No pretendemos evitar ni provocar que nos llamen negacionistas del cambio climático, o del coche eléctrico, o del negaciomisno. Ahora bien, es un poquito inevitable hacerse algunas preguntas respecto a todo el humo que está expulsando a la atmósfera el volcán de La Palma. ¿Se está cargando el volcán todos nuestros esfuerzos eco-climáticos?
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La cuestión ya está en el aire, junto a las emisiones de CO2, y de hecho se están aportando algunos cálculos interesantes. El volcán de la Palma emite unas 900 toneladas diarias de CO2 lo que equivale a las emisiones diarias de 240.000 coches.
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Evidentemente cualquiera podría replicar que La Palma lleva décadas sin actividad volcánica significativa, que la actual erupción durará -supuestamente- unos días o unas semanas, que el volcán dejará entonces de emitir CO2 y otros gases y que los 240.000 coches, sin embargo, seguirán contaminando implacablemente año tras año, por no mencionar que si le preguntamos a Google cuántos coches hay en Europa nos dice que 300 millones, que son 1.250 veces los 240.000 a los que equivale un día de actividad del volcán.
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El negacionista de turno, o afirmacionista según se mire, podría objetar sin embargo que no sólo hay una erupción en La Palma. También ha entrado en erupción el Etna, por ejemplo. No sólo eso, el Etna es un volcán enorme y notablemente activo que, de nuevo buscando en Google, nos encontramos con que en los últimos años ha emitido diariamente una media de 20.000 toneladas diarias de CO2. O sea, el equivalente a 5,3 millones de coches. Y hay muchos más volcanes en el mundo.
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Si buscamos el CO2 que emiten todos los volcanes del mundo nos encontramos con estimaciones de entre 280 a 360 millones de toneladas al año. Y es que además parece que los volcanes emiten CO2 constantemente, no sólo cuando entran en erupción. Si tomamos un valor promedio de 300 millones de toneladas de CO2, eso equivaldría a las emisiones de unos 7.800 millones de coches. ¿Y cuántos millones de coches hay en el mundo? Pues sólo unos 1.400 millones de coches.
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https://www.europapress.es/ciencia/cambio-climatico/noticia-volcanes-emiten-cien-veces-menos-carbono-humanidad-20191001182255.html
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Desde luego la humanidad no sólo emite el CO2 de los coches, por lo que el CO2 de todas las actividades humanas superaría ampliamente al de los volcanes, pero no deja de resultar llamativa la increíble ofensiva que se está lanzando contra los coches cuando, como parece, todos los coches del mundo emiten bastante menos CO2 que el que emiten naturalmente todos los volcanes. El siguiente gráfico, por cierto, señala con un punto negro el CO2 que había en la atmósfera en la época preindustrial y el que hay en la actualidad. Si hay mucha o poca diferencia ustedes dirán.
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Si sustituyéramos todos los coches actuales del mundo por coches eléctricos, por consiguiente, tan sólo estaríamos reduciendo una pequeña parte del CO2 emitido por los volcanes. Es más, producir y recargar los coches eléctricos y sus baterías no resulta tan inocente como parece. Para eso hace falta consumir energía, gran parte de cuya generación implica emitir CO2. De hecho, existen severas dudas sobre el balance total de los coches eléctricos respecto a las emisiones de CO2, por no mencionar el nivel al que se nos va a ir el ya disparado precio de la electricidad cuando todos pongamos todos los coches todas las noches a recargar.
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Obviamente en la transición al coche eléctrico y a las energías renovables hay un negocio, un increíble negocio. Puede ser una gran ruina para unos, naturalmente, pero también el mayor negocio de la historia hasta la fecha para otros. Nos encontramos además ante una transición no voluntaria, sino forzada por la Agenda 2030 y el discurso político dominante global. El lubricante que permite establecer la imposición del coche eléctrico y la transición energética es el calentamiento global. La imposición del cambio se justifica en la lucha contra el calentamiento. Pero esto también significa que el mayor negocio de la historia depende de que no se pueda cuestionar el calentamiento global.
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Todas estas cosas y otras son las que nos pueden venir a la mente con el pasar de las horas viendo brotar la lava en el volcán de La Palma. Ahora bien, si reflexionar sobre todo ello le convierte a alguien en negacionista del cambio climático, o en afirmacionista del cambio climático, o en negacionista del negocio del cambio climático, o afirmacionista del negacionismo, pues cada uno sabrá lo que deba pensar.
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