¿Tablet sí o tablet no? Esta cuestión divide en este curso a las familias que escolarizan a sus hijos en los colegios de Fomento, una red de centros a la que pertenecen por ejemplo Redín y Miravalles, en Navarra. En realidad, aunque el asunto pueda simplificarse en un tablet sí o tablet no (tampoco exactamente una «tablet»), la cuestión es bastante más compleja y nos remite al modelo educativo, el nivel adecuado de acceso a la tecnología según la edad o la naturaleza de la relación entre los padres y la dirección de los centros.
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Para situar el asunto, el acontecimiento que ha desencadenado el debate y el descontento de muchas familias ha sido la decisión de Fomento de suscribir un acuerdo global con Google, basado en la utilización de las plataformas G Suite for Education y Google Classroom, con el dispositivo portátil Chromebook como herramienta de aprendizaje, para materializar el desarrollo del Proyecto Digital de Fomento.
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Esta decisión ha tomado a contrapié a muchas familias, que de repente ven que los libros de texto son sustituidos por un tablet cuando precisamente uno de los atractivos para ellas de Fomento era la cautela frente a la introducción de las nuevas tecnologías.
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La sustitución de los libros por tablets es un asunto controvertido, al punto que algunos de los colegios más elitistas del mundo presumen precisamente de ofrecer a los alumnos un modelo educativo analógico y tradicional. Obviamente llegados a cierta edad todos los jóvenes se desempeñan hábilmente con las nuevas tecnologías y es adecuado que así sea, el punto es si las nuevas tecnologías en las aulas, superada cierta dosis u ofrecidas a edades demasiado tempranas, sirven para estimular o desestimular la concentración, el pensamiento propio, la expresión verbal, la capacidad de trabajo o la creatividad. A este respecto algunos de los gurús de las grandes empresas tecnológicas presumen precisamente de ofrecer a sus hijos una formación tradicional, a prueba de apagones, no exclusivamente dependiente de la cobertura, la política de cookies, el nivel de batería o un botón de on y off.
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Otro frente abierto entre las familias de Fomento y los centros es la participación de los padres en este tipo de decisiones. Muchas familias se quejan de que se haya tomado esta decisión de una manera poco dialogada y unilateral, nuevamente en contra del espíritu teórico de este tipo de centros en los que, frente a otros modelos como el estatalista-gubernamental, son los padres y no una burocracia directiva quienes ocupan el centro del espacio educativo.
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La decisión de convertir una tablet o un portátil en la herramienta de trabajo de los alumnos disgusta además a muchas familias porque impone a estas, además de todas las ocupaciones ya existentes, la de vigilar el uso estas tablets por parte de sus hijos. Muchos padres que intentan poner especial cuidado en el acceso y uso de las redes por parte de sus hijos, ya sea por contenidos, tiempo de uso y otras cuestiones, ven ahora que el propio colegio multiplica los posibles focos de preocupación. Por no mencionar que el tiempo que pasan en el colegio puede ser para muchos niños el mayor en que no están pegados a la pantalla del móvil, la tablet o el ordenador. Huelga decir que el mero número de horas que los chavales pueden pasar frente a una pantalla ya puede ser motivo de preocupación, si no por otros motivos también por salud.
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Asimismo inquieta la idea de que Google-Microsoft puedan acceder a través de estos instrumentos a la vida y la privacidad de las familias, en un momento en que los dispositivos electrónicos conectados a la red constituyen una auténtico desafío al comercio de nuestra intimidad.
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Por estas y otras razones 220 familias, desde el respeto y la satisfacción con el modelo actual y sus resultados, han remitido a Fomento una carta solicitando que se revise esta decisión, lo que da idea de la importancia del malestar generado y la magnitud del debate relativo a esta cuestión.
Pueden ver la carta respuesta en cuestión https://fomentoenlibertad.com/carta-de-respuesta/
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2 respuestas
El problema puede ser que no se fían de que no haya confinamiento… ¡quién nos lo iba a decir hace un año!
No soy partidaria de muchos libros de texto y sí de cuaderno y escribir a mano hasta cierta edad porque parece ser que se aprende y se lee de distinta manera. Sin contar la pereza mental de tener todo a mano que no refuerza la memoria, esa cenicienta.
Me enteré de la movida esta a finales de julio por una amiga , y aunque en nuestro cole no nos afecta , me da sana envidia ver como en estos coles hay padres que se mueven por sus hijos y se organizan para pedir mejoras . nosotros los llevamos a un concertado pero la verdad es que los padres no se implican…implicamos nada. Me quito el sombrero que hayan sido capaces de moverse . felicidades.