Bruselas condena las restricciones al aborto en Polonia en pleno 11 de noviembre

Este jueves día 11 de noviembre, se ha celebrado la festividad oficial de la independencia de Polonia (103 aniversario, tras la asunción del mando militar por parte del socialista Józef Pilsudski, que se convirtió en primer jefe de Estado de la Segunda República de Polonia, aunque la declaración formal de independencia tuviera lugar el 7 de octubre).

La jornada ha sido convulsa, pero no solo por las distintas maniobras de los sectores “progres”, secularistas y revolucionarios. Como es sabido, esta semana, el escenario en la frontera con Bielorrusia (inmediaciones de Usnarz Gorny) está siendo virulentamente asediado por masas de inmigrantes musulmanes asiáticos que son utilizados por Aleksander Lukashenko, con colaboración de Rusia y Siria, para desestabilizar el continente, principalmente, al vecindario polaco y báltico.

Esta situación ha provocado un gran despliegue militar y policial en el territorio polaco, para defender la seguridad fronteriza. De hecho, desde sectores del partido gobernante, Ley y Justicia, así como de la Confederación, se insiste en la necesidad de construir un refuerzo fronterizo, que en otros términos sería denominado como “muro”.

Pero resulta que hay algo más que apuntar, en línea con la ofensiva ideológica urdida por el Nuevo Orden Mundial. Casualmente, tal día como ayer, se aprobó en el Parlamento Europeo una resolución que castiga a Polonia por no tener completamente despenalizada la práctica abortista y obedece al título Primer aniversario de la prohibición de facto del aborto en Polonia (2021/2925(RSP)).

Apoyo explícito a las movilizaciones abortistas de 2020 y 2021

El 22 de octubre de 2020, el Tribunal Constitucional de Polonia dictaminó un fallo judicial en base al cual quedaba prohibido el supuesto eugenésico de la legislación abortista, de modo que la práctica en cuestión solo quedase ilegalizada en caso de que “corriera peligro” la vida de la gestante, es decir, de la madre.

Esta decisión desencadenó movilizaciones en varias ciudades de Polonia, respaldadas por grupos de presión y entes globalistas así como por grupos mediáticos de izquierdas como Gazeta Wyborcza. Partidos de la oposición como Lewica y la Plataforma Cívica (socios polacos del Partido Popular) se sumaron a las movilizaciones abortistas. De hecho, el alcalde de Varsovia y presidenciable Rafal Trzaskowski tomó bastante partido también en esta causa, como hace en materias relacionadas con la ideología de género.

Hubo varios actos de intimidación contra personas que profesaban su fe católica públicamente o se manifestaban abiertamente a favor del fallo judicial. También se provocaron varios intentos de profanación de figuras sagradas y lugares de culto católico en distintos puntos del país, lo cual dio lugar a una contrarreacción espontánea conocida, en polaco, como Guardia Nacional.

Estas presiones amedrentaron al ejecutivo nacional, que se presupone como socialmente conservador, de modo que la publicación de la sentencia en el boletín oficial estatal se retrasó hasta el 27 de enero de 2021. Asimismo, es cierto que las protestas se fueron desinflando y que un caso reciente en una clínica silesia, que les dio argumentos (hablaremos más adelante), no consiguió congregar a más gente que el año pasado.

https://www.youtube.com/watch?v=xEs64cDfM_8

El caso es que en la resolución aprobada por la cámara parlamentaria eurocrática hay varios puntos que sugieren un apoyo explícito a este movimiento. Para explicarlo, procederemos a citar, a continuación, algunos fragmentos, traducidos al español, que sirven para probar esta información que se está transmitiendo a modo de denuncia. Léase lo siguiente:

  • «Protestas sin precedentes tuvieron lugar en toda Polonia, incluyendo pequeñas ciudades y pueblos, así como en varios puntos del globo, organizándose de nuevo en octubre de 2021 en 20 ciudades polacas para remarcar el aniversario primero de esta prohibición “de facto”».
  • «Mientras, los intentos previos de restricción de los derechos de salud sexual y reproductiva fueron paralizados inicialmente en 2016, 2019 y 2020 como resultado de una oposición masiva de los ciudadanos polacos, expresada en las marchas de los “Viernes Negros”»

También se hace referencia al caso silesio previamente apuntado. El pasado mes de octubre, una mujer de 30 años falleció a consecuencia de un shock séptico en un hospital estatal de Pszczyna (Silesia, Polonia). El caso, que ha supuesto la suspensión de dos facultativos, está bajo investigación, aunque los revolucionarios lo emplearon como ariete tergiversador, para intimidar a la opinión pública.

Desmintiendo los bulos sobre el fallo judicial de 2020

Desde el Instituto Ordo Iuris, un centro jurídico católico y contrarrevolucionario polaco, se ha remitido a España – Navarra Confidencial una nota cuyo propósito es desmentir las acusaciones intimidatorias de las hordas abortistas, con la colaboración del mainstream “progre”. El contenido de la misma se cita íntegramente a continuación.

Nuevamente, en las páginas de los medios de comunicación, se vuelve a hablar del fallo del Tribunal Constitucional sobre el aborto eugenésico, que data del año pasado. En esta ocasión, en el contexto del fallecimiento de una paciente del Hospital Comarcal de Pszczyna. Representantes de círculos tanto liberales como ultraizquierdistas intentan convencer a la opinión pública de que detrás de esta tragedia hay un veredicto del Tribunal Constitucional que data del 22 de octubre de 2020 (caso K 1/20), el cual extiende la protección legal a las vidas de los niños enfermos y discapacitados. Mientras tanto, el contenido del fallo del Tribunal Constitucional no debe tener impacto alguno en situaciones en las que la vida o la salud de la madre gestante estén en peligro.

Las condiciones que permiten la suspensión de la gestación en Polonia se establecen en la Ley del 7 de enero de 1993 sobre planificación familiar, protección del feto humano y condiciones de permisión del fin de la gestación, en particular, en el párrafo 1 del artículo 4a. Antes de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el caso K 1/20, la interrupción de la gestación era posible en tres casos: (1) cuando la gestación constituía una amenaza para la vida o la salud de la mujer gestante, (2) cuando los tests pre-natales u otros indicadores médicos apuntaban una alta probabilidad de discapacidad grave e irreversible del niño (en el periodo fetal de desarrollo) o una enfermedad incurable que amenazase su vida, y (3) cuando hubiera una sospecha justificada de que el embarazo resultase de un acto prohibido (por ejemplo, una violación). El veredicto del Tribunal Constitucional de octubre de 2020 solo abordó el punto 2, por ejemplo, la situación en la que el motivo para acabar con la vida del no nacido fuera la sospecha de su enfermedad o discapacidad. Este juicio, sin embargo, no se refiere a la condición de permisibilidad de interrupción del embarazo en el caso de que la vida de la madre esté amenazada, tal y como ocurrió con la señora Isabela, una paciente del hospital de Pszczyna. En tales situaciones se aplica aún el punto 1 que pemite llevar a cabo acciones que salven la vida de la madre, incluso si se conectan con la amenaza a la vida del niño.

Por tanto, la cuestión es por qué ocurrió esta tragedia ya que la ley en vigor no solo permite, sino que obliga a salvar las vidas de los pacientes (esto ha de enfatizarse). Las circunstancias del caso están actualmente bajo investigación. La tesis sobre una organización fallida del servicio de salud en esta prestación y una mala interpretación de la ley fueron la causa directa de la muerte de la mujer ha de tratarse con mucha cautela. Esto se asemeja a lo que ocurrió en 2012 en Irlanda, donde la ley también fue difamada muchísimo. En cambio, una profunda investigación del caso determinó que no había que condenar la ley en sí, sino una serie de errores hechos debido a una mala interpretación de la ley.

He aquí otro problema muy grave: la muerte trágica del hijo de la sra. Izabela, que también tuvo derecho a que se salvara su vida, aunque esto se silencie por completo.

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2 respuestas

  1. Los tiempos juzgarán a Bruselas como la gente instigadora de una de las mayores crueldades de la historia de la humanidad, el asesinato de millones de niños en pro de una ideología errónea.

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