Nuestros políticos ni son el Capitán Trueno ni ningún otro Súper Héroe, aunque a veces nos gustaría que lo fuesen. Nuestras sociedades son abiertas, líquidas (en el sentido que les dio Bauman), mucho más complejas que las precedentes y por ello no es posible influirlas ni de manera simple, ni directa en situaciones normales. Para cambiar las cosas hay que ser humildes y reconocer que el papel de la acción política institucional ayuda pero es insuficiente. Hoy está muy cuestionada la acción institucional, ya que en todos los países con la crisis se ha producido un fuerte divorcio entre representantes y representados.
Las ideas siguen moviendo el mundo, antes éstas se transmitían por las familias, escuelas e iglesia desde allí se formaban a las personas. Con el papel creciente del Estado ha ido cobrando mas importancia la acción desde el propio estado en el papel de conformador de ideas. Hoy en día además de las familias, son los grupos de amigos, el ambiente de trabajo, las televisiones, las radios, las nuevas redes tecnológicas desde donde de manera continua nos llegan posicionamientos y enfoques para entender la realidad que van conformando la opinión privada y pública.
Nuestro centro derecha enfoca la lucha contra el nacionalismo vasco de forma correcta, denuncian su sectarismo, la instrumentalización del vascuence, defiende la verdad al enfrentarse al “relato almibarado» que casi inician con el asesinato de Viriato, para enmascarar los crímenes de ETA. Los nuestros son el azote del nacionalismo vasco en Navarra, hay que reconocer su labor, se sienten a gusto en ese debate que dominan y donde mantienen bien la antorcha. Pero nuestro centro derecha no acomete con valentía otras batallas ideológicas, sigue sin plantar cara -durante años y años- al multiculturalismo y relativismo, no sabe enfrentarse eficazmente a la moral de la izquierda, no sabe defender lo que en teoría le es lo propio. La izquierda quiere imponer su Ideología de Género a toda costa. Los nuestros no están preparados para contra argumentar la nueva moral que nos quieren imponer. Para enfrentarse a lo políticamente correcto les sobra miedo y les faltan argumentos, la “progresía” actúa de manera inquisitorial, por la inacción de los más.
Tanto nuestros políticos como nuestra gente normal no están / estamos preparados para argumentar ni entre amigos y círculos cercanos contra las nuevas propuestas de la izquierda. Estos defiende cosas peregrinas de minorías y la primera reacción -en plan simplón y comodón- es la que exige a nuestros políticos que sean ellos los encargados de hacer más y más de Capitán Trueno. La gente normal pide demasiado a los políticos y espera demasiado de su acción política. Esperan lo que éstos no puede ni les van a dar. Los políticos y su acción política en lo esencial se limitan a echar las redes donde piensa que van a pescar mayor cantidad de peces, mayor cantidad de votos. La acción política se limita a recoger todo lo trabajado por acción u omisión durante toda la legislatura, recoge los frutos de sus aciertos y de las torpezas de sus adversarios. Necesitan galvanizar a la opinión pública que han trabajado desde muchos sitios y no necesariamente ni principalmente desde la acción institucional.
Influir en la sociedad civil es clave para llegar a conseguir la hegemonía cultural primero, luego la social y más tarde la política. Navarra políticamente está escorada al centro izquierda, cosa que no es fácil cambiarla, se necesitará tiempo, mucho más trabajo y mucha más lluvia fina cotidiana.
La necesidad de pescar muchos peces explica la libertad de voto en conciencia adoptada por el PP, para sortear el lío que tienen entre muchos de los dirigentes proclives a aceptar los postulados “progres” de la izquierda frente a una base social más conservadora. Piensan que así evitan que les surja un competidor a su derecha.
Pero analicemos el cómo y porqué irrumpió Podemos con tanta fuerza en Navarra, como en otros muchos sitios: desde la acción civil en las redes sociales, en el movimiento 15M, luchando contra los desahucios frente al acartonamiento de la acción institucional. Primero cambiar la sociedad civil, para que más tarde ese cambio se refleje en la acción política, y llegar hasta la acción institucional. Con la gran cantidad de incógnitas que tenemos por delante, lo que nos toca a todos es trabajar de la manera más inteligente posible y ser muy perseverantes en nuestro empeño. Reconozcamos que tenemos una presencia en general débil en los medios de comunicación, Televisiones, etc. Porque nuestra sociedad civil es muy dependiente de los anuncios institucionales, de la subvención, todos deberemos contrarrestar su influencia desde nuestros entornos más cercanos.
Tendremos todos que alentar y empujar todas las iniciativas sociales, en: Navarra.Com, Sociedad Civil Navarra, Doble12, Navarra Resiste, Recuperar Navarra, Desolvidar, Azpilicueta Center, Navarra Confidencial, Fundación Caballero, Víctimas del Terrorismo, etc., etc. Desde todas estas plataformas y más. Todos nosotros en nuestros entornos podemos y debemos hablar más claro y alto. Luego llegaran el tiempo de echar las redes cuando los peces sean más numerosos y estén mas agrupados y localizados.
Un comentario
Para enfrentarse a lo políticamente correcto hay que ser políticamente incorrecto. Pero para permitirse ser políticamente incorrecto hay que ser auténtico, y ahí es donde fracasan todos los partidos.
Todos estos partidos estatales viven en la falsedad actuando «como_sí» representasen a la sociedad y no al estado, «como_si» hubiera democracia y no oligarquía de partidos.
En España no se puede ser políticamente incorrecto estando dentro del sistema, por eso ni el PP cuestiona la ideología de género ni PODEMOS se atreve a cuestionar la OTAN.
Si hay un divorcio en muchos países entre representantes y representados es por una sencilla razón: No existe una relación real de representación en todos los países donde existe un sistema electoral proporcional de listas de partido.
Las ideas no generan ideas, los hechos generan ideas. Por eso los medios fracasan cuando creen que pueden actuar como agentes generadores de opinión pública y no como meros influyentes. Eso es lo que se deduce de la victoria de Trump o del Brexit.
La sociedad civil sí estamos preparados para argumentar en contra de los disvalores que la socialdemocracia pretende imponer. Estamos preparados porque no debemos ser políticamente correctos para aparentar lo que no somos. Y todo el que no esta anulado por la ideología que el partido le impone, entiende perfectamente los argumentos de la razón.
Pero la sociedad civil y sus asociaciones no deben aspirar a cambiar la sociedad (esa es la meta totalitarista) porque eso sería cambiar lo que somos.
Aspiramos a estar representados. Y a una libertad colectiva para que el estado esté al servicio de la nación.
Algún día habrá que decir aquello de «No taxation without representation».