El gobierno radical que nos alumbra anuncia un cambio en la Ley de Seguridad, conocida como “Ley mordaza”, el cual justificará un renombramiento a algo así como “Ley de apoyo al delincuente”, o “Ley de defensa de la violencia política radical”. Como se irá viendo no resulta muy exagerado plantear que el gobierno socialpodemita prepara una ley pro-delito y pro-delincuentes.
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https://twitter.com/crpandemonium/status/1457983471767498754
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Entre las novedades que se barajan, permitir que los policías puedan ser grabados y sus caras e identidades difundidas (con la consiguiente amenaza para los agentes y sus familias), pero no que sea la policía la que pueda grabar sus actuaciones para mostrarlas en su defensa.
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Otra novedad sería la eliminación de las pelotas de goma. La alternativa a las pelotas de goma son unos lanzadores de proyectiles de espuma, mucho menos contundentes, que por un lado han demostrado que con un poco de mala suerte pueden dejar tuerta a una persona igual que las pelotas de goma, pero careciendo en cambio de su eficacia general y poder de intimidación. Suprimiendo las pelotas de goma no sólo se deja vendidos a los antidisturbios, sino que se aboca a la eliminación de la distancia entre los violentos y los policías y al enfrentamiento cuerpo a cuerpo, lo que no sólo pone en peligro a los agentes sino que multiplica el riesgo de lesiones. La alternativa, en el mundo real, suele ser que frecuentemente se ordena a los antidisturbios que dejen hacer a los vándalos como a menudo se ha podido ver en Cataluña o la CAV.
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La nueva ley cubriría también a los violentos que se dedican a hacer contramanifestaciones. En una democracia existe el derecho a manifestarse, no el derecho a contramanifestarse. La gente tiene derecho a celebrar un acto dentro de la ley, no a boicotearlo. Por el contrario, la nueva ley daría cobertura a los reventadores de mítines y actos ajenos, al punto que una manifestación necesitaría un permiso y acaso una contramanifestación no. Se trataría de una reforma, por ejemplo, a medida de la izquierda abertzale, los CDR y los grupos violentos que tratan de boicotear los actos públicos del PP o de VOX. Por otro lado esto no puede resultar sorprendente cuando el PSOE gobierna y legisla dependiendo precisamente de la izquierda abertzale, los sediciosos catalanes y la ultraizquierda. Es decir, aunque esta reforma en teoría favorecería también a los ultras violentos de extrema derecha, lo que se demuestra es que el 99% de los ultras en este país son de extrema izquierda y que se legisla a favor de los ultras porque la izquierda se siente beneficiada en un 99% de los casos.
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Esta reforma de la Ley de Seguridad, añadida a la reforma que permite la acción de los piquetes violentos, genera también un clima de práctica impunidad para toda la violencia radical que se pueda desatar en el marco de una huelga.
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Desde luego podrían discutirse algunos aspectos de la llamada “Ley mordaza” y podría haberse acometido una reforma limitativa del poder del gobierno o la policía, pero para proteger al conjunto de los ciudadanos, no para favorecer a los grupos de ultras violentos. Esta reforma no otorga más protección a los españoles frente al gobierno (el mismo que por cierto ha aplicado la ley mordaza a destajo para imponer un estado de excepción encubierto e ilegal), sino más protección a los delincuentes frente a la policía. No es por tanto la reforma que la sociedad española necesita. No es debatible que la izquierda legisla una vez más en contra de las víctimas, de la policía y del conjunto de la ciudadanía. Todos los grupos ultra están encantados con la reforma, de hecho es su reforma, y todos los policías están devastados. La pregunta es si los españoles normales podemos dormir tranquilos con una reforma que recorta la seguridad, entusiasma a los ultras violentos y deja inerme a la policía. Es una ley que beneficiará también a otro tipo de violentos y delincuentes, pero sobre todo es una ley destinada a beneficiar la violencia política de los grupos más radicales del nacionalismo y la izquierda. Con esta ley la izquierda le hace bastante más difícil la vida a la policía y a los ciudadanos normales pero mucho más fácil a los txabales de la kale borroka, los CDR, los piquetes violentos y los grupos de extrema izquierda.
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