Primero fue atacado por la “conexión rusa”, ahora pretenden declararle loco se apoyan en el libelo “Fuego y Furia” para incapacitar al Presidente apelando a la Vigésima Quinta Enmienda por enfermedad mental vía Impeachment. Si solo siguiésemos las noticias por la prensa pensaríamos que Trump está loco y en precario en la Casa Blanca. Recordemos que Trump gano contra pronóstico y las bien pensantes élites gobernantes y sus corifeos de la prensa de NY, Washington y California no se lo han perdonado y lo peor es que siguen desorientados en los porqués de su desastre electoral.
Son incapaces de percibir el profundo malestar de muchos ciudadanos, contra un asombrado establishment que no se entera del porqué del rechazo de muchos votantes hacia un sistema supuestamente diseñado para su bien, para su felicidad. La progresía no entiende porque se equivocan tanto votando a “gentuza” como Trump. Pensaban que todo lo tenían atado y bien atado tras los 8 años de Obama, que sirvieron para planificar milimétricamente su ingeniería social, que debía continuar Hillary.
Nuestras élites occidentales son las que han roto con nuestra cultura. Antes cada generación tomaba el legado de la anterior, sus enseñanzas y las adaptaba a los nuevos tiempos. Esto ha caracterizado a Occidente y le doto de una fuerza indudable. Necesitamos recuperar nuestra conexión con el pasado, nuestras sociedades deben recuperar los principios críticos que caracterizaron nuestra civilización, erradicar los sentimientos de vergüenza y culpa que quieren implementarnos los nuevos orates de la corrección política.
Demonizando nuestro pasado facilitan la aceptación de sus ocurrencias presentadas como lo más moderno. El cambio se inició a partir de Mayo del 68, con el tiempo las élites económicas mundiales pactaron con sectores izquierdistas para dejarles implementar las discriminaciones positivas a favor de ciertas minorías, a cambio de olvidarse de la revolución y de no disputarles sus beneficios empresariales transnacionales, dando vía libre a la globalización.
Para apoyar sus propuestas necesitan sostener que la sociedad no requiera de las experiencias históricas. Se postula el hábito de comenzar una actividad como si nadie la hubiera ejecutado anteriormente. Peor aun, es como si nos tuviésemos que avergonzar de nuestro pasado, para cumplir con la corrección política impuesta por minorías empoderadas a base de las discriminaciones positivas. Así nos meten toda la ideología de Género, LGTBI. Dan vía libre para ridiculizar las señas de identidad propias, las manifestaciones públicas de los cristianos y todo lo que suene a la familia natural. Hoy reina la infantilización y el hedonismo bajo el paraguas del paternalismo del estado. Por eso Occidente al practicar el auto odio ha dejado de ser un modelo a imitar. Todo este lío es un cóctel demasiado fuerte y difícil de comprender para muchas gentes normales y sencillas.
Los descubrimientos de las ciencias sociales implican avances que toda sociedad debe aprovechar. Pero no es prudente por parte del los gobernantes utilizar cualquier resultado para tomar medidas sin reflexión, mucho menos si éstas son coactivas, argumentando que cambiar por decreto el comportamiento de las gentes redunda en su propio interés. Al contrario, acaba generando desconfianza, enojo, rechazo de la población hacia sus dirigentes, por el nuevo paternalismo autoritario que imponen. La evolución de los usos y costumbres debe dejar de ser coactiva, volverse en todo caso mucho más voluntaria.
En este contexto el deslenguado, procaz, odiado y temido Trump, esta llevando a trompicones su programa. La economía USA va como un tiro. Trump mantiene el 38% del electorado, tan solo un 8% menor de cuando lo eligieron. El Dow Jones ha superado los 25.000 puntos y las noticias de un inmenso impulso a la actividad económica, ya no las pueden ocultar ni sus peores enemigos, los esfuerzos por derrocarlo han comenzado a cambiar de forma. La reforma fiscal ya ha conseguido la vuelta a casa del gigante Appel.
Trump sigue manteniendo la confianza de sus votantes porque cumple lo prometido y de seguir las cosas así, junto a la división y la desorientación de los demócratas algunos se preguntan si será imbatible en las próximas elecciones de 2020. Trump es una seria amenaza, porque puede dinamitar los planes de la deriva izquierdista de los ricos, la de la corrección política que camina hacia la liquidación de la civilización occidental, tal como la conocemos hoy. Trump es capaz de forjar lealtades con sus recursos, y continua su lucha sin dejarse intimidar, como un odiado coloso, bajo la mayor presión a la que jamás han sometido a ningún otro presidente.