Los tribunales chinos avalan que los libros de texto en las universidades califiquen a los homosexuales como enfermos. Un antiguo alumno llevó el caso a los tribunales y estos han determinado que ni es un error ni una cuestión intolerable calificar a la homosexualidad como un desorden mental, sino un asunto abierto y objeto de debate en el ámbito académico, con diversos puntos de vista aceptables. Quizá no casualmente la noticia la hemos leído en Russia Today. Para poder hablar de este tipo de cosas resulta que hay más libertad en China o en Rusia que en Occidente.
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Es probable que la noticia haya llamado nuestra atención justo estos días que estamos actualizando nuestros análisis sobre el programa de adoctrinamiento para niños SKOLAE. Como hemos mostrado con diversos ejemplos, incitar a los niños a cuestionarse su heterosexualidad es una constante escasamente sutil a lo largo de todo el programa, todos los cursos y todas las edades. Lo contrario en cambio es tabú, irónicamente.
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Para ironías, sin embargo, la de que en las universidades chinas se califique la homosexualidad de desorden mental mientras el gobierno chino, en Occidente, financie el premio de la UNESCO concedido a SKOLAE. El pensamiento de Xi Jinping debe ser algo así como lo que quieras para Occidente no lo apliques para China
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