubre, por tanto, siempre estuvo la sospecha de los fuertes lazos que unen a Hamás con Irán, que a su vez es una pieza importante del BRI, la alternativa al IMEC. El salvaje ataque de Hamás y la inevitable respuesta de Israel contra Gaza podía ser un acto ciego y aleatorio de terrorismo, o un intento de dinamitar o al menos retrasar el acercamiento entre los israelíes y los saudíes, cosa que por otra parte el ataque ha conseguido.
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Otro elemento a tener en cuenta en el análisis que no sólo es preciso valorar conjuntamente con los demás, sino colocarlo en el lugar adecuado en la cadena de acontecimientos son las protestas masivas que se produjeron dentro de Irán contra el régimen de los ayatolás desde mediados de 2022. Se trató de unas revueltas muy amplias y muy graves que además tomaron como estandarte la defensa de los derechos de la mujer, aunque el feminismo woke extendió un velo de silencio sobre estas protestas porque el feminismo woke resulta que es pro-iraní, porque es propalestino, porque es pro-ruso y porque es pro-chino. Y es todas esas cosas porque el feminismo woke antes que pro-mujer es anti occidental. El hecho sin embargo es que Irán tenía un grave conflicto interno y que, a raíz de ese conflicto, el régimen iraní ha buscado desesperadamente un conflicto exterior para tratar de restituir la unidad en torno al régimen encontrando un enemigo extranjero común. Un comodín de manual.
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El ataque iraní llega después de un ataque de Israel contra el consulado de Irán en Damasco, en el que murieron altos mandos de la Guardia Revolucionaria iraní. ¿Pero qué hacía la Guardia Revolucionaria en Siria? Siria es otro de los territorios sobre los que Irán lleva hace tiempo alargando sus tentáculos, al igual que Líbano o Yemen, donde los terroristas hutíes se han convertido en un permanente dolor de cabeza para el tráfico marítimo internacional y en una zona de lanzamiento de drones y misiles contra Israel. Todos los territorios bajo influencia iraní son ahora mismo un foco de desestabilización.
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Un conflicto con Irán, sin embargo, no implica forzosamente un conflicto general con el mundo árabe. En este sentido hay que recordar una vez más que otra de las piezas que se deben encajar correctamente en este complejo mosaico es la de la religión, y que Irán y sus ayatolás son la cabeza del chiísmo frente al sunismo que en realidad agrupa a casi todos los países árabes menos a Irán. Obviamente los suníes no aplaudirían en público un ataque a Irán, pero seguramente eso es todo lo que harían por Irán. En este momento de recordar y atar cabos interesa por ejemplo traer a la memoria que sólo hace unos meses un atentado mataba a alrededor de 100 personas en Irán. El ISIS reivindicó este atentado porque el ISIS es un grupo terrorista suní y que también se disputa con Irán el control de Siria, lo que una vez más ilustra la complejidad de toda la situación.
Estado Islámico reivindica el atentado que dejó 84 muertos en Irán 👇🏼https://t.co/VLpdPbXGWW
— BBC News Mundo (@bbcmundo) January 5, 2024
Llegados a este punto la pregunta es qué hacer. ¿Debe Israel devolver el ataque o contenerse? ¿En qué sentido debe presionar o no presionar Occidente a Israel? La eficacia del sistema antimisiles israelí facilita la elección de la contención, si lo que se quiere es evitar una escalada. Desde luego nunca es agradable para las personas civilizadas ver morir a la gente. El problema de la contención es que Irán es una clara amenaza para la estabilidad mundial. No sólo eso, otro problema recurrente de Irán es su interés en desarrollar armas nucleares. La amenaza que ya representa Irán pasaría a otro nivel si Irán se convirtiera en una potencia nuclear, o si un ataque como el del sábado lo puede repetir en el futuro con armas nucleares. En este sentido, Irán proporciona en este momento con su ataque una buena excusa para justificar una represalia que elimine su capacidad industrial y nuclear. Lo bueno de la contención es que al menos a corto plazo evita muerte y sufrimiento. Lo malo es que Irán, a la vista del escaso resultado de su ataque, ya estará pensando en cómo mejorar y aumentar su armamento para que su próximo ataque sea más eficaz, contra Israel o contra quien sea.
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El enervamiento de la situación en Oriente Medio, por otro lado, seguramente responde a un debilitamiento de la política exterior de los EEUU. Puede que nunca se debiera haber intervenido, o no como se hizo, en Iraq y Afganistán, pero el repliegue de esas zonas de los EEUU, o su abstencionismo posterior como en Siria, ha servido para aumentar la influencia en la zona de China, de Rusia… y de Irán. Tener de aliado a los EEUU ahora mismo no significa que no se van a atrever a atacarte, o que si te atacan los EEUU atacarán al que te ataque, sino que si te atacan te pedirá contención cuando vayas a responder. Ser aliado de los EEUU no parece en este momento ser un gran elemento disuasor. Esta debilidad puede tener consecuencias en puntos tan lejanos de Israel como Corea del Sur o Taiwan. O en la campaña electoral de los EEUU. Biden no quiere llegar a las elecciones metiendo a los EEUU en una guerra, y Trump señala el escaso poder disuasorio de los EEUU y que con él en la Casa Blanca ni Rusia se hubiera atrevido a atacar Ucrania ni Irán a Israel.
Trump señala que Irán no habría atacado a Israel con él en la Casa Blanca y denuncia la «gran debilidad» de Biden https://t.co/zXgRpgGqKz
— LA GACETA (@gaceta_es) April 14, 2024
Finalmente, otro hecho mencionable es la posible visión que Rusia ha podido tener del fallido ataque iraní contra Israel. La eficacia del sistema antimisiles de Israel contra los misiles iraníes es la misma que puede esperar Rusia en un ataque de sus misiles contra un país occidental bien armado. No sólo eso. Irán es ahora mismo el principal suministrador de drones y otras armas a Rusia. Si Irán es atacado y su industria militar neutralizada, Rusia verá reducido su suministro de armamento para mantener el esfuerzo militar en Ucrania.
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Todo lo anterior evidencia la complejidad del rompecabezas que tenemos que montar sin que explote la cocina. Afortunadamente para los intereses de España, en un momento tan crítico tenemos en el gobierno a las mejores cabezas del país lideradas por la figura más cualificada de Occidente para gestionar una situación de semejante profundidad. Podemos meternos cada noche por tanto en la cama con toda tranquilidad.
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