Al margen de otras consideraciones y debates sobre, por ejemplo, si resulta excesiva la generosidad de Navarra Suma en su oferta al PSN, lo cierto es que lo que se ha puesto sobre la mesa es una oferta inmejorable. Es decir, Navarra Suma le ofrece al PSN nada menos que aprobar los presupuestos que presente el PSN, sin añadir ni quitar una coma. O sea, que el PSN puede aprobar sus propios presupuestos totalmente a su gusto con una mayoría de 31 diputados de 50. Ninguna otra alternativa que el PSN se quiera buscar tendría mayor amplitud ni respaldo, y además se aprobaría el 100% de su programa presupuestario. Es una oferta que Bildu, Podemos o Geroa en el mejor de los casos sólo podrían empatar igualándola, aunque ni siquiera sumaría el apoyo de tantos diputados.
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Es por ello que resulta extraordinariamente reveladora la respuesta del PSN, que de entrada rechaza esta oferta, y por tanto aprobarla con el 100% de su programa, para pactar con Bildu, Podemos y Geroa otra oferta que contemple acaso el 80% del programa del PSN, o el 50%, o el 99%, en todo caso no el 100% que le ofrece Navarra Suma. Para empezar ha rechazado a Navarra Suma sin esperar a que el resto igualara siquiera la oferta. Ha sido un rechazo hasta preventivo.
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El rechazo del PSN no sólo demuestra que los socialistas pactan con los separatistas y los comunistas por convicción y no por obligación, sino que los socialistas están en manos de los comunistas y los separatistas. O no se entiende que prefieran un pacto con ellos, renunciando a por ejemplo un 25% del programa del PSN, a uno con Navarra Suma con un 100% de presupuestos socialistas.
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El rechazo del PSN, a su vez, exculpa a Navarra Suma de cualquier responsabilidad ante posibles acusaciones relativas a la falta de unidad, la falta de apoyo al gobierno en tiempos de emergencia, o la falta de contraofertas para evitar la entrega del PSN a separatistas y comunistas. Literalmente, Navarra Suma no puede hacer una oferta mejor. Nadie puede hacer una oferta mejor. Es imposible una oferta mejor. Si le rechazan hasta esa oferta, Navarra Suma puede decir con toda razón que más no ha podido hacer para haber llegado a algún tipo de acuerdo con el PSN.
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El rechazo del PSN, por tanto, no es político, es personal. En realidad es exactamente lo contrario de lo que ha dicho el PSN para justificarse. El PSN ha dicho, para justificar su acuerdo con Bildu, que lo esencial no es con quién pactas, sino lo que pactas. Lo importante es el contenido de los acuerdos y no los integrantes del acuerdo. Hay que hablar con todos, etc. Pues bien, la jugada de Navarra Suma pone de manifiesto todo lo contrario. Al PSN se le ofrece apoyar el 100% de los contenidos que proponga el PSN, no se puede ofrecer un acuerdo al PSN con unos contenidos mejores para el PSN. El rechazo del PSN al acuerdo se basa por consiguiente en que lo importante no es el contenido, sino los integrantes del acuerdo. Con Navarra Suma no se habla. Navarra Suma es el enemigo. El PSN necesita una sociedad dividida y enfrentada. Navarra Suma está a un lado de la raya que el PSN ha dibujado en el suelo, en el otro lado están el PSN y Bildu. El PSN no se entiende con Bildu por el rechazo de Navarra Suma, el PSN rechaza a Navarra Suma para entenderse con Bildu. Pero no lo dice abiertamente. Es decir, de algún modo reconoce implícitamente que la sociedad navarra no prefiere las alianzas que el PSN ha elegido a las que se le están ofreciendo.
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