Según el borrador del Real-decreto Ley del Gobierno con más medidas económicas para amortizar el golpe del Covid-19, el Estado inyectará 15 millones de euros en subvenciones a las televisiones privadas: «Con carácter excepcional, se aprueban ayudas por importe de quince millones de euros para compensar una parte de los costes de los prestadores del servicio de comunicación audiovisual de televisión digital terrestre de ámbito estatal, derivados de mantener durante un plazo de seis meses determinados porcentajes de cobertura poblacional obligatoria».
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Esta noticia puede ser la respuesta a la pregunta de por qué las grandes cadenas de TV son todas pro gubernamentales y actualmente, con toda la gente encerrada en sus casas, se dedican a la defensa constante de las tesis de Moncloa y la exculpación de sus errores.
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Con casi 9.000 muertos resulta llamativo que no hayamos visto ni una día un cadáver, ni un familiar indignado en televisión. Quizá sea mejor así, puede que sea la manera correcta de tratar el asunto, pero no es así en absoluto como se ha actuado en otros casos. A lo mejor es para no sembrar el pánico, pero hay que ver lo bien que le viene al gobierno.
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#ApagaLaTele
El gobierno da 15 millones de euros para los más vulnerables pic.twitter.com/dyk6wBaxiE— Doc Hollyday (@DocHollyday3) March 31, 2020
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A la vista de la entrega a las cadenas de televisión de 15 millones en un momento tan señalado, podría concluirse que la nueva economía comunista consiste en esto: del bolsillo de los autónomos al de los millonarios Ferreras, Wyoming, Buenafuente, Risto o el Follonero.
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Amancio Ortega, con su dinero, el que le queda después de pagar los impuestos, hace una donación de 60 millones o regala material sanitario a los hospitales españoles. Pablo iglesias y Pedro Sánchez hacen una donación de 15 millones, con dinero que no es suyo, que sacan de los impuestos, a los medios que les aplauden. Pues resulta que lo segundo es muy bien y lo primero es muy mal.
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La pregunta es si esto no es de algún modo que los partidos del gobierno vayan a las elecciones dopados, si esto no es corrupción, y si la ley no debería penalizar cualquier trasiego de dinero entre el gobierno y los medios. En cualquier momento este regalo a las televisiones sería un gesto cuestionable, pero en un momento tan sensible, en el que tantos trabajadores y empresarios van a tener que sacrificarse tanto, es un auténtico escándalo. Desgraciadamente esta entrega de dinero no se produce mientras los medios acribillan al gobierno, sino por el contrario en un momento en que se han puesto al servicio de su relato. Nos ponen muy fácil ser malpensados.
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