El primer hecho incontrovertible del caso es que Aisain recibió un correo chantajeándolo. Las preguntas entonces son quién era el chantajista, qué pretendía y cuál era el objeto del chantaje.
Dos opciones:
1-Cervera es el chantajista
2-Cervera no es el chantajista
Si el chantajista es Cervera tuvo que pensar:
-Que merecía la pena jugarse su considerable estatus por 25.000 euros
-Que Asiáin no iba a ir a la policía
-Que aunque Asiáin fuera a la policía podía burlarla con un gorro y una bufanda
Si el chantajista no era Cervera, ¿qué quería conseguir? La hipótesis más verosimil parece que se tratara de una trampa a Cervera
Trampa a Cervera
Para tender una trampa a Cervera, por el contrario, el chantajista tendría que tener la convicción de que Asiáin iba a denunciar los hechos, lo cual es difícil sin la complicidad de Asiáin. En este escenario el autor de la trampa y Asiáin tendrían que tener además garantizada su impunidad. Es decir, que la culpa iba a caer sobre Cervera y que en realidad no se iba a publicar nada que perjudicara a Asiáin porque esa información era la que iría buscando Cervera, que en cambio se encontraría a la Guardia Civil y un sobre con dinero. Si se trata de una trampa sibilina es improbable que los correos a Asiaín o Cervera acaben probando algo nunca.
La denuncia de Asiáin y la no denuncia de Cervera
Es lógico que Asiáin aceptara el chantaje o denunciara el anónimo en cuanto lo recibió en su correo, puesto que era evidente que se trataba de un delito. No lo es en cambio que Cervera hubiera denunciado el suyo. El anónimo de Cervera no implicaba ningún chantaje sino la entrega de una información desconocida, potencialmente interesante, dependiendo de la cual, posteriormente, es cuando Cervera podría haberse encontrado en el deber de denunciar algo o no.
¿Qué información era el instrumento del chantaje?
¿Dónde están los trapos sucios de Asiáin? Para que el chantajeado se viera presionado a pagar, el chantajista tenía que haberle demostrado que tenía una información comprometida. Según Asiáin todas sus relaciones económicas y profesionales con la CAN están en orden, incluyendo sus casos o los de su hijo en su despacho de abogados, lo cual explica que denunciara inmediatamente al chantajista sin tener que sopesar ninguna represalia. Lo que no se entiende entonces es cuál es el “arma del crimen». ¿Cómo pretendía chantajear a Asiáin el chantajista? Normalmente el chantajeado paga un precio por no ceder y es que se haga pública la información que constituía el chantaje. Es más, el chantajista tiene que comunicar al chantajeado las pruebas concretas que tiene contra él para que el chantaje sea efectivo, algo que no parece que haya sucedido en este caso. Asiáin ha conseguido quedar bien sin tener que pagar ningún precio por ello, lo que le convierte en un chantajeado atípico.
Discrepancia en las fechas y anonimato electrónico
Resulta curioso que, si los datos publicados son ciertos, la fecha del correo anónimo recibido por Cervera sea del 29 de noviembre mientras que Asiáin habría recibido el suyo el día 5 de diciembre. Eso implica que Cervera podía haber intentado haber efectuado la recogida antes de que el sobre estuviera en la muralla. No encontramos una razón lógica para explicar esta discrepancia. En todo caso también llama la atención que el anónimo recibido por Cervera llegara a su buzón electrónico a través de un servicio TOR bastante sofisticado para garantizar el anonimato en la red. Por un lado esto pudo llevar a Cervera a pensar que el anónimo implicaba un cierto grado de sofisticación, y por tanto de credibilidad, al punto de que ahora es incierto si podrá descubrirse su origen o no.
Móvil, medios y oportunidad
Suele decirse en general para determinar la culpabilidad de algún acto que deben quedar claros el móvil, la oportunidad y los medios del autor. Para que Cervera fuera culpable debería estar claro que 25.000 euros son un móvil determinante para que el diputado se convirtiera en chantajista, que mostró a Asiáin pruebas concluyentes de que tenía una información con la que chantajearle y que tuvo la oportunidad de realizar el chantaje. El móvil es cuestionable y de la información comprometida sobre Asiáin nada sabemos, aunque si estuviéramos ante un chantaje real esa información debería estar en el correo anónimo que recibió y no sólo vagas alusiones a ella. En este caso además, si la información contenía alguna actuación ilegal por parte de Asiáin éste se vería comprometido tanto si no accedía al chantaje como si la ponía en conocimiento de la policía, que tendría que actuar de oficio. La base del chantaje es que nadie se entere de las pruebas, pero que al chantajeado le conste que las tiene el chantajista, por lo que debe enseñárselas para poder llevar a cabo el chantaje. Por el contrario en este caso esa información no aparece o es muy vaga y Asiáin asegura que puede justificarlo todo en relación a la CAN y su despacho, de modo que la culpabilidad de Cervera, además de en el móvil, también parece dudosa en cuanto a los medios de que hubiera tenido que disponer para atemorizar a Asiáin, que de hecho quedó tan poco atemorizado como si no hubiera sido chantajeado.
¿Y si el detenido hubiera sido periodista?
Una reflexión que inmediatamente se suscitó en la redacción de NC al conocer la noticia fue la de que, si se hubiera recibido en nuestro correo un anónimo prometiendo información relevante relativa a la CAN, dependiendo de la credibilidad que hubiéramos atribuido a ese anónimo no es imposible que nos hubiéramos presentado en las murallas y hubiéramos sido detenidos.
Otras hipótesis
Cabe la posibilidad de que los móviles de todo este caso sean mucho menos lógicos de lo que parecen o que alguien haya organizado este lío enviando unos anónimos a Cervera y Asiáin por pura diversión o por animadversión a los dos. Y luego está la posibilidad de que la realidad, como a veces sucede, nos sorprenda con algo que no era nada de lo que pensábamos. Pero aunque sea por un motivo sorprendente, las cosas siempre suceden por un motivo.
¿Quién ha salido beneficiado y quién ha salido perjudicado?
En todo chantaje hay un pecado previo del chantajeado. En este caso no ha aparecido. Es decir, que en este caso sólo ha salido perjudicado Santiago Cervera y sólo ha salido beneficiado José Antonio Asiáin, que ha recibido un anónimo en el que faltan las pruebas sobre el pecado del chantajeado y tras el que queda como un héroe por haberlo denunciado. No sólo eso sino que el jugador eliminado es un crítico de Asiáin. Es posible que para creer en la inocencia de Cervera haya que pensar que actuó con alguna torpeza, pero para creer que fue el chantajista hace falta pensar que fue mucho más torpe todavía. Curiosamente, de todos los políticos relacionados con Caja Navarra al final el único detenido ha sido uno crítico. Si alguien lo ve así a lo mejor le parecerá extraño como moraleja, interesante como aviso.
39 respuestas
Esto huele a oveja muerta desde el principio. Para mi tanto Cervera como Asiain tienen la misma credibilidad. Cervera ha sido un trepa que se ha ganado grandes enemigos y Asiain otro desde los tiempos de Urralburu. Y es que los navarros somos asi, se nos olvida todo y tropezamos una, dos, tres, y CAIXA nos caemos. Hasta que nos lo quiten todo por palurdos.
Con todas estas maniobras no hacen sino desviar nuestra atencion de lo verdaderamente importante y es que los estafados somos los de a pie y los que se llenan los bolsillos y nos dejan sin nuestro patrimonio se pasean impunes y con desverguenza.
El otro día experimenté una escena de historia viva:
Pasando por Carlos III a eso de las 10 de la noche, estaban los trabajadores desmontando la oficina central de la CAN, antiguo bastión y centro de operaciones de la banca Navarra, poniéndolo todo de azul Caixa. De un plumazo, podía ver uno en directo como se consumaba la desaparición de una caja que hace no mucho era de todos los Navarros (al menos de los que tenían ahí sus ahorros a pesar de las comisiones).
Y aquí no ha pasado nada. «Son cosas que pasan», que diría alguno. Viva la impunidad. Desde luego, lo de Cervera es de primo absoluto, pero la moraleja me parece acertada: A quién beneficia todo esto?
En todo caso, esto es como cuando vas en el autobús y alguien se tira un pedo. Nunca se sabrá quien fue, pero el que se lo tiró, ay que a gusto que se quedó…
A estas alturas de la película, y con lo que ya se sabe, se me ocurre otra hipótesis verosímil sobre la naturaleza de este asunto con apariencia de novela de capa y espada (el caballero se aproxima embozado a una cita nocturna en un punto concreto de la muralla, donde le esperaban escondidos los alguaciles). Es posible que se trate, efectivamente, de una trampa para Santiago Cervera, en la que el cebo era una información «jugosa», y el cepo colocado con la involuntaria participación de Asiáin era la Guardia Civil. La trampa así planteada sería eficaz si conseguía, en primer lugar, que Asiáin denunciara el chantaje, lo que no era muy difícil; pero además Santiago Cervera debía comportarse como lo hizo: sin contar a nadie que le habían ofrecido esa información (y mucho menos denunciar la existencia de una posible «información con trascendencia judicial») y actuando por su cuenta para hacerse con esa información de forma clandestina, algo que quizá tenga sentido en otras profesiones relacionadas con el tratamiento de la información de interés público, pero rechazable en un político defensor de la transparencia y de las vías institucioales, y aquí está la dificultad de que la trampa funcione: lo lógico sería que, o bien Santiago Cervera hubiera hecho lo que anunció en primera instancia (calificar de inaceptable el procedimiento, y olvidarse del asunto) o montar su propio «operativo», no necesariamente policial, para cubrirse de cualquier lío. El diseño de la trampa ha sorteado estas dificultades y ha conseguido que Santiago Cervera acuda solo, de noche y en secreto a recoger una documentación comprometedora. Queda pendiente de saber qué es lo que le hizo cambiar de opinión a partir de su respuesta al primer correo, y lo que en principio era inaceptable se convirtió en muy razonable. A lo mejor a partir de ahí se puede comprender por qué si la cosa no pasa de ser, en el fondo, una gamberrada de la que este señor ha sido víctima, abandona todos sus cargos y deja la política. Quizá es que no se conocen todos los resortes de la trampa.
Estimados soyamaiur y estimado director: Si yo recibo un correo electrónico donde me dicen «he conseguido documentos que pueden hacer que actúe la justicia» (cita textual sacada del correo facilitado por el Sr. Cervera)puedo hacer tres cosas:
a) Ignorarlo por ser anónimo.
b) Contestar por curiosidad porque la expresión «pueden hacer» es etérea (desde luego, parece escrita por un abogado por la jerga simbiótica que utiliza); contesta pero el servidor le rebota el e-mail.
c) Curarme en salud y denunciar el hecho.
Evidentemente, no soy el Sr. Cervera y en mis comentarios he procurado aislarme del clima político-mediático del asunto para ofrecer consideraciones jurídicas y no me voy a mover de esa posición.
Pero hay que recordar que el denunciante, según la Ley de Enjuiciamiento Criminal, no «califica» los hechos sino que los pone en conocimiento del Juzgado o de la Policía. En todo caso, y me pongo en el pellejo del Sr. Cervera, ¿por qué tengo que actuar de intermediario entre el poseedor de los documentos y los tribunales? Si tiene algo de interés el remitente del correo, aunque no sea delictivo, ¿porqué no acude a un periódico? Y si es delictivo porqué no acude a la denuncia?. En todo caso, he dicho lo que yo haría, no lo que tendría que hacer el Sr. Cervera que supongo que lo comentaría con su abogado. Yo, desde luego, puedo ser un cobarde temeroso pero recibo un correo de ese tipo y lo denuncio… por si acaso.
Que la policía y la fiscalía se encargue de investigar, yo desde luego no me «presto» a servir de intermediario. Porque y con esto termino, si no pasa nada (intervención de la Guardia Civil) recibo efectivamente los documentos y estos contienen indicios de delito ¿qué hago? Ponerlos en conocimiento de la justicia, lógico. Pero a su vez ésta me preguntará de dónde los he sacado, con lo cual me meteré en un lío.
En fin, yo, por razones que no vienen al caso, tengo acceso a determinados expedientes de determinado Ministerio donde constan datos de personas facilitados por ellas mismas y tengo que evaluarlos: si considero que han mentido en algo o falseado algún dato lo comunico inmediatamente a la Abogacía del Estado para que deduzca si tengo/tiene que pasar el tanto de culpa correspondiente y me quedo tan ancho porque he cumplido con mi deber.
En fin espero no haberles aburrido mucho y lamento haber contestado tan tarde.
Buenas noches y me tienen a su disposición para lo que sea menester.
Don Fernando
Entiendo su punto de vista. Aunque quizá, añorando la «cabezaloca» de la juventud yo no hubiera llamado a la policía, sino que hubiera ido solo.
Pero desde luego su posición me deja ver algunas cosas:
1. El que escribió a Cervera sabía que:
a) Cervera se «pondría cachondo» (permítanme la expresión) pensando en el sobre.
b) Cervera es lo suficientemente atrevido como para ir a «la cita».
c) Cervera es lo suficientemente ambicioso como para querer ponerse «la medalla» él solo y no «compartirlo» con la Guardia Civil.
Todo esto puede ser muy conocido en ambientes navarros. Pero bastante menos en Madrid. Sólo hay que leer la prensa y los comentarios abiertos en ella para ver que no tienen ni idea de quien es Cervera en estos lares.
2. Sin embargo, el que escribe a Cervera debía saber que Santiago viene a Pamplona con frecuencia (a veces a pasar simplemente la tarde) a ver a su padre enfermo. Y esto es un tema bastante más conocido en Madrid que en Pamplona.
A todo esto, la rumorología en los mentideros de Madrid sobre una crisis de gobierno y por tanto una búsqueda de nuevos ministros (o ministras), las puñaladas internas en UPN, lo que Dolo le prometió a Yoli, la manifiesta enemistad de Dolo con Santiago, y de Santiago con la nueva dirección del PPN…
Ay! Ay! Ay!. Dice Paqui que le da miedo pensar en lo que puede haber y a mí hasta me tiemblan las piernas.
¿Quien da más?
En mi opinión, esto ha sido un montaje tan bién urdido que únicamente lo ha podido diseñar un único abogado de Pamplona, magister de magisters.
Cervera: el abogado jugador reidor, ha jugado con tu ego, contaba con que ibas a ir a la muralla a por el sobre con las pruebas. ¡¡ Oh Gran Tonneti!! Siempre habrá alguien más listo que tú que al final te de por la cofa.
Ya sabes, a partir de ahora a trabajar y a levantarte a las ocho.
Sr Vecino: no se equivoque, yo no tengo ningún miedo a lo que pueda haber en este asunto, que para mí no pasa más allá de una venganza entre particulares. Lo que dije es que si yo recibo un correo anónimo (en el terreno de lo puramente hipotético), a mí el miedo me paralizaría y no me atrevería a acercarme al lugar por no saber exactamente qué es lo que me podría encontrar allí.
Pues sí vecino, esta puede ser la cuarta hipótesis de la que hablaba el otro día y que por prudencia no colgue en NC. Desde luego, escuchando ayer a un diputado del PP (no recuerdo el nombre) en 13TV y a Pablo Casado (en Intereconomía, también diputado del PP) no parecían muy disgustados por la dimisión del Sr. Cervera. Y todos ellos hablaron de la necesidad de haber ido acompañado o haber llamado a la Guardia Civil.
En fin, supongo que al final la verdad resplandecerá…. ah no que estamos en España, perdón por el error.
Aunque Navarra Confidencial y la mayoría de los comentaristas parecen inclinarse por el complot o la trampa, amén de realizar sesudas observaciones sobre «el pufo» (podemos llamarlo así) de Caja Navarra, convendría estar a los hechos, ya que como bien sabrán los periodistas de NC «Los hechos son sagrados, las opiniones libres»
Hecho es que Asiain recibió un correo anónimo chantajeándolo.
Hecho es que Cervera recibió otro, fechado con anterioridad, ofreciéndole documentación.
Hecho es que Asiain denunció el presunto chantaje.
Hecho es que Cervera contestó al correo y acudió al lugar, siendo detenido por la GC y puesto en libertad por su condición de aforado.
Hay muchos puntos oscuros. A NC le sorprende que Cervera recibiera su correo antes que Asiain, concretamente el día 29 y no fuera a recoger el sobre antes de que estuviera ahí. Eso implica suponer que Cervera NO ES el chantajista, ya que si lo fuera no iba a ir a un lugar donde tiene la seguridad que no va a encontrar nada, ya que todavía no a mandado el anónimo al chantajeado. Y esto es un HECHO, el que no fue antes. El porqué no fue antes es ya una suposición, pero comprendan que es la mía.
Colorario de Hechos: Procesalmente el Sr. Asiain tiene la condición de denunciante y el Sr. Cervera de denunciado, que con probabilidad pasará a la de imputado en cuanto el Juzgado de Instrucción, al no ser ya aforado, entienda del asunto.
Suposición Jurídica: Nadie dudaría como iban a acabar las cosas si en vez de dos hombres públicos fueran dos personas de la calle los implicados. Se denuncia un chantaje efectuado por correo electrónico anónimo, se detiene a una persona que recoge el sobre en el lugar indicado, la coartada del detenido es otro correo anónimo recibido con anterioridad que le indicaba que en el lugar había unos documentos interesantes. Ustedes como Jurado Popular ¿absolverían o condenarían a un ciudadano cualquiera por estos hechos? Y siendo cómo es Cervera, ¿eso cambiaría su veredicto? ¿Podrían ser unos jurados justos en este caso? Pues sepan que este tema es de los del Tribunal del Jurado