La hermana secreta de Mafalda.
Es evidente que la EpC no valora, respeta ni agradece en absoluto la labor de las madres y amas de casa. El cuidado del hogar y de los hijos, para los teóricos de la EpC, es por lo visto mucho menos importante que trabajar a destajo en una cadena de montaje para un malvado capitalista. O menos útil, por ejemplo, que ser ministra de vivienda. Por ser poco respetable la labor de las mujeres que eligen ser amas de casa, consideran incluso que la vida de un ama de casa no merece la pena. Sorprendentemente, esta vez ha sido muy sencillo determinar el origen de esta viñeta. Gracias a que el dibujante debió pensar que era el único que había leído a Mafalda, hemos descubierto que tampoco esta vez era la Constitución ni los derechos humanos.
Hubiera resultado más fácil determinar qué –si lo hay- no es familia. En un importante esfuerzo de homologación, nuestro manual de EpC repasa, equiparándolos, un catálogo de distintos modelos de familia. Véase en la imagen, por ejemplo, la feliz pareja de lesbianas y los mellizos concebidos in vitro de una de ellas. El manual no menciona el insignificante detalle, por ejemplo, de que la fecundación in vitro implique la selección, destrucción, congelación, abandono, o utilización como material biológico de seres humanos en estado embrionario. La presentación de este catálogo de familias alternativas, o el desprecio por los embriones humanos, tampoco podemos encontrarlo en la Constitución ni en los derechos humanos. Ni siquiera en las populares tiras de Mafalda. La fuente esta vez, citada por el propio manual de EpC, es un artículo de Luis Sánchez Mellado publicado en El País Semanal. Si al final es a lo que vamos, nos preguntamos si -en vez del maual- no sería menos confuso estudiar directamente el diario de Cebrián. Que por otra parte debe tener un comprensible interés publicitario en defender la asignatura.